Más protegido, más inmune, más feliz (+Fotos y Video)

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Música y ciencia. COVID-19 y versos. El grupo Buena Fe y dos científicas de primera línea. A las 7 de la noche del 23 de marzo fue la cita. En la transmisión online que cada martes lleva adelante Israel Rojas por las redes sociales del grupo, con el apoyo de nuestro periódico y recientemente de la emisora Habana Radio, los invitados reconocieron que le era más fácil investigar y hacer vacunas que hablar. Pero el motivo de estar allí estremecía el alma: El estreno de la canción La fuerza de un país.

 

Foto: LyM Social

 

“Estamos de fiesta inexcusable, la fiesta de las vacunas. Después de ocho meses o más en el que veníamos escuchando del proceso de investigación y de las diferentes fases, hoy uno comienza a saber de gente que se ha vacunado y se siente más protegido, más inmune, más feliz”, introdujo el líder de la popular agrupación, quien al presentar a Dagmar García Rivero y Belinda Sánchez Ramírez prefirió calificarlas como cubanas plenas de corazón.

Dagmar, directora de investigación del Instituto Finlay de vacunas, rompió el hielo y sin quitarse el nasobuco deleitó con soltura sobre su mundo más cercano. “Nosotros hemos heredado el saber de muchas personalidades de la ciencia cubana. Pero no se puede hablar de ciencia aquí sin mencionar a Fidel, que en los años más difíciles del período especial, cuando había que decidir dónde poner el poco dinero que se podía disponer, decidió apostar por la biotecnología, incluso cuando aún no era una ciencia triunfante en el mundo. Los éxitos estaban por venir.

“Y 30 años después se están recogiendo los frutos. Si hoy estamos entre el selecto grupo de países que ha podido darse el lujo de desarrollar sus propios candidatos vacunales contra la COVID-19 es porque justamente se tomó la decisión correcta: apostar por la ciencia, y en particular por el desarrollo del sector biotecnológico”.

El cambio de batón (o de micrófono) lo dio entonces Israel con dos preguntas que quizás muchos nos hemos hecho por estos meses. ¿En qué estado científico encuentra la pandemia a Cuba? ¿Por qué es tan importante el CIM?

 

Foto: LyM Social

 

Belinda Sánchez Ramírez, directora de inmunología del Centro de Inmunología Molecular (CIM), comenzó recordando la fundación de esa institución en 1994, a partir de las investigaciones de un grupo de científicos del Instituto de Oncología, quienes trabajaban en un laboratorio sin muchos recursos (de 4×4) y al visitarlo Fidel y ver lo que eran capaces de hacer sin casi absolutamente nada dijo: “si son capaces de hacer anticuerpos monoclonales merecen más”.

“El CIM es un centro dedicado fundamentalmente a la investigación del cáncer, a hacer vacunas y anticuerpos monoclonales; y tiene una tecnología muy propia que es la biología molecular en células de mamíferos. Justamente por eso nos imbricamos con los proyectos del Instituto Finlay.

“Al país los sorprende la pandemia con una biotecnología sólida. Cuba cuenta con vacunas registradas, que se hacen aquí la mayoría. Nos encuentra con dos vacunas registradas para el tratamiento de cáncer de pulmón, anticuerpos monoclonales cubanos registrados en más de 30 países para el tratamiento de cuatro tipos diferentes de tumores.

“De manera que cuando llega la COVID-19 existía un saber hacer en vacunas infecciosas y de cáncer, tanto para bacterias como para virus. Había un potencial de inmunólogos y encontró también a BioCubaFarma, un conjunto de empresas que trabajamos muy unidas, pues tenemos desde la investigación, la producción hasta la comercialización, es decir, ciclo cerrado. Estábamos preparados”.

Toca el turno ahora al estreno de la pieza musical. Israel explica que “La Fuerza de un país” nace por un pedido de Eviel, diseñador de la propia empresa. “Al principio me aterré, porque sé cuánto está esperando este país y muchos otras naciones pobres, con mucha fe que Cuba, que estos candidatos sean vacunas certificadas por la OMS para poder ser utilizadas por todas las naciones como vacuna efectiva contra la pandemia.

“Me aterré, pero lo asumí. Y le metimos al proyecto. Esta canción acompaña algo que es inobjetable, que no admite duda y que trasciende la escasez a la que nos han sometido con el bloqueo, con desgracias, con persecución de barcos, con más de 240 medidas del gobierno de Trump. Y también trasciende nuestros propios errores, carencias, deficiencias, lo que no hemos sido capaces de superar.

