Apostar por el barro y mejorar el fondo habitacional

Apostar por el barro y mejorar el fondo habitacional

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En los tres años que lleva trabajando en la UEB Jorge Osvaldo Galindo, el tejar ubicado en la comunidad de Cascorro en el municipio camagüeyano de Guáimaro, Carlos Rodríguez Segura solo sabe que ha dado pala “como loco” para sacar la arcilla de un hueco, trasladarla en una carretilla y luego molerla en una máquina para convertirla, finalmente, en ladrillo.

 

Con estas minindustrias donadas la producción de ladrillos y otros elementos aumentarán en la provincia de Camagüey, territorio con un marcado deterioro habitacional. Foto: Alejandro Rodríguez Leiva

 

“Hacer ladrillos, asegura, es hermoso, pero lleva un trabajo enorme cuando es manual como aquí”. Por eso cuando le hablaron sobre la posibilidad de que a la entidad entrara una minindustria que facilitaría la elaboración y él sería uno de los operarios, no paraba de hablar del tema, porque “así sí se trabajaría de verdad y con calidad”.

El tejar de Cascorro y el de Las Mercedes, este último ubicado en la cabecera provincial, fueron escogidos para instalar allí las primeras minindustrias destinadas a la fabricación de productos derivados de la arcilla, con tecnología china, las cuales fueron donadas a Cuba por las agencias de Rumanía y Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) a través del proyecto Reconstruyendo Mejor Post Irma, con capacidades locales, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Más que un donativo

El huracán Irma, que llegó al país en septiembre del 2017, dejó varios daños en viviendas de diferentes territorios de Cuba y fue precisamente Camagüey uno de los más golpeados con más de 43 mil afectaciones de todo tipo.

 

La facilidad en el manejo de la maquinaria permite producir alrededor de 4 mil ladrillos en una hora. Foto: Alejandro Rodríguez Leiva

 

Según comentó Aida Antúnez Parrado, directora de la Empresa Provincial de Materiales de la Construcción del Poder Popular, varias son las ayudas que han apoyado al territorio. No obstante, esta última, permitirá aumentar los niveles productivos, humanizar la labor, mejorar la calidad y optimizar la función de los tejares, los cuales presentaban muy mal estado constructivo y tecnológico.

“Estas líneas fortalecerán y aumentarán los niveles de producción de elementos de pared, pues en una hora elaboran alrededor de 4 mil ladrillos. También podrán construir tejas, rasillas, otros detalles importantes para enriquecer el programa de la construcción de viviendas”, señaló Antúnez Parrado.

Y es que al cambiar la boquilla de la máquina se pueden hacer tres dimensiones de productos varios, desde el ladrillo estándar hasta el aligerado. Igualmente se consolida la variedad de surtidos de la planta, ya que se pueden elaborar tubos y conexiones para redes hidrosanitarias.

Para un programa tan halagüeño, la necesaria materia prima pudiera ser un problema, sin embargo, como confirma Ariel Meneses Chamizo, director de la UEB, a cuatro kilómetros “se encuentran yacimientos que fueron estudiados por la Empresa Geominera, por lo que contamos con el permiso para explotarlos y con la certeza de que tienen calidad”.

¡Ahora se trabaja mejor!

Carlos junto a su compañero de trabajo el joven Yaisel Zamora Viltre, desde la preparación que recibieron vieron el cambio. “Con este invento, dice Carlos, ahora hay que trabajar menos, ya no tengo que dar pala, ella lo hace todo”.

 

Aidé agradece la oportunidad que le otorga esta maquinaria para sentirse más útil en la producción de ladrillos. Foto: Alejandro Rodríguez Leiva

 

Algo que agradece también Aidé Galindo Rodríguez, una de las dos mujeres que laboran en la brigada. “Ahora me encargo del cortado del ladrillo, algo sencillo y que antes me era imposible hacerlo porque era muy complejo”.

Para Yaisel lo mejor es la calidad con que salen de la boquilla, “vienen más compactado y, por tanto, más fuerte  y con mejor calidad. De esta forma es más rápido el proceso de cocinado y así ahorramos y ganamos mayor salario”.

La minindustria está formada por un transportador dosificador, un molino de doble rodillo, extrusor de doble partición con eje discoidal, una extrusora al vacío y bandas transportadoras del material. En cada área se ubican varios hombres y mujeres que supervisan el rodamiento y verifican el corte del ladrillo al final.

“Lo único que fue necesario añadirle, señala Meneses Chamizo, fue un tractor para transportar la materia prima hasta el lugar, pues hasta las carretillas para mover los ladrillos nos lo donaron.

“Esto es un giro completo, todo es más eficiente y en una hora hacemos lo mismo que producíamos en un día y con menos hombres. Y si nos esforzamos podemos elaborar, en un día, lo necesario para construir cuatro casas de ladrillos”.

Ataviados con los nuevos uniformes, las botas, los guantes, cascos y fajas, que también forman parte de la donación, la brigada pone en práctica lo que les enseñaron, pero saben que así, además de apoyar la necesaria recuperación del fondo habitacional de la provincia, rescatan el oficio de la producción alfarera en el territorio agramontino.

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