Día de la Cocina Cubana: Recetas desde el corazón

El 18 de octubre se celebra el Día de la Cocina Cubana, heredera de múltiples tradiciones: aborígenes, españolas, africanas y asiáticas. Con una mezcla de sabores y aromas que al combinarse hacen el deleite del paladar, sin embargo, las insuficientes producciones agropecuarias, los altibajos en las ofertas y elevados precios hacen que en los hogares sea un reto diario.

La responsabilidad de elaborar los alimentos recae mayoritariamente sobre las mujeres, lograr diversidad, valores nutritivos y satisfacción tanto para el gusto como el estómago requiere de peripecias y creatividad. No pocas ven con desagrado ese momento, para otras es la oportunidad de crecerse.

Auditora y cocinera

Con la intención de socializar experiencias e intercambiar saberes, Dianelys Tejera Hernández, una habanera de 36 años, técnico medio en Contabilidad, trabaja como auditora financiera en Conas.SA, y madre de tres hijos -varón de siete y gemelas de cinco- creó el grupo “Recetas desde el corazón”.

Sobre las motivaciones que le llevaron a ello cuenta: “Yo me encontraba en un grupo de cocina pero era con «todos los hierros»(cómo decimos los cubanos) y veía muchos comentarios de madres que decían que ellas nunca podían hacer algo tan bueno como eso, que no tenían ni la mitad de las cosas, y algunas lidiaban solas con sus hijos sintiéndose asfixiadas, porque carecían del apoyo del padre, o era escaso; eso por desgracia pasa mucho en Cuba, actúan así, se separan de los hijos una vez culminado el vínculo matrimonial , me sentía por desgracia identificada con ellas.”

“Así que hice mi primera publicación ahí, llena de emojis, porque tengo mi niña interior bien viva, de ahí salió el “NO te me deprimas”, (frase con que acompaña sus presentaciones) sólo esa publicación le gustó a más de cinco mil personas, luego hice otras y las mismas integrantes decían que debería de crearme mi propio grupo, siguiendo los consejos nace entonces «Recetas desde el Corazón», con el objetivo de servir de ayuda a las familias de todo el mundo, con recetas caseras fáciles y deliciosas tanto para personas con muchos como escasos recursos.”

A un año cuenta con más de 67 mil miembros, como promedio el número de publicaciones diarias supera las 50 y tiene reglas muy estrictas sobre no burlarse de nadie por faltas de ortografía, sin ofensas, ni contenidos de otro tema que no sean elaboraciones culinarias.

Algunas de las colaboradoras más habituales han ido perfilando su propio estilo, con dosis de humor y hasta fantasía, es práctica incluir fotos de las familias, especialmente los niños degustando las creaciones de sus progenitoras.

De la red  a la vida

Entre las que genera contenidos con mayor frecuencia se encuentra Yuliet Colón Rodríguez, ama de casa, 40 años de edad y residente en el municipio capitalino de 10 de octubre.

Casada y con dos hijos hembra (18) y varón (22), confiesa que encontraba las recetas de Dianelys en los grupos de cocina y le agradaba ese enfoque simpático, su mamá y ella la seguían y cuando supieron que había creado otra plataforma pues se hicieron habituales “Porque nos ayudaba, además, de con sus recetas, un poco a olvidarnos de todo lo que estaba pasando en nuestro día a día.”

El requerimiento de quedarse en casa, más la agudización del desabastecimiento por la COVID-19 ha encontrado en espacios similares una respuesta resiliente, estas mujeres comparten sin tapujos como reutilizan lo que quedó del día anterior, de qué manera economizan ciertas materias primas y mucho más.

Se ofrecen consejos mutuamente y en reiteradas ocasiones las integrantes patentizan el agradecimiento por lo que aprenden, así como hay numerosos testimonios que dicen haberse motivado a incursionar en elaboraciones que antes ni pensarlo.

También crea lazos afectivos, virtuales y en la vida real, Yuliet narra así el surgimiento de su amistad: “Nos conocimos en las redes y un día decidimos vernos personalmente. Adoré a Dianelys, es una muchacha muy sencilla, parece una niña porque siempre está sonriendo y las gemelas ni se diga…. Son un ciclón, desde el minuto uno nos caímos bien, ya somos amigas para siempre.”

Alimentos para el alma

Y en el orden emocional está agradecida con esa iniciativa: “Me ayudó a salir de una tremenda depresión, mi abuelita que me crío desde que yo tenía 10 meses, había fallecido en abril 2020 y seguir las recetas de Diane me ayudó a salir esa situación. Después en julio de ese mismo año me embullé a publicar mis propias recetas con otro carisma y a los integrantes del grupo les gustaron, así que seguí hasta el día de hoy. Me siento muy feliz cada vez que escribo, que la gente comenta o me preguntan cómo hacer esto o aquello. Me siento útil.”

Dianelys añade: “Creo sinceramente que sembramos amor, humanidad, ayuda desinteresada y valores que hoy en la actualidad se están desvaneciendo y hace falta con urgencia rescatarlos, el grupo brinda alegría, esperanza y que lo complicado, muchas veces se hace posible.” Acota que es por esta última razón que usa el emojis de la maga.

Sobre el reto diario que implica llevar sobre sus hombros la elaboración de alimentos Yuliet asegura: “La cocina es mi lugar feliz. Nunca lo he visto como una obligación, me gusta cocinar y ver como un puñado de ingredientes se convierte en platos deliciosos con los que agasajar a mi familia y amigos, me la paso inventando, sustituyendo esto por aquello, así que es una motivación.”

Para Dianelys es un hobby, añade que “se ha vuelto una responsabilidad superarme por los catadores en mi casa, que cada día son más exigentes, adoro verlos comer y la pancita de satisfechos, ese: ¡Qué rico mami! que me dicen ellos, no tiene precio, en ese momento cualquier dificultad, simplemente se disipa” y bromea: “Ya luego la parte de fregar si es una Odisea.”

Generosidad

Muchas personas se han preguntado qué hacer para contribuir a hacer más llevadero el encierro y los desafíos impuestos por la COVID-19, este es un ejemplo de que no se precisan grandes heroicidades, sólo ser gentiles, compartir lo que se ama, mostrar solidaridad y recurrir al ingenio.

Debo confesar que no me gusta leer textos con faltas de ortografía, si las encuentro sigo de largo, pero hay algo en el espíritu de ese sitio que me hace pasarlas por alto y seguir las publicaciones, desde el propio nombre, es una incitación a mirar desde el corazón, se ayudan a crecerse desde la adversidad sólo haciendo gala de la generosidad de compartir.