El guajiro del coco (+ Fotos y Video)

Una pausa en el proceso productivo es como un hecho insólito en la minindustria La Candelaria, ubicada en el centro de la provincia de Ciego de Ávila.

«Mañana volvemos a romper el coco, se trata de un mantenimiento rápido a los equipos», explica el dueño del negocio no estatal, a tono con la primera de las claves de la estrategia cubana de desarrollo económico-social que es la producción de alimentos.

«De seguro usted viene por más noticia sobre nuestro producto élite…», subraya el campesino e invita a recorrer la finca nombrada también La Candelaria, famosa por los frutos del trabajo cotidiano porque se ha ganado la condición de Referencia Nacional.

Antes de «etiquetarse» la agroindustria con el sello de la popularidad, al elaborar el dulce de coco rallado en almíbar más sabroso de Cuba, Alexander Ramírez Marrero buscaba la fruta por Baracoa, Caibarién y otros parajes.

Hoy él no se rompe tanto el «coco» porque tiene gran parte de la materia prima a la mano: más de cinco mil matas en producción y similar cantidad en busca de la fructificación.

La historia merece ser contada al detalle. Mas, nos referiremos a los zumos que se le han subido allí a un renglón exportable, ya que un toque de limón le ha dado Ramírez Marrero al mercado mundial.

«Enviamos dos toneladas de esa fruta fresca a Francia y Canadá y nos preparamos para futuras entregas, para ello contamos con seis hectáreas en producción, atendemos las plantaciones en desarrollo y seguimos sembrando, con el propósito de completar, con este tipo de cítrico, 67 hectáreas de frutales».

«Por supuesto, crecemos en áreas sembradas, pero no pensando nada más en incrementar las exportaciones. Nosotros hemos sido capaces de mantener el jugo de limón en los puntos de venta a la población del territorio avileño y las demás provincias».

«Ahora hacemos contratos de forma directa con la Zona Especial de Desarrollo Mariel para continuar las entregas del coco rallado e incorporaremos las pulpas de tamarindo y mango, los jugos de acerola y tamarindo, todos estos se han convertido también en nuestros productos más solicitados por los clientes».

Reconoce el destacado productor que el hecho de contar con 22 variedades de frutales, intercalando cultivos como el mamey, la chirimoya, la frutabomba y otras especies, obedece al fructífero encadenamiento productivo con la cooperativa a la que pertenece y la Universidad Máximo Gómez Báez.

«Nos ha ido muy bien con la ciencia, más de la mitad de la finca es orgánica porque utilizamos medios biológicos», ejemplificó y argumentó que «estos procedimientos, con vistas a obtener alimentos más sanos para el consumo humano, benefician a los sembrados intercalados dentro de los frutales, tales como el el boniato, el frijol y el tomate».

«Los cultivos de ciclo corto generan ingresos y abaratan los costos, por ejemplo, adquirimos recientemente posturas a elevados precios…», cuentas claras que tiene presente el guajiro del coco, como suelen llamarle, a quien ha contribuido a que la Cooperativa de Créditos y Servicios Patricio Sierralta y el municipio de Ciro Redondo, a los que pertenece la finca La Candelaria, ostenten la condición de Vanguardia Nacional del movimiento cooperativo y campesino.