¿Ultimátum para el litoral sur espirituano?

¿Ultimátum para el litoral sur espirituano?

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El cambio climático suele percibirse lejano en tiempo y espacio, pero el aumento de la temperatura global y el incremento del nivel medio del mar deja evidencias del avance del agua tierra adentro en el litoral sur espirituano, refiere el Máster en Ciencias Néstor Álvarez Cruz, subdelegado de Medio Ambiente en Sancti Spíritus.

La evidencia de la elevación media de mar puede constatarse en la comunidad de El Médano. Foto: Vicente Brito/Escambray
La evidencia de la elevación media de mar puede constatarse en la comunidad de El Médano. Foto: Vicente Brito/Escambray

“En la playa Tayabacoa se han perdido 30 metros hacia el interior de la costa, es una zona muy baja. Las estructuras de una base de campismo que existió en el lugar están debajo del agua. El monumento de la expedición Mayía -Roloff desapareció en el océano”, ejemplifica el especialista.

Las oleadas del Caribe se han tragado más de un metro de la duna en Ancón- el cordón playero de Trinidad- y promete apoderarse de las áreas más bajas del poblado de Casilda, en el propio municipio para el 2 100. De igual modo, pretende engullirse casi la totalidad de las edificaciones de Tunas de Zaza y El Médano, el límite sur del territorio cabecera.

Modulaciones científicas pronostican que la elevación del nivel medio del mar puede alcanzar 29 centímetros hacia el 2 050 y 92 centímetros para el 2 100. Ello indica, que para esa fecha habrá agua permanente dentro de las viviendas de los referidos poblados espirituanos y estarán inhabitables, explicó Álvarez Cruz.

Con tales argumentos, el reasentamiento de esas comunidades costeras vulnerables, se coloca dentro de las prioridades del Plan del Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático, conocido como Tarea Vida, que proyecta las directrices para adelantarse con acciones prácticas a esa realidad medioambiental.

 

Un arraigo tan inmenso como el mar

Muchos de los habitantes de Tunas de Zaza o El Médano, miran con recelo las acciones de movimiento de tierra que se realizan a las afueras de Guasimal, donde se construirán las primeras cincuenta viviendas para la mudanza de los pobladores más próximos al litoral.

“Es por gusto, nadie se irá. La gente tiene una vida aquí. No es fácil mudarse, sobre todo para los más viejitos”, afirma quien se define como “un joven pescador que nunca abandonará el mar” y prefirió obviar su nombre porque todo lo relacionado con el traslado de su pueblo natal es un NO rotundo. Asegura que El Médado, donde reside, “está igual cómo siempre”.

Los muros construidos como barreras de contención, no han sido efectivos ante azote de un evento meteorológico. Foto: Oscar Alfonso Sosa
Los muros construidos como barreras de contención, no han sido efectivos ante azote de un evento meteorológico. Foto: Oscar Alfonso Sosa

Madeleine de Armas Díaz, jefa del departamento de Ordenamiento Territorial Urbano en la dirección provincial de Planificación Física en Sancti Spíritus, atestigua, en visitas realizadas al lugar, el avance del mar tierra adentro. “Donde existió un patio, ahora hay agua y casi llega a las puertas”, alega la entrevistada.

Muchos han construido muros como barreras de contención del Caribe, a veces inmenso, otras bravío. “Serán inservibles ante el aumento del nivel medio del mar y lo han sido durante el impacto de eventos meteorológicos”, razona la entrevistada.

“Antes había matas de coco y playitas en los patios, ya están sumergidas. Muchas personas no quieren irse. No conciben alejarse de la pesca, que es la fuente de ingreso y vida aquí. Pero esto se pone feo cuando hay ciclón. Aunque se resguardan las pertenencias, te vas evacuado con la incertidumbre de que cuando regreses no tengas nada”, describe Ernesto Legón Marín, trabajador de la industria pesquera enclavada en Tunas de Zaza, quien se resigna al traslado del pueblo como una opción definitiva para eliminar la zozobra que provocan las disímiles evacuaciones.

 

El cambio climático, certeza de una amenaza

En el asentamiento urbano de Guasimal, a unos 20 kilómetros al norte de la franja costera, fue declarada una microlocalización con licencia de obra para edificar 90 viviendas. Allí, se identificó otro espacio con posibilidades de fabricar otras 190 casas en una segunda fase de la tarea, hasta completar las 838 a reubicar paulatinamente en un plan concebido hasta el 2030.

También en Casilda, se prevé la construcción de unos 200 inmuebles, incluidos en el Plan General de Ordenamiento Urbano de Trinidad. De forma progresiva y en dependencia de los presupuestos, crecerán los límites de la ciudad a finales de esta centuria.

Sabedores del apego de los habitantes de las comunidades costeras a la brisa marina, al salitre y a tirar el cordel o la red; los responsables de ejecutar el reasentamiento reconocen lo difícil que será concretar tal empeño. Todo indica que ese es el camino, porque a la par de elevarse el nivel medio del mar, la costa sur baja a razón de un milímetro anual por razones asociadas al origen tectónico de la Isla de Cuba, constata la ciencia.

“El proceso lleva informar a la población sobre las transformaciones del entorno y las posibles afectaciones. Por el momento, se prohibió la construcción de nuevas obras y las reparaciones capitales en inmuebles porque en pocos años perderán el valor de uso”, sostiene de Armas Díaz.

Para Néstor Álvarez, subdelegado de Medio Ambiente en Sancti Spíritus, la población debe ser partícipe del problema y reconocer que el cambio climático los amenaza, un ultimátum para el litoral sur espirituano.

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