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Cargando...La llegada al Oriente de Cuba de la nube de polvo del Sahara desplaza del comentario cotidiano a la COVID-19 y pone en alerta a los pobladores de la provincia santiaguera quienes ya aprecian ciertas variaciones en el color del cielo y temperaturas muy elevadas.
La joven Yailén Aguilar comenta en su muro de Facebook acerca del sofocante calor, en tanto la octogenaria Luisa Ruiz, protegida con nasobuco y gafas oscuras, dice no haber escuchado nunca cosa semejante: “¿Polvo del Sahara?, éramos pocos y parió Catana”, comenta expectante.
Es, sin dudas, el tema del momento desde que meteorólogos cubanos dieran detalles en torno al avance del mencionado nimbo, proveniente de la Isla La Española y el Mar Caribe, con polvo del desierto.
Desde el amanecer de este martes 23 de junio en Santiago de Cuba, municipio cabecera de la provincia, el cielo se muestra grisáceo, con el Sol intentando en vano mostrar sus rayos, y una sensación térmica muy elevada que provoca abundante sudoración.
Prevenidos de las consecuencias para la salud, en especial para las personas alérgicas, con posibilidades de irritación en la garganta y los ojos, los santiagueros se apegan más al nasobuco, de uso obligatorio en esta primera fase de la recuperación de la COVID-19, y muchos se protegen con gafas oscuras.
Según han reconocido expertos, esta nube con polvo del Sahara, trae consigo partículas dañinas para la salud humana y tienen, entre sus contenidos, según un cable de la agencia de noticias Prensa Latina, “minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio, junto con virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes”.
Hasta el jueves o viernes se estima la presencia de este singular suceso sobre el territorio cubano, el Oriente y el Centro, fundamentalmente, con consecuencias diversas, en lo fundamental una que ya lamentan los hombres y mujeres del campo: la ausencia de lluvias.
