Recuerdos con olor a plomo y tinta

Recuerdos con olor a plomo y tinta

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (15 puntos, 3 votos)
Cargando...
Autocaricatura de Malagón con un ejemplar del periódico de 1974, en cuya primera página se publicó una ilustración de su autoría.
Autocaricatura de Malagón con un ejemplar del periódico de 1974, en cuya primera página se publicó una ilustración de su autoría.

En mis manos el periódico Trabajadores impreso en cuatricromía, un sueño hecho realidad. Me vienen a la mente queridos “viejos”: Genaro, Amey, el Papo, Rogelio, Caballito,  Barrios, uno de los mejores linotipistas que he conocido (tres y cuatro páginas estándar sin erratas); Machado el grabador; Ubaldo, otro compañero al que llamaban el Ciego, pero contradictoriamente a su apodo era el  más rápido de los cajistas; Orlando, Armandito, Lidia, que solo de verme comenzaba a protestar por lo confuso de mis formatos.

En fin, muchos de los compañeros del taller de Virtudes con quienes aprendí todo —o casi todo— de la poligrafía de aquellos tiempos. Eran días de olor a plomo y tinta, y de grandes discusiones que, casi siempre, terminaban en un fraterno abrazo.

De bromas, ¡qué decir!: en una oportunidad me mandaron a buscar a la máquina impresora un colador de plomo (cosa inexistente), y estuve tras ese supuesto artefacto más de una hora hasta que noté la risa de varios de los compañeros. El final lo pueden imaginar. Pagué la novatada.

Era un joven con muchas ganas, pero sin ninguna experiencia en el diseño de prensa. Recuerdo que Jaime Gravalosa, quien perteneció al Partido Socialista Popular, y fue sindicalista y fiel seguidor de Lázaro Peña, me dijo en una ocasión que la labor en la prensa era similar a la vida militar, de la que yo procedía: algo de lo que no se vivía; algo para lo que había que vivir.

Bajo esta premisa comencé en Los Trabajadores, donde hice de todo sin dejar de diseñar páginas. Fui jefe de transporte, controlaba la entrega del dinero de la dieta por las noches, revisaba las ediciones antes de su salida a la calle, llevaba la gráfica a grabar al taller de Cuba y Sol, y supervisaba la entrega de las páginas al taller en la calle Virtudes (antes periódico El Mundo). Era el único formatista. Los viajes se hacían en el transporte público o a pie porque no se permitía usar los vehículos que teníamos (un solo carro y una moto) para esas gestiones. Cosas de la época. Comencé así a estudiar en las noches lo que aplicaba durante el día en el trabajo de diseño.

La fuente principal para saber qué se leía más eran los llamados voceadores de calle con quienes tenía muy buenos vínculos. A sugerencia de ellos el nombre del cabezal cambió y se simplificó; en vez de Los Trabajadores, comenzó a llamarse Trabajadores.

En los años setenta el formato sábana de 22 pulgadas por 15 de ancho, presentaba una estructura modular, pautado para seis columnas, su caja de texto funcionaba en tipografía ideal a ocho puntos; el periódico tenía frecuencia mensual y posteriormente fue quincenal hasta 1975.

En ese año comenzó a salir una vez por semana con seis páginas, empleando color solo en la primera y la última. El cabezal Los Trabajadores, que a su izquierda tenía el identificador de la CTC y en el otro extremo una estrella de cinco puntas, se colocaba en cuatro o seis columnas indistintamente.

La tipografía del cuerpo de texto y titulares dependían de las disponibilidades del taller que, dicho sea de paso, eran mínimas. Recuerdo que se me ocurrió redondear los grabados en las esquinas para presentar gráficos de una manera personalizada y tuve que diseñar una pequeña máquina de corte porque empecé pasándolos a mano por una limadora y no quedaban con exactitud. Muchas veces puse en peligro el cierre ¡y mis dedos también!

En 1978 continuaron los cambios en el cabezal y caja tipográfica (siete columnas en tamaño estándar), hasta que en 1986 se produce la remodelación del diseño del periódico respondiendo a las nuevas posibilidades que brindaba la poligrafía. Entonces nos convertimos en un tabloide a dos tintas con 12 páginas y color en la primera, en las centrales y en la última.

Varios meses después comenzamos un estudio de todo lo hecho hasta esa fecha, y con la ayuda de los compañeros del Instituto Nacional de Diseño se creó un perfil que se adecuara a esas enormes posibilidades que se nos abrían.

Agradezco infinitamente  a los directivos en especial a Jorge Luis Canela, que estuvo más de 20 años al frente del periódico; al Partido y al equipo de diseño que formé, y sin el cual no se hubiera materializado este gran sueño.

Compartir...

2 comentarios en Recuerdos con olor a plomo y tinta

  1. Ese cariño es recíproco, nacido del día a día en la redacción, hay cosas que nunca se deshacen. Yo también te quiero mucho

Escribir comentario

© 2018 Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba
Director: Alberto Núñez Betancourt
Subdirectores Editoriales: Alina Martínez Triay y Joel García León
Territorial y General Suárez. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. CP: 10698
Fax: 053 (7) 555927 E-mail: digital@trabajadores.cu