La pelota: una polémica interminable (II y Final)

La pelota: una polémica interminable (II y Final)

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Un equipo Cuba del 2007. Alfredo Despiagne y Frederich Cepeda. Foto: Archivo Trabajadores
Un equipo Cuba del 2007. Alfredo Despaigne y Frederich Cepeda. Foto: Archivo Trabajadores

La segunda pregunta enviada por la Peña Deportiva puede generar nuevamente comentarios encontrados. Ofrecemos otra interpretación del tema desde lo cualitativo y no abusando de números o estadísticas, pues el fenómeno sigue siendo cultural, a partir del prisma con el que cada aficionado se apropie del béisbol y sus figuras, su hechos.

La pelota: una polémica interminable (I Parte)

Aquí la respuesta a la segunda pregunta:  ¿Los peloteros de esta generación son peores que los de hace 20 años?

Otra vez tenemos que remontarnos a la historia para encontrar la respuesta más fiel, nunca conclusiva. La generación que jugó béisbol en los finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX fue creciendo de menos a más, y un factor importante en ello resultó la creación de la Liga Profesional Cubana de Béisbol (29 de diciembre de 1878) y, por supuesto, la situación económica y social del país.

Tomamos como referencia esa época porque antes de 1900 no puede hablarse en realidad de un sistema de competencia maduro o robusto, pues era incipiente la pelota en nuestra cultura deportiva, a partir de su introducción por los hermanos Nemesio y Ernesto Guilló Romaguera en una fecha que los historiadores calculan hacia 1864 y el posterior primer partido reseñado por la prensa de la época en el Palmar de Junco (27 diciembre de 1873).

Las primeras temporadas se caracterizaron por un fuerte empeño de sobrevivencia de los jugadores en medio de una crisis económica que se expresaba directamente en hambre y miseria. No se puede obviar la lucha independista en Cuba.  Así lo han documentado y publicado varios investigadores cubanos, quienes también describieron varios pasajes de esa época.

Los partidos terminaban con una colecta pública —lo que en buen cubano se llama: «pasar el sombrero»—, y francamente eran ridículas las sumas que obtenían de ese modo. Dos, tres pesos por desafío para los mejores, los regulares de los equipos. En aquel entonces ese dinero era bastante para los más necesitados, aunque esos pleitos se celebraban una vez por semana y apenas les alcanzaba para comer.

Luego, el propio imán del béisbol en nuestra gente —varios historiadores han elaborado teorías de cómo y por qué sucedió—incrementó el número de practicantes y la posibilidad de comenzar a topar con el mejor béisbol del mundo entonces, la liga profesional de Estados Unidos. Varias giras de equipos cubanos por esa nación y la posibilidad de que nuestros mejores jugadores entraran en los terrenos y campeonatos norteños y de otros países de la región elevaron, sin duda, el nivel del béisbol.

Para el cierre de la década de los 50 del siglo pasado llegamos a contar con el equipo Los Reyes del Azúcar, que incluso ganó una pequeña serie mundial en La Habana con participación de equipos estadounidenses de notable calidad.

Aquella pelota, que comenzó jugándose más por el talento natural y las ganas de triunfar monetariamente que por brindar un espectáculo nacional o representar a Cuba como país en eventos internacionales, fue creciendo, cambiando y construyendo su propia escuela, respetable para América y el mundo, con títulos regionales, continentales y mundiales.

Sin restar méritos a los que pudieron hacerlo, pasaron mucho trabajo para lograrlo y la discriminación racial fue evidente y fortísima hasta en nuestra propios clásicos. Sin embargo, predominaba la ilusión de que el béisbol ganaría auge y calidad mientras más esfuerzo y entrega dieran sobre el terreno.

Y así sucedió. Llegó la Revolución, se rompieron las relaciones con Estados Unidos y se eliminó la pelota profesional para dar paso a las series nacionales que conocemos hoy. Y es cierto que hubo escepticismo hasta en los dirigentes de esa época sobre si podría pegar o no ese evento en la gente. Nombres de equipos nuevos, renovación en el sistema competitivo y un compromiso con el espectáculo resultaron los aspectos más significativos del cambio.

Aquellas temporadas prendieron como una llama eterna y sucedieron dentro de ellas momentos de más intensidad y por supuesto, de menos. Quizás la pasión de la propia obra revolucionaria se trasladó al béisbol con ribetes impresionantes y llevó a algunos a llamar esa etapa como la del «alma en el terreno», término movilizador de no pocas discrepancias.