“Ojalá este modelo que hemos alcanzado en la ciencia lo podamos alcanzar en otros sectores de la sociedad donde no hemos sido eficientes. Pero aquí lo somos. Y hay que decirlo con honestidad”

Suena la música y tras la emoción por lo que dice la letra y el excelente arreglo musical, al que se suman artistas poco conocidos como Ronald González y Explosión Rumbera, el Changüí de Guantánamo y la Banda de Boyeros, las científicas vuelven a la carga con las últimas revelaciones.

 

Foto: LyM Social

 

Antes, Israel se comunica, vía whatsapp, con el profesor Carlos Lazo, emigrado cubano en Estados Unidos y defensor de trazar puentes de amor entre los dos pueblos, que se suma a la transmisión con palabras de elogio. “Felicidades por este logro científico que es gloria de Cuba y gloria del mundo. Este logro no solamente es aplaudido por los cubanos dentro de la isla, muchísimos cubanos que vivimos fuera y amamos a nuestro país lo aplaudimos y nos sentimos parte de ese logro de ustedes, sobre todo por haberlo hecho en un momento tan difícil, de tantas restricciones, con tantas limitaciones. Gracias a los científicos, pero también a todos los que trabajan en esos laboratorios que quizás no se le ven la cara, personal de limpieza y a todos, sin los cuales no hubiera sido posible este logro”.

Dagmar ha escuchado atentamente y agradece. Aprovecha entonces para aclarar algunas dudas. “La población tiene que saber que todavía está formando parte de una investigación clínica para demostrar que la vacuna es capaz de protegernos contra la COVID-19. Si existe este alto número de voluntarios es porque la gente confía en la ciencia cubana, confía en lo que estamos haciendo, y confía en sus médicos porque no somos los productores y desarrolladores de la vacuna los que estamos en el terreno captando los sujetos que se involucran en los ensayos clínicos”, explicó Dagmar.

“Aquí hay muchos héroes. Esto es un trabajo de miles de personas. Que va desde los científicos que pudieron haber tenido la idea de convertir una molécula en una vacuna, hasta el que ayuda en la limpieza de la cristalería de un laboratorio o el que esteriliza una torunda en un policlínico para poder vacunar”, añadió.

Israel las mira y suelta una síntesis genial. “Si esto no es Patria y Vida no sé qué lo será. Si esto no es Patria en función de la humanidad no sé qué lo será”.

Pero Belinda tiene los últimos acordes todavía en sus ojos y prefiere contarlos con consejos. “Tenemos que seguir siendo disciplinados. Nos quedan meses todavía de seguir protegidos. No todo el mundo responde igual a las vacunas, todos no tenemos un sistema inmune preparado para enfrentar un candidato vacunal. De ahí que puede ser posible, porque ha pasado con otras vacunas, que aun cuando estemos protegidos de enfermarnos sí podamos infectarnos con el virus y ser transmisores. Nos queda aún mucho tiempo con nasobuco, de lavarnos constantemente las manos y de distanciamiento social”.

¿Cuánto de sacrificio personal hay en esta historia?, salta como pregunta casi final de Israel a la que la propia investigadora del CIM responde. “Cuando el científico se decide a hacer ciencia de calidad y altura no hay horarios porque trabajamos muchas técnicas que son largas, porque hay que estudiar mucho, porque se deben reportar todos los resultados. Para el científico trabajar ocho horas no es posible. Además en Cuba se tiene que hacer un esfuerzo extraordinario porque muchas veces los recursos escasean.

“Entonces hay que consagrarse. La pandemia nos impuso trabajar más de 10 horas y conozco compañeros que duermen en los centros de investigación, se pasan dos o tres días sin ir a la casa. Por tanto ese es el sacrificio. Estamos un poco agotados, pero no perdemos dinamismo ni motivación”.

 

Foto: LyM Social

 

Israel la provoca por última vez. Le pide que cuente algo que le pasó hace poco con uno de sus hijos. Berlinda se resiste, pero lo relata finalmente. “Estábamos tirados en la cama los tres, Abel (21 años), Camilo (17) y yo. Y el mayor le pregunta al pequeño qué es mamá para ti. Me mira a los ojos y dice: Mamá para mi es una gran trabajadora. Y yo no sabía si reír o llorar, porque me daba alegría que el creyera que soy una gran trabajadora, pero yo hubiera preferido que me dijera: es una gran mamá como me ha dicho siempre. Luego me abrazó y dijo que me quería mucho y estaba orgulloso de mí y del trabajo”.

Antes de cerrar la transmisión online de cada martes, convertido ahora también en programa de radio, el líder de Buena Fe se despidió con un mensaje de pueblo para los científicos cubanos. “Ustedes son los tesoros de este país. Hay que cuidarlos, protegerlos y recompensarlos como merecen. Espero que este sistema de reordenamiento traiga esa fe también. Fuerza Cuba, esperanza Cuba”.

 

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Acerca del autor

Máster en Ciencias de la Comunicación. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el 2019. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.

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