Precauciones ante descargas eléctricas

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Abrumada por la reciente noticia del siniestro causado por un rayo en la playa La Puntilla, de Mayabeque, y su lamentable saldo de cinco fallecidos, recurrí al doctor José Rubiera, quien dictara una conferencia durante el Meteoro 2019, cuyo tema específico no fueron los truenos sino los ciclones tropicales, pero el interés del auditorio (cuadros y especialistas de la agricultura) derivó en la prevención del mencionado fenómeno meteorológico.

Me aferro a una de sus conclusiones, aplicable a este caso: “No importan los números, no importa si se prevé una temporada activa o no, nadie puede decir con meses de antelación en qué lugar tocará un huracán (o caerá un rayo). Por ello, hay que prepararse igual para cada temporada, hay que estar siempre preparados”.

La mayoría de los trabajadores de la agricultura realizan sus faenas a la intemperie, y a veces median varios kilómetros para poder guarecerse en construcciones sólidas, al avistar la cercanía de una tormenta local severa, que casi siempre produce lluvias torrenciales y truenos, los cuales , además, pueden preceder o superar a la tormenta u ocurrir de manera aislada. Los granizos también son muy peligrosos, definió.

Rubiera dijo que la inestabilidad en la atmósfera crea tormentas severas —se forman en muy poco tiempo—, que incluso pueden provocar tornados. De los rayos explicó: “Son descargas eléctricas que tienen dos fenómenos: uno luminoso, el rayo —chispa que puede pasar dentro de la nube, bajar de nube a nube, o de nube a tierra—; y el acústico o trueno.

“Cuando cae la descarga eléctrica, abre un estrecho canal de aire ionizado de alrededor de un centímetro de diámetro (se eleva la temperatura a 30 mil grados Celsius), por donde viaja la luz, y provoca un sonido que transita a razón de 33 metros por segundo”.

Su primera recomendación: Al ver un relámpago, mire el reloj y cuente los segundos que transcurren hasta el trueno, multiplíquelos por 33 y sabrá a qué distancia, en metros, cayó el rayo. Cerca o más lejos, hay que resguardarse en un lugar sólido, sin puntas; no recostarse a una cerca, porque puede caer allá y viajar por el alambre; no hablar por teléfonos alámbricos.

“Un rayo es un fenómeno muy serio, bastante frecuente y de grandes implicaciones. Pueden tener una diferencia de potencial eléctrico de 100 millones a mil millones de voltios, con miles de millones de watt de energía. La chispa eléctrica puede propagarse a la increíble velocidad de 200 mil km/h”.

Conozco el caso de un campesino que vio la tormenta, montó en su caballo y salió corriendo, pero al abrir la puerta de alambres que se le interponía fue fulminado por un rayo que viajaba en el hilo metálico; su nieto, que lo acompañaba en otra bestia, quedó ileso.

El doctor Rubiera aconseja evitar convertirse uno mismo en el punto más alto de la zona, si inevitablemente permanece a la intemperie debe unir los pies y mantenerse lo más bajo posible, no situarse debajo de un árbol, ni estar dentro del agua en una presa, río, playa o piscina, ni otro estanque, en un bote o bajo la ducha.

Hay que alejarse de puertas, ventanas, tomacorrientes, cañerías, grifos y equipos eléctricos; no volar papalotes ni bajar las antenas cuando esté relampagueando; prescinda  de las tijeras; sus puntas atraen el rayo, que puede alcanzar 30 kilómetros en la distancia.

 

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