Parque Museo Ñico López: reservorio de historia viva (+ Fotos)

Parque Museo Ñico López: reservorio de historia viva (+ Fotos)

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Por Lianne Fonseca Diéguez y Lianet Suárez Sánchez

Quien penetre en las entrañas del otrora Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, hoy Parque Museo Ñico López, ubicado en la ciudad de Bayamo, no puede menos que absorber la historia que rodeó a este sitio casi 66 años atrás, cuando a las 5 y 15 de la madrugada del 26 de julio de 1953, un grupo de 21 jóvenes revolucionarios intentaron su asalto y lo convirtieron en un lugar sagrado de la historia cubana, símbolo de rebeldía.

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En el museo, inaugurado en 1978, todo está dispuesto para que la histórica fecha sea recordada con detalles. Fotos, artículos personales de los asaltantes, objetos patrimoniales relacionados con los hechos del 26 de Julio y fotocopias de importantes documentos conservan la memoria e impiden olvidar.

Sin embargo, la belleza y armonía que muestra hoy la instalación, rodeada de palmas reales y frondosos árboles, por momentos hacen olvidar que, como puntualiza la museóloga Yusnay Cabrera Torres, “en el lugar  radicaba la guardia rural que operaba en las afueras de la ciudad y era la responsable de los desalojos, las quemas de viviendas” y otras barbaridades que acostumbraban a realizar las hordas batistianas en  el  país.

Esta comunicadora precisa que del antiguo cuartel solo sobrevivió hasta la actualidad el inmueble que fungía como club de oficiales, donde los esbirros se reunían, leían la prensa, jugaban cartas y se entretenían en sus horas de ocio. En la parte de atrás, que ya no existe y solo puede apreciarse en la maqueta del sitio, estaban los calabozos, la tenencia, la capitanía, el establo, la enfermería y otros establecimientos.

No obstante, en este único local que se impuso al tiempo es posible acercarse a los hechos que marcaron el Día de la Rebeldía Nacional. Yusnay destaca que pueden encontrarse las fotocopias de relevantes documentos, como ¡Revolución no, zarpazo!, que redactara Fidel Castro Ruz con motivo del golpe de Estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952; y el Testamento Político de Antonio López Fernández (Ñico) y Raúl Castro Ruz, escrito por ambos en 1956, antes de salir de México hacia Cuba, y donde se evidencia la madurez de pensamiento de los dos combatientes.

“También se exhiben armas que fueron utilizadas en la última etapa de la lucha por la liberación nacional, entre ellas un fusil Remington, empleado en la acción del Moncada. Igualmente hay una maqueta que representa la casa de los padres de Melba Hernández, en Jovellar, Habana, que sirvió como sitio de encuentro de los revolucionarios”, precisa la museóloga.

Entre todos esos objetos que reviven la gesta de la Revolución cubana, hay dos mesas de mármol muy especiales, porque en ellas descansaron las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, cuando la Caravana de la Libertad arribó a la ciudad de Bayamo el 2 de diciembre del 2016.

La museóloga destaca que “son dos mesas simbólicas que hacen alusión a los grados del Comandante en Jefe. Una sostuvo la urna con las cenizas y la otra una  urna de cristal que protegía a la caja de cedro con las cenizas”.

Detalla que “la primera mesa tiene una base donde se aprecia una estrella calada, eso tiene un significado y es el vacío que dejó en su pueblo el Comandante en Jefe con su partida. El hecho de que esté calada solo a la mitad también expresa algo y es que su labor va a quedar completada con el esfuerzo y la abnegación de todo el pueblo. Cuando se observa de frente se ve cómo las dos partes se complementan y se arma una sola estrella, que representa toda su obra y legado”.

Las reliquias que se conservan en el Museo Ñico López atraen constantemente a estudiantes, investigadores, historiadores y delegaciones de otras provincias, que no dudan en revivir la historia del 26 de Julio, fecha que hoy vuelve a convocar a los cubanos.

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