La “yanquidemocracia” racista

La “yanquidemocracia” racista

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La mirada a los Estados Unidos, y los serios problemas de discriminación racial dentro de su sociedad, tuvo una importante expresión en la creación literaria cubana. La narrativa reflejó este asunto en algunos de sus relatos, como lo hizo Carlos Loveira en Los inmorales, cuando una de sus protagonistas elogia elementos de la vida de aquel país, pero “en cambio, me disgustan muchas de sus cosas: aquel salvaje prejuicio racista con que amenazan la vida del negro, y que se da de cachetes con su cristianismo de relumbrón, su presunta superhombría, basada en una superioridad étnica muy discutible”.

También hubo crónicas que mostraron el asunto, tal como lo refleja en 1932 “Quisicosas por U.NOQUELOSABE” (seudónimo de Emilio Roig de Leucsenring), publicado en la revista Carteles, al referirse al “caso de Scottsboro” que ponía al desnudo “el problema negro” en aquel país.  Se trataba de la acusación a nueve jóvenes y adolescentes acusados falsamente de violar a dos mujeres blancas y condenados a muerte en 1931 dentro de un proceso muy manipulado.

Dentro de quienes reflejaron de alguna manera ese terrible y cruel racismo, destaca el poeta Nicolás Guillén, quien en su obra asumió el tema desde diferentes ángulos. Guillén vio lo que representaba el imperialismo estadounidense para Cuba y lo reflejó, tanto en la manera en que se adueñaba de las riquezas cubanas, como del comportamiento de sus representantes en la Isla y en el mundo de múltiples formas; sin embargo, el asunto del racismo a su interior tuvo fuerte presencia en su poesía. En un poema de 1949, titulado “U.S.A”, diría:

Ir donde un negro y sacarlo

de su casa en forma dura;

después en la noche oscura

sin contemplación quemarlo.

Escupirlo, pisotearlo,

y al fin, en turbio montón,

seres que salvajes son

celebrar aquella gracia:

¡eso es yanquidemocracia

con facistilustración!

Antes, en el poemario Sóngoro Cosongo (1931), había dicho en la “Pequeña oda a un negro boxeador cubano”

El Norte es fiero y rudo, boxeador,

ese mismo Broadway,

que en actitud de vena se desangra

para chillar junto a los rings

en que tú saltas como un moderno mono elástico,

(…).

En 1952 volvería sobre este tema de manera muy clara en El soldado Miguel Paz y el sargento José Inés, cuando en la conversación entre ambos personajes el sargento expresa, refiriéndose al “Norte”:

No conozco otra nación

donde el negro sufra tanto;

en mares de sangre y llanto

navega su corazón.

La piel oscura es baldón

que allá inspira odio profundo

¡y de ese cáncer inmundo,

que al propio blanco envilece,

quisiera el yanqui, parece

ver enfermo a todo el mundo!

Poco después, en 1958, en el poemario La paloma de vuelo popular, Guillén retomaba este tema en “Little Rock”

Un blus llora con lágrimas de música

en la mañana fina.

El Sur blanco sacude

su látigo y golpea. Van los niños

negros entre fusiles pedagógicos

a su escuela de miedo.

Cuando a sus aulas lleguen,

Jim Crow[1] será el maestro,

hijos de Lynch serán sus condiscípulos

y habrá en cada pupitre

de cada niño negro,

tintas de sangre, lápices de fuego.

Así es el Sur, su látigo no cesa.

El poeta continúa describiendo la vida del niño negro en aquella sociedad, pues puede no salir de la casa, o “morir a bala y a saliva”, o “dejarse golpear hasta el martirio”,

mientras la pelotilla blanca,

una graciosa pelotilla blanca,

presidencial, de golf, como un planeta mínimo,

rueda en el césped puro, terso, fino,

verde, casto, tierno, suave, yes.

Y advierte lo que sería “el mundo todo Sur”, invita a imaginarlo.

En El gran Zoo, de 1967, el gran poeta cubano dice en “Lynch”

Lynch de Alabama.

Rabo en forma de látigo

y pezuñas terciarias.

Suele manifestarse

con una gran cruz en llamas.

Se alimenta de negros, sogas,

Fuego, sangre, clavos,

Alquitrán.

                Capturado

junto a una horca. Macho.

Castrado.

El gran poeta, como puede apreciarse, reflejó en su obra el problema del terrible racismo dentro de los Estados Unidos, como una de las peores enfermedades que padecía aquella sociedad. Pero, sin duda, no es un asunto del pasado. Hoy la voz de Guillén sigue denunciando esa yanquidemocracia.

 

[1] Jim Cow: se refiere a un conjunto de leyes de extrema segregación racial, conocidas como “Leyes de Jim Crow”, que datan del siglo XIX, a partir de la Guerra de Secesión y su final.

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