Sotomayor salta 2,50 metros

Sotomayor salta 2,50 metros

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Hoy 13 de octubre es el cumpleaños del más grande deportista cubano del siglo XX, Javier Sotomayor. Nacido en Limonar en 1967, el Soto es todavía el actual recordista mundial de salto de altura y su dimensión más humana pasa por ese reconocimiento que le hace el pueblo en cada calle, pueblo, municipio o provincia que llegue.

Sirva esta entrevista, realizada hace algunos años y publicada en el libro Medallas al Corazón, como un homenaje por su cumpleaños. Revelaciones, anécdotas y su profunda cubanía son los valores más destacados. Disfrútenla y FELICIDADES.

Javier Sotomayor.
Javier Sotomayor.

Fue en una tarde calurosa.  Algo de emoción teníamos todos cuando supimos que sí, que era cierto. El hombre que con mayor éxito en el mundo ha desafiado la fuerza de gravedad iba a saltar ante unos pocos espectadores. Esta vez no habría colchón para descargar el cuerpo luego del estirón, tampoco vestía la ropa idónea, y ni siquiera lo acompañaba un entrenador para discutir detalles técnicos o darle ánimos.

Sin embargo, el récord no se hizo esperar. Javier Sotomayor tomó impulso una, dos, tres veces. Nada de palmadas, solo mucha concentración.  Miró la varilla y le encontró algo nuevo. No le preocupó. Como siempre calculó todos sus movimientos y se lanzó al desafío. Al final, abrazos, autógrafos y sencillez. Superó los 2,50 metros que le colamos con nuestras preguntas.

Primer intento a 2,25

“No es menos cierto que mientras más años pasen más difícil se hace mantener un nivel alto en el deporte, pero «viejo» en el deporte se debe considerar cualquier atleta cuando mermen sus rendimientos.  Hay gente que con 20 años se van porque dejaron de tener buenos resultados, otros con 25.

“Lo que pasa en Cuba es que algunos aficionados y muchos periodistas opinan, más en el béisbol, que un atleta con más de 30 años ya está para el retiro. Y muchos han demostrado que a partir de esa edad han rendido más que en anteriores etapas. No me retiré por viejo de edad, sino porque mis rendimientos ya no eran los que esperaba la gente, en especial, mi pueblo”.

Cuatro centímetros más arriba: 2,29.

“Algún día llegará. Preparado para eso estoy. Tiene que haber alguien con mayor capacidad que la mía, o mejor suerte, que me rompa el récord del orbe, pero sí te puedo decir, que hoy duermo más tranquilo que en 1993, cuando implanté el actual récord mundial de 2,45.  Mientras más alto esté el listón, las posibilidades van a ser menores de seguir superándolo.

“El salto de altura en el mundo ha mermado muchísimo y se debe, entre otras cosas, al físico de los saltadores. Cuando comencé era de los más bajitos y terminé siendo de los más altos. También hoy existe una barrera psicológica que los propios atletas se han creado, pues apenas se exigen y piensan que 2,40 es un muro infranqueable.

“Siempre he dicho que sí, que a los 2,50 se llegará, pero a partir de ahí se demorará en establecerse otra marca.  Si el mío lleva ya más de 20 años y sigue en pie, después hará falta más tiempo para romperlo. Y digo más, después de esa marca no se llegará a mucho más”.

Otro estirón: 2,32.

“Dentro de la elite sucede de todo, hay rivalidad y amistad. Conmigo, en particular, no existió la primera y sí mucho de la segunda.  En aquel grupo me respetaban, principalmente los jóvenes, y dada mi calidad y los récords impuestos algunos me tenían como un ídolo.

“Los que llevaban bastante tiempo en esos trajines también me admiraban. Una vez trataron de emborracharme con cerveza antes de un torneo en Europa y al otro día fui el que más salté del grupo. En sentido general puedo asegurarte que nos llevábamos bien, éramos amigos.”

Renuncia a los 2,35.

“Siempre supe reponerme de los momentos o años más difíciles en mi carrera deportiva. Los dejaba atrás con mis marcas y medallas, aunque tuve en mi propio país muchas críticas y muchas personas creyeron que no volvería a saltar en varias oportunidades luego de un resultado inesperado. Sin embargo, yo seguía temporada tras temporada con el mismo ánimo porque estaba convencido de que podía dar más.

“No salté bien en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 por una lesión que había impedido que entrenara todo lo que necesitaba.  Y no faltaron algunas comentarios mal intencionados de que había bajado el nivel porque estaba vinculado a la música. Lo que más me molestó en esa ocasión fue que por esa mala competencia valoraron una vida deportiva completa.