Esa generación jugó con muchas limitaciones, en condiciones de alojamiento y hasta de vida bien diferentes a las actuales, pero eso no los hizo superiores. Dialéctica pura indica que si hoy se jugara con esos obstáculos el progreso humano estaría muy lejos de ser posible.

Lo más impresionante no era que lloraban o dejaban de merendar cuando perdía, ni que trabajaban y jugaban al mismo tiempo o que dormían en las gradas de los estadios, la mayoría construidos tras el Triunfo de la Revolución. Lo que hizo inmortal esa historia de las Series Nacionales —y hasta las posteriores Series Selectivas — fue la valentía por asumir una pelota diferente y enraizarla mucho más a la cultura misma de la nacionalidad cubana.

No podemos olvidar que muchos de esos peloteros, poquísimos años después pasaron a ser directores de equipos, y aprendieron con el diarismo y su experiencia a liderar los destinos de ese deporte en la Isla. José Miguel Pineda, Pedro Chávez, Jorge Trigoura y Rodolfo Puentes son algunos nombres que rápidamente vienen a la mente para ilustrar esta idea.

Es cierto que desde la mitad de la década de los 90 del pasado siglo los estadios llegaron a estar desiertos y comenzó una fuga lenta de peloteros aspirando a jugar en las Grandes Ligas. Pero no pueden verse esos dos fenómenos y otros que surgieron como un fenómeno aislado del béisbol, sino como un reflejo de lo que vivía nuestra sociedad: crisis económica  (período especial) y pérdida de algunos valores. No obstante, en esas condiciones se jugó buena pelota, fuimos campeones olímpicos y no cedimos en torneos internacionales, excepto en la Copa intercontinental de Barcelona 1997, y más tarde, en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000.

Ahora bien, las generaciones de peloteros de los últimos 20-25 años también han jugado con «el alma en el terreno», aunque viajen en guaguas climatizadas, duerman en hoteles y tengan licencia deportiva casi todo el año. Para entender esto basta recordar los play off Holguín-Sancti Spíritus del 2002; el renacer del equipo Las Tunas hasta llegar a coronarse en el 2019; las varias obstinaciones de Pinar del Río en la elite cada vez que Urquiola tomara la brújula del barco.

También la tozudez de los avileños para levantar un tricampeonato, guiados por un Roger Machado que exprimió como nadie a su tropa; el renacer triple de Industriales con un Rey Anglada que demostró la importancia de confiar siempre en la juventud; el ímpetu de Víctor Mesa con su bisoña selección de Villa Clara primero y luego con seis podios en Matanzas; los dos cetros de Granma a partir de una columna vertebral casi perfecta.  Y sobran hechos para comentar en los últimos 20 años.

Sobre si jugamos o no con los mejores peloteros del mundo es también otro asunto bien polémico. Nuestros peloteros son tan buenos como los que tuvimos en el pasado, con la única diferencia del papel desempeñado por cada uno en los diferentes contextos y la posibilidad de mostrarlos frente a los considerados mejores peloteros del mundo. La cantidad de jugadores cubanos en Grandes Ligas es un termómetro nada despreciable.

Imaginemos qué dirán los peloteros de hoy, Cepeda, Despaigne, Alarcón, Blanco, Arruebaruena, entre otros, dentro de 50 años: «Nosotros sí jugamos con el alma en el terreno, ahora es más cómodo jugar béisbol porque…..». Y ese ciclo de retórica podrá eternizarse en el tiempo si cualquier análisis se saca del contexto nacional e internacional en que nace, crece y se desarrolla.

A los jugadores que no están en Cuba, pero sobre todo a los que resistieron — y siguen resistiendo—, las propuestas más tentadores y no han abandonado Cuba por resortes personales que no caben en cheques bancarios, les asiste el orgullo de decir que son los mejores del mundo por una sola razón: nacieron en el único lugar donde el béisbol no es un deporte, es parte inseparable y reparadora de la cultura.

 

 

Acerca del autor

Máster en Ciencias de la Comunicación. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el 2019. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.

