Estados Unidos-México: se calienta la frontera

Estados Unidos-México: se calienta la frontera

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Por Orlando Oramas León

La frontera entre Estados Unidos y México se calienta con las amenazas del presidente Donald Trump de cerrarla ante la avalancha de migrantes y de enviar nuevas tropas para militarizar aún más ese largo tramo de más de tres mil kilómetros.

Foto: Tomada de www.tunoticiapr.com

Un presunto incidente entre uniformados de ambos países puso más brasas al asunto y provocó nuevas despotricadas del mandatario estadounidense.

Según Washington, dos soldados de su país que hacían un recorrido de rutina en el borde fronterizo fueron interceptados e interrogados por militares mexicanos, que incluso les habrían apuntado con sus armas.

México asegura que el hecho, el 13 de abril, tuvo lugar en su territorio, aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador, en tono conciliador, dijo que estaría dispuesto a calmar las aguas con una disculpa.

Sin embargo, sobre el tema  migratorio Obrador fue enfático en que su gobierno hace cumplir las leyes nacionales para un tránsito ordenado y seguro para los miles de centroamericanos que desde hace meses penetran en tierra mexicana con la proa puesta en la frontera estadounidense.

Medios de prensa afirman que la más reciente ola suma miles de personas procedentes fundamentalmente de El Salvador, Honduras y Guatemala, a quienes las autoridades de México trabajan por controlar en el sur de la geografía nacional.

En Twitter Trump afirmó que el incidente entre uniformados de ambos países pudo tratarse de una estrategia para crear una distracción que facilitaría el tráfico de droga hacia EE.UU.

Sobre tal conjetura, el inquilino de la Casa Blanca volvió a repetir su resolución de cerrar la línea divisoria , aunque las cosas no fueron a más allá dada la alta dependencia del intercambio bilateral, el encadenamiento económico y la necesidad que tiene el sur de Estados Unidos de la mano de obra mexicana.

«Si México no detiene de inmediato TODA la inmigración ilegal que ingresa a Estados Unidos a través de nuestra frontera sur, estaré CERRANDO la frontera, o grandes secciones de la frontera, la semana próxima», anunció en sendos tuits el 29 de marzo.

Luego en otro mensaje cambio de postura y reconoció que México estaba deteniendo a gran número de migrantes. Entonces su plazo cambió: «Vamos a darles un plazo de un año, y si las drogas no paran o no paran en su mayoría, impondremos aranceles a México y sus productos, en particular los automóviles». «Y si eso no para las drogas, cerramos la frontera», acotó.

Pero del dicho al hecho hay un gran trecho.  México es el tercer mayor socio comercial de EE.UU. y el intercambio de bienes entre las dos naciones sumó 557 mil 600 millones en 2017, de acuerdo al Departamento de Comercio estadounidense.

El flujo comercial es intento en ambas direcciones. México envía petróleo automóviles, aguacates, vegetales, acero y aluminio, entre otros productos, y recibe a su vez autopartes, maquinaría, gasolinas, maíz y carne de cerdo, por citar algunos rubros de una larga lista.

Solamente a través de la frontera pasan en un sentido y otro diariamente unos mil 600 millones de dólares en bienes y mercancías.

El tráfico humano es igualmente intenso. Cada día cruzan miles de personas, en su mayoría mexicanos que lo hacen legalmente pues trabajan, estudian, hacen compras o turismo del otro lado.

Políticos, expertos, industriales y empresarios coinciden en que el cierre fronterizo resultaría insostenible para la propia economía de la mayor potencia del planeta.

Sin embargo, el asunto migratorio sigue pendiendo como una espada de Damocles en los nexos bilaterales.

En ello también incide la negativa no expresa de la Casa Blanca de sumarse al plan de desarrollo integral que el gobierno de López Obrador propone a su par para mejorar las condiciones de vida y oportunidades en los principales países emisores de migrantes en Centroamérica.

Al respecto Obrador envió una carta a Trump luego de su victoria electoral el 1 de julio y luego ha reiterado su oferta al poderoso vecino norteño.

La respuesta de la administración Trump no pudo ser más desalentadora. Lejos de aceptar la propuesta mexicana decidió retirar la asistencia directa de Washington a Honduras, El Salvadoor y Guatemala.

La ayuda a esos países, que integran el llamado Triángulo Norte de Centroamérica, no ha surtido efecto, justificó el secretario de Estado, Mike Pompeo,  ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.

A esas empobrecidas naciones Trump había acusado de no hacer lo suficiente para frenar el flujo de migrantes hacia su frontera sur. Pero todo apunta a que el recorte de la ayuda podría empeorar las condiciones de pobreza y violencia en esas naciones, y multiplicará el éxodo hacia EE.UU.

Con tales premisas el borde fronterizo entre México y EE.UU. podría calentarse más cuando se acerca el verano, aumentan las temperaturas y también el ambiente en una zona que se podría poner explosiva, sobre todo con el incremento de soldados armados norteamericanos.

 

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