Educación Superior reajusta su ADN

Educación Superior reajusta su ADN

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La pandemia de la COVID-19 ha transformado todos los procesos que se desarrollan en el país y las universidades no han estado ajenas a los convulsos momentos vividos. Si bien es cierto que en un primer momento se suspendieron las actividades de pregrado por la gran transmisibilidad del virus, para la Educación Superior (ES) no ha sido un tiempo perdido, pues transformó su quehacer.

 

 

Doctor en Ciencias Reynaldo Velázquez Zaldívar, director general de pregrado del Ministerio de Educación Superior. Foto: foto: Cortesía del entrevistado

 

El Doctor en Ciencias Reynaldo Velázquez Zaldívar, Director General de Pregrado del Ministerio de Educación Superior (MES), señaló que las universidades participaron en acciones de prevención y enfrentamiento de la pandemia, en correspondencia con lo orientado por los consejos de defensa provinciales y municipales. Es decir, en los centros de aislamiento, en la producción de alimentos, en las investigaciones científicas de conjunto con los centros del Ministerio de Salud Pública.

Durante estos meses la dirección del MES trabajó en función de “organizar el futuro que debía enfrentar”, de ahí que se determinaron cuatro procesos fundamentales: culminación de estudios (las tesis, los trabajos de diploma, los informes de investigación, las pruebas estatales en aquellas carreras que tienen esa modalidad); el ingreso a la ES; el cierre del presente curso escolar y el inicio del venidero.

En relación con el primero de estos, el también Profesor Titular aseguró que se avanzó. “El compromiso de las universidades fue que a finales de octubre los estudiantes con requisitos para concluir tales ejercicios de culminación de estudios lo lograran.

“Al inicio ello provocó inquietudes, pero en la actualidad existe una satisfacción adecuada por parte de los egresados, sobre todo porque permitió la incorporación a la actividad laboral lo más rápido posible”.

Sobre los exámenes de ingreso explicó que se planificaron las convocatorias necesarias y se crearon las condiciones para que fuera un proceso exitoso y gane la plaza quien mejores resultados obtenga.

Lo más complejo ha sido el cierre del presente curso (2019-2020), para lo cual el MES le otorgó (mediante la Resolución 49) determinadas prerrogativas a los rectores con el objetivo de que adoptaran los ajustes necesarios, lo cual facilitará el comienzo del nuevo período lectivo el venidero 1º de febrero, así como el día 22 para los educandos que realicen las pruebas de ingreso en la tercera convocatoria.

“Por primera vez coincidirá el año natural con el escolar. Nuestra etapa académica transcurría de septiembre a julio. Hoy la pandemia nos ha llevado a asumir un nuevo calendario. Será una experiencia, cuya factibilidad evaluaremos en un futuro.

“En este sentido va a ser un curso diferente, con vacaciones de verano intermedias, exámenes de ingreso que se desarrollarán otra vez durante el segundo período del año (de septiembre a octubre), y ello condiciona que el 2022 empiece también de esta manera”.

Sobre las experiencias que le ha dejado la COVID-19, apuntó: “Hemos tenido muchas enseñanzas, nos ha alertado sobre los retos de la Educación Superior, porque en la actualidad estamos enfrentando esta pandemia pero pueden aparecer otras.

“Hay un grupo de elementos que han constituido barreras para desarrollar un mejor trabajo, que no son exclusivas de Cuba, sino que también están presentes en otros países, principalmente de Latinoamérica y del Tercer Mundo.

“En primer lugar, tenemos dificultades objetivas con la conectividad e infraestructura tecnológica, sobre todo con el costo asociado a la conexión con los recursos personales de los muchachos, lo que limita las posibilidades de acceso a las plataformas virtuales que hoy existen y que no se pueden explotar adecuadamente a partir de tales condiciones.

“Por una parte, la situación financiera del país y, por otra, el bloqueo son barreras que existen y debemos encontrar alternativas que nos permitan explotar mejor la tecnología y la conexión de los educandos desde sus zonas de residencia.

“Nuestro modelo de universidad tiene como base la interacción del profesor con el estudiante. Por lo tanto, tenemos que buscar de una manera inteligente cómo vincular la semipresencialidad con esos momentos de interacción, de manera tal que se favorezca el trabajo educativo y la formación de valores.

“La semipresencialidad y la virtualización llegaron para quedarse. Son cuestiones que debemos incorporar a nuestro ADN universitario y de esta forma lograr nuestra misión: lograr formar profesionales competentes, integrales, y comprometidos, aún en condiciones en que normalmente no hemos trabajado”.

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