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11 comentarios en La pelota: una polémica interminable (II y Final)

  1. Vergüenza da publiquen el comentario racista del primer forista, tal vez si fuera un ataque a la homosexualidad no lo hubieran publicados, desgraciadamente el editor de esta pagina es blanco y seguro racista.Esto seguro no lo publican.

    • Luis:
      Puede usted tener razón en que quizás pudimos haber censurado el comentario del forista que se refiere. Pero no lo hicimos porque no lo vimos así, a pesar de que el mensaje era ofensivo y bastante agresivo hacia nuestra pelota y no compartimos sus criterios. Solo intentamos respetar el criterio de cada quien aunque no coincidamos. Ni el editor ni nadie que trabaja en nuestro periódico es racista. Puede estar convencido de eso. Gracias por su opinión también.
      Joel García, editor-jefe de la Redacción Deportiva y Subdirector Editorial

  2. El Beibol en Cuba es una calamidad de ver. Ni clasificaron para los Juegos Olimpicos.
    El futuro que los depara es bien sombrio. Los peloteros cubanos de hoy son chonchos, prietos de raza (Lo que los hace mas bruto), y de estatura corta(Debido a la malnutricion). En conclusion «NO SIRVEN PARA NADA»

  3. ¡! ERIEL,…..SABE LO QUE HACE ¡!
    -1-
    Esta maldita pandemia
    a los ´´Gallos´´ espirituanos
    los hace más espartanos
    para enfrentar la tragedia
    desde ´´casa´´ se remedia
    el plan de entrenamiento
    pues Eriel da seguimiento
    diario a sus pupilos
    que a las ´´espuelas´´ dan filo
    para el ansiado momento.
    -2-
    Un ´´manager´´ con conocimientos
    jamás deja de entrenar
    y si fue ´´jugador´´ estelar
    sobran los reconocimientos
    en Eriel,… el pensamiento
    es el de ser ´´Campeón´´
    ese honroso galardón
    que logro al más alto nivel
    como el bateador fiel
    ante cualquier situación.
    -3-
    Su gran aspiración
    en la ´´Serie Sesenta´´
    es que su ´´tropa´´ contenta
    se divierta en la ocasión
    ahora en ´´casa´´ cada sesión
    es la principal fase
    para cuando el ´´Covid´´ pase
    los ´´ Gallos´´ salgan a pelear
    seguros podemos estar
    ¡! Eriel,…sabe lo que hace ¡!.
    —000—
    EL POETA YUMURINO
    21 de Abril de 2020

  4. CEPEDA,…..ENTRENA DESDE SU CASA
    -1-
    La venidera 60 Serie Nacional
    sin que nadie lo discuta
    ha marcado ya la ruta
    de Cepeda,… el inmortal
    su rendimiento ha sido tal
    entre los líderes jonroneros
    en impulsadas muy certero
    y en boletos recibidos
    que hace más distinguido
    a este ilustre pelotero.
    -2-
    Frederick,…les soy sincero
    entrena desde su casa
    su longevidad abraza
    a todos los yayaberos
    hoy demuestra estar entero
    para volver a jugar
    seguir con el equipo nacional
    al Preolímpico de Arizona
    suspendido por las personas
    que el Virus puede infestar.
    -3-
    También lo deseo saludar
    por su feliz cumpleaños
    no lo supe,…algo extraño
    tampoco lo pude llamar
    nuestra amistad es cordial
    sincera y de confianza
    desde años se enlaza
    en Villa Clara lo conocí
    y como ´´refuerzo´´ lo vi
    ¡! Ahora vivo en Matanzas ¡!.
    —000—
    EL POETA YUMURINO
    21 de Abril de 2020.

  5. Ya leí las dos partes y coincido en que no se deben comparar épocas, en estos días hay mucha polémica en las redes, por ejemplo que si es mejor Omar Linares o Yulieski, entre otras. Una pequeña duda, ¿el primer juego documentado en Cuba en el Palmar de Junco al que se hace referencia en el artículo fue en el año 1873 o 1874?

  6. Hay que tener en cuenta la calidad de las SNB y su influencia subjetiva en estos criterios. Primero por los cambios de estructura y segundo el éxodo de los mejores talentos jovenes que son el reemplazo natural de ella.

  7. Muy buen comentario el suyo solo agregar en los hechos de este siglo el tricampeonato de santiago con antonio pacheco al frente y en los lanzadores de mas aca agregarle a tati valdez y a lazo el nombre de norge luis vera saludos.

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