Una “revolución” descolorida

Una “revolución” descolorida

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Los resultados de las elecciones presidenciales en Belarús, efectuadas el 9 de agosto, fue la señal para activar una matriz empleada en antiguas naciones que formaron parte de la Unión Soviética y cuyo objetivo es imponer los criterios “democráticos” de la Unión Europea y la Organización del Atlántico Norte (Otan).

 

Radio alemana ¿La imagen de la esperanza? Foto: Rusia Today

 

Primero una intensa campaña contra el actual gobierno, donde el Presidente Alexander Lukashenko fue reelecto con el 80 por ciento de los votos, seguido de presiones diplomáticas y deformación de la realidad por poderosos medios de comunicación.

Especialistas consideran que se intenta revivir aquello de las “revoluciones de color”. El mejor ejemplo lo constituye Ucrania, que casualmente es uno de los territorios donde tropas atlantistas hacen movimientos que ponen en peligro la soberanía de esa nación.

Lo sorprendente del caso es que no se puede aludir a la diferencia lograda por los candidatos en cuanto a cantidad de votos. Los resultados oficiales y verificados de la candidata Svetlana Tijanovskaya es de apenas el 10,12 por ciento de los sufragios.

Fue suficiente. Sus seguidores realizaron protestas violentas y provocaciones contra la policía para después presentar la reacción de los agentes del orden como actos de violencia y lo más peligroso, confundieron a trabajadores que se sumaron a las manifestaciones, instigados por internet desde Chequia y Lituania, según fuentes gubernamentales.

Todo sucedió en agosto

Luego de varios días de protestas y de exigencia de nuevas elecciones por parte de los manifestantes y de países que solo esperaban tal situación, el reelecto Presidente descartó tal posibilidad..

«Estoy dispuesto a compartir el poder presidencial, pero no bajo presión o debido a las protestas callejeras, también valoro la posibilidad de cambiar la Constitución del país para reducir el poder presidencial», reveló

La candidata opositora a la presidencia de Bielorrusia Svetlana Tijanóvskaya, declaró por su parte desde Lituania, donde se encuentra en autoexilio, que está dispuesta a ser «líder nacional» para que el país «se calme”. Solo le faltó a la traductora de profesión autoproclamarse “presidenta”. Y como es lógico pido ayuda a la Unión Europea. También otros opositores han pedido ayuda a Estados Unidos.

El presidente galo, Emmanuel Macron, expresó su solidaridad con los manifestantes y llamó a la Unión Europea a seguir respaldando las protestas.  María Sajárova, vocera de Rusia de inmediato le respondió que cuando los chalecos amarillos nadie pidió a la Ue que respaldaran a los manifestantes que estremecieron a Francia por semanas.

No a la injerencia extranjera

Ante la presencia de tropas de la Otan en la frontera con Polonia, como parte de unas maniobras programadas,  las Fuerzas Armadas de Belarús se movilizaron con todo tipo de armamento y anunciaron el firme propósito de defender la soberanía del país.

Hoy las propuestas más sensatas es que sean los belarusos quienes resuelvan la crisis creada, no mediante la fuerza y mucho menos con la presencia extranjera.

El presidente reelecto, Alexandr Lukashenko, por su parte, afirmó que las protestas en Bielorrusia se coordinan desde Polonia, el Reino Unido y la República Checa.

 

Lukaschenko habla a los obreros.Foto: Rusia Today

 

El Kremlin considera que el diálogo de Rusia y la oposición bielorrusa sería una injerencia en los asuntos internos de Bielorrusia. El portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, insistió en que el diálogo debe entablarse entre los bielorrusos.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que los pronunciamientos de la Unión Europea sobre la situación en Bielorrusia tienen que ver más con la geopolítica que con los derechos humanos o la democracia.

Ya el Parlamento Europeo exhortó a las naciones de la Unión Europea a imponer «sin demora» sanciones a Bielorrusia por sus violaciones a los derechos humanos, declaró el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli.

 

María Sajárova vocera de la Federación Rusa. Foto: Rusia Today

 

La también opositora Olga Kovalkova declaró a Reuters que Tijanóvskaya fue obligada a exiliarse: «aunque  ella confirmó «He tomado esta decisión sola (…) y sé que muchos me condenarán, muchos me odiarán», dijo´.  La prensa alemana la llama “el rostro de la esperanza”, aunque pudiera ser todo lo contrario.

 

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Un comentario en Una “revolución” descolorida

  1. «Una “revolución” descolorida»…
    Qué quieren de nuevo los titiriteros de la vieja Europa, sacudida por guerra de aranceles yanquis, por protestas callejeras a veces interminables en sus capitales, por desmoronamiento de sus valores de unidad y bienestar, por pandemias incontrolables. Estas Capitales cada vez más descapitalizadas, divididas por sectores que son cada vez más distanciados de repartir el anhelado «bienestar». Una Europa cerrada a la emigración, la misma que contribuyó a su meta y sueño de «bienestar»generalizado. Una Europa que se aprovechó en otros tiempos de las revueltas sociales para traer monarquías que habían emigrado con sus riquezas, y que todavía emigran…
    ¿Qué quiere Europa?: que Belarús regrese a la etapa similar a la época de «pierestroika» cuando junto con polanía y otros paises «periestroikos» no se sonrojaron, ni cambiaron de color, cuandos los ciudadonos de estos países entonces llamados en tránsito hacia economías de mercado de la noche a la mañana perdieron y vieron reducidos sus ahorros de toda la vida trabajando para la jubilacion en bancos quebrados por la crisis, cuando la población en pleno choque devaluativo salía al mercado con un saco de moneda nacional para comprar una caja de fósforo.

    Quieren un «autoproclamado» que sin salir de su guarida europea es incapaz de ir a refugiarse y convivir en tierras cercanas a Chernobil para garantizar en carne propia a la población que el nivel de radiación permite cultivar esas tierras como lo hizo Lukashenko en su momento. No basta con los cambios de Lukashenko cuando desarrolló la industria de maquinarias agricolas al segundo y tercer nivel mundial, compitiendo en algunos renglones de equipos pesados con la Caterpillar y otros monopolios de equipos pesados. No basta que Lukashenko después de restablecer los servicios sociales de primer orden, colocó a la gestión privada en igualdad de condiciones ante las exigencias cualitativas y cuantitativas del mercado, el mismo presidente que comprometió a los bancos a ser parte activa y responsables ante el éxito o fracaso de los adelantos crediticios del estado. Un líder que fundió el acero de cañones rusos para garantizar la recuperación de la economía «desmerengada» a causas de la Perestroika y luego desarrollar un potente sistema de defensa antiaérea defensivo y un ejército capaz de garantizar soberanía territorial.

    Ese es el Lukashenko a quién para occidente no es suficiente que gane elecciones con más del 80% de los votos; ese tipo de democracia no convence a titiriteros europeos. Tal vez lo más inaceptable para occidente es que después de realizar un gran número de transformaciones y cambios Lukashenko sigue refiriéndose al hablar de historia a «su abuelo Lenin» («díadía» Lenin).

    Gracias.

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