“Desde 1984 hasta ese año había ganado y perdido, pero fueron más las alegrías y casi todos los años tenía un buen resultado y más de diez medallas de oro en torneos internacionales.  Sostengo todavía la idea que si no hubiera ganado el campeonato mundial en 1997 prácticamente Sotomayor no existiera ahora. ¡Y todo por un día malo en Atlanta!”.

Otra vez en competencia, ahora 2,37

“Sí, cuando estaba en activo hubo momentos en que me sentí solo, aunque el otro saltador cubano de calidad en aquellos tiempos,  Marino Drake, era un buen compañero. Él y yo estudiamos y entrenábamos juntos casi siempre.

En competencias nacionales e internacionales se convirtió casi en una costumbre que saltara solo, pero en la preparación Marino me ayudaba mucho. Tengo mis creencias y alguna que otra superstición, pero nunca me aferré a nada para luego echarle a eso la culpa del fracaso”.

Altura respetable, 2,39

“Si pudiera repetir algún momento de mi vida deportiva sería el primer récord mundial en Salamanca, España, en 1988. Para las otras plusmarcas me preparé más, porque estaba consciente de que podía lograrlas.

“En 1988 también lo hice, pero uno siempre está con la incertidumbre de sí puede o no puede. A veces tienes las condiciones para hacerlo, pero algo falla.  Ahí está el caso mismo de mi amigo Iván Pedroso, con todos los títulos posibles, pero sin un récord mundial en el salto largo. Para eso hay que prepararse, pero sin pensar que lo vas a hacer tal día o en una competencia determinada”.

¿El último salto?

“¡A tanta gente se lo dediqué! De los priorizados puse a mi hijo; a José Godoy Sánchez, mi difunto entrenador; a mi madre; a mi esposa y a mi segundo preparador, Guillermo de la Torre, quien me mantuvo bien arriba. Por supuesto, también a todo el pueblo de Cuba.”

Registro mundial: 2,43

“Lo más importante es que cada atleta conozca hasta qué punto puede divertirse. Somos deportistas, pero también somos personas. Y esto último a muchos se les olvida. Necesitamos distraernos, compartir y hacer cosas como cualquier ser humano.

“Las mayores injusticias que cometieron conmigo fue decir que ponía la música —aunque me gusta cantidad—, por delante de mi actividad física.  Sabía lo que hacía y estaba consciente de que nada debía ser en exceso.”

Y llegó el 2,45.

“Entiendo que todo sistema tiene sus cosas positivas y negativas, pero en sentido general el más justo es el nuestro. A mí, como a otras figuras del deporte cubano, nos propusieron desertar y quedarnos, sobre todo al principio, cuando éramos juveniles.

“He visitado infinidad de países y en todos hay un denominador común: algunos individuos tienen muchísimo, pero muchísimo dinero —aquí en Cuba no hay nadie como ellos—, y otra parte de las personas es pobre, muy pobre, algo que tampoco se ve en Cuba.

“Muchas veces se dice, sobre todo por nuestros enemigos, que tomamos como estandarte la salud, la educación y el mismo deporte, pero eso es lo más necesario para el ser humano. Sin salud no hay vida. La educación es fundamental, al menos saber leer, escribir, sumar o restar. Luego el nivel de escolaridad depende de cada persona. Entonces, cuando valoras y decides no te queda más alternativa que reconocer que nuestro sistema social es el mejor del mundo, por más imperfecciones que haya que resolver”.

¡NUEVO RÉCORD DEL ORBE: 2,50!

“La pregunta se las trae. En comparación con la media cubana, lo que me puede diferenciar es una casa un poco más confortable y el carro que tengo. Sin embargo, mi comportamiento social es igual que el de la media de este pueblo.

“Me siento bien, diría que complacido porque la mayoría de este país me admira y comprenden que por mi calidad deportiva, y no por otra cosa, puedo tener esas cosas que cité.

“Soy parte de este pueblo, el cual, a su vez no ve en sus deportistas a dioses como sucede, por ejemplo, con los norteamericanos y Carl Lewis. La cotidianidad hace que tú veas a las personas más humanas y eso me pasa a diario con la gente de mi país, mi gran país…”

Esta vez nadie se lanzó al colchón a felicitarlo. Su victoria era de 2,50 sobre una entrevista. Sotomayor, el mismo que reconoce a Iván Pedroso como el atleta cubano que más le impresiona, había saltado por espacio de dos horas.

No se mostraba cansado, y su mirada seguía fija en la varilla. Por un momento pareció que su mente se perdía en lo que todavía le falta por hacer. Ya no podrá llevar el listón más alto, ni será el humano que más cerca vea el cielo por esfuerzo propio. Su historia está escrita con letras doradas. Sotomayor siempre está en competencia.

Acerca del autor

Máster en Ciencias de la Comunicación. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el 2019. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.

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