Con Filo: El libro sin distanciamiento

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Si alguien no aprovechó este último año de cuarentenas y aislamientos para leer, debo decirle que perdió una gran oportunidad. Este comentarista, por ejemplo, concluyó en este periodo de la Covid-19 con una migración consciente y sistemática a los libros digitales, y la verdad que no me quejo. Muchas editoriales cubanas también apuestan ya por estos nuevos soportes, para motivar a los públicos más jóvenes.

Porque el hábito de lectura se adquiere desde edades muy tempranas, y por fortuna no resulta difícil satisfacerlo en Cuba, donde habitualmente solemos enfrentar por una u otra razón no pocas carencias materiales, pero nadie podría quejarse de que le falte algo interesante que leer, si así se lo propone.

Y es precisamente la creación de la Imprenta Revolucionaria, el 31 de marzo de 1959, el hecho que marca la celebración en nuestro país del Día del Libro Cubano, en saludo a una de las instituciones culturales que surgieron durante los primeros meses después del triunfo de la Revolución.

La democratización del acceso al libro y la literatura es sin duda alguna uno de los principales resultados de las políticas sociales impulsadas en nuestro país durante más de sesenta años, lo cual contrasta con las prácticas comerciales usuales en otras sociedades, donde este vehículo del conocimiento está cada vez más asociado a las veleidades del mercado que a las necesidades culturales más auténticas.

El empeño editorial del país abarca desde la fundación del Instituto Cubano del Libro y la literatura en 1967, pasando por la articulación de una red de librerías que llega hasta los municipios más apartados de la Isla, lo cual incluyó los empeños de reanimación y de nuevas opciones de impresiones territoriales introducidos durante la primera década de este siglo, para que los creadores pudieran acceder a la publicación de sus obras en este codiciado, universal e insustituible formato.

Es un hecho, no obstante, que el libro ya no es la única fuente de conocimiento con que contamos. El surgimiento y extensión de otras soportes físicos para la acumulación y trasmisión de saberes, como pueden ser los medios digitales y otras tecnologías de la comunicación, no constituyen necesariamente una amenaza al libro como concepto, sino que pueden ser otra vía para hacer más asequible y atractiva la lectura, y una forma de estimular el acceso a la literatura entre las más jóvenes generaciones.

Estos vínculos crecientes entre el mundo del libro y otros soportes tecnológicos que no dependen del costoso papel, no debe hacernos despreciar o subvalorar la importancia del texto impreso. Hay que ser cada vez más selectivos e intencionales a la hora de decidir qué títulos llevamos a la imprenta, y cuáles son las tiradas ideales para cada tipo de opción editorial, de manera que diversifiquemos los intereses y temáticas, con un criterio cultural y lúdico más abarcador, que evite la acumulación de libros sin salida en almacenes y librerías.

En tal sentido habría que mejorar también la promoción, sobre todo a partir de iniciativas locales y los vínculos con la comunidad, escuelas, universidades y otros centros de trabajo, en la medida que las condiciones epidemiológicas lo permitan, y mediante nuevas e innovadoras vías de distribución y venta.

Porque ahora mismo, ante la imposibilidad de realizar nuestra tradicional Feria del Libro anual, como consecuencia del enfrentamiento a la pandemia de Covid-19, y luego de dos años difíciles para la impresión de nuevos títulos por las duras restricciones económicas, es apreciable un cierto esfuerzo editorial en los últimos meses que merece una labor de difusión sistemática a lo largo de todo el año.

Celebremos entonces el Día del Libro Cubano, con el concepto de que el hábito de la lectura también puede ser una ayuda para enfrentar momentos difíciles como los que vivimos.

Leer, en definitiva, no requiere de usar nasobuco ni guardar distanciamiento. Un libro nos puede llevar a donde queramos, sin apenas movernos, para crecernos como seres humanos y burlarnos un poco del paso del tiempo.

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