El correísmo, ¿una luz al final del túnel?

El correísmo, ¿una luz al final del túnel?

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El descontento en amplios sectores de trabajadores por el impago de sus sueldos mensuales podría catapultar al binomio del llamado progresismo ecuatoriano —el joven de 35 años Andrés Arauz y el expresidente Rafael Correa— a la presidencia y vicepresidencia, respectivamente, en los comicios previstos para el 2021.

Rafael Correa y Andrés Arauz (a la izquierda), quien con apenas 35 años es licenciado en Economía y Matemáticas por la Universidad de Michigan, Máster en Economía del Desarrollo por Flacso-Ecuador y Doctor en Economía Financiera por la Universidad Nacional Autónoma de México. Durante el último mandato de Correa se desempeñó como ministro de Conocimiento y Talento Humano, y de forma paralela, como titular de Cultura.
Rafael Correa y Andrés Arauz (a la izquierda), quien con apenas 35 años es licenciado en Economía y Matemáticas por la Universidad de Michigan, Máster en Economía del Desarrollo por Flacso-Ecuador y Doctor en Economía Financiera por la Universidad Nacional Autónoma de México. Durante el último mandato de Correa se desempeñó como ministro de Conocimiento y Talento Humano, y de forma paralela, como titular de Cultura.

Pese a las restricciones impuestas por el estado de excepción que prohíbe la aglomeración de personas, el morenismo ha tenido que afrontar varias manifestaciones en los últimos meses, entre estas la de los universitarios que protestaron contra el pretendido recorte del presupuesto para la educación superior; la de los trabajadores públicos que fueron despedidos sin la correspondiente remuneración; los médicos que han estado en la primera línea de atención en la pandemia y la de los maestros entregados a agotadoras jornadas de educación virtual debido a la contingencia de salud.

Varias organizaciones sociales y sindicales también protestaron por el pago de la deuda de Ecuador al Fondo Monetario Internacional (FMI), en una etapa en la que el país sufre el déficit de insumos y pruebas para mitigar la situación sanitaria y ha tenido un cuestionado manejo de esta, pues no pudo impedir la muerte de un número impreciso de personas, algunos afirman podría superar las 20 mil.

La actual administración, con el pretexto de “optimizar el Estado”, ha erradicado alrededor de 1 millón de empleos, si bien el 1.º de mayo el actual presidente Lenin Moreno pidió al empresariado llegar a acuerdos con los trabajadores para evitar despidos.

Tampoco el Gobierno cumple con su plan Casa para Todos, ni con la creación de 250 mil puestos de trabajo anuales que había prometido. A ello se suman los recientes escándalos por corrupción (sobreprecios en la compra de insumos para afrontar la pandemia) que salpican a varios funcionarios, entre ellos al exvicepresidente Otto Sonnenholzner y a la ministra de Gobierno, María Paula Romo. Ambos son señalados por presuntos vínculos con una red asociada a otro expresidente, Abdalá Bucaram, quien ha anunciado su interés de postularse por su Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE), lo que le permitiría librarse de los procesos judiciales que tiene pendiente actualmente.

El anuncio de Arauz y Correa como candidatos por la Unión por la Esperanza (UNES), que se presentará en coalición con Fuerza Compromiso Social y Centro Democrático, es visto como “la vuelta a la esperanza”, señaló el excanciller Guillaume Long en entrevista con el portal Nodal, donde aseveró que en el 2021 “Ecuador se juega la vida”, ya que de ahí resultará “la consolidación del proyecto autoritario y neoliberal iniciado por Moreno, o el afianzamiento, después de cuatro años de retrocesos, de un proyecto de país democrático”.

El Gobierno de Moreno llegó al poder gracias al movimiento Alianza PAÍS, creado y fundado por Rafael Correa, pero lleva tres años acusándolo y promoviendo juicios políticos con el propósito de anular su legado nacionalista e integracionista.

En el último de estos procesos el exmandatario fue sancionado a ocho años de cárcel y a alejarse 25 años de la política por “influjo psíquico para cometer cohecho”, algo que el propio líder ha calificado como “una de las páginas más oscuras de la historia de la Patria”. La sentencia fue apelada y el juicio está inconcluso, lo que le ha permitido postularse, aunque el asunto mantiene activado un debate entre juristas y constitucionalistas, a favor y en contra de incluirlo en la papeleta electoral.

En caso de que no prosperen las maniobras para sacar al líder de la Revolución Ciudadana que gobernó en Ecuador del 2007 al 2017, Correa tiene posibilidades de ganar y asumir el cargo de vicepresidente, cuyas potestades serían definidas por el mandatario-compañero de fórmula.

Correa no puede postularse a la Primera Magistratura debido a una consulta popular impulsada en el 2018 por Moreno a través de un decreto ejecutivo que entre otros asuntos estableció que todas las autoridades de elección popular solo pueden ser reelectas por una sola vez para el mismo cargo.

El binomio Arauz-Correa tiene que vencer todavía otro obstáculo en el reglamento establecido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), según el cual la inscripción de las candidaturas se realizará de forma virtual, por medidas de bioseguridad ante la COVID-19. Sin embargo, para la aceptación de las candidaturas será obligatorio acudir al CNE, aun a costa del riesgo de contagio. Esto es visto como artilugio para impedir que Correa, quien ha fijado su residencia temporal en Bélgica, aparezca en la boleta y, peor, que pueda ganar.

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