Cargando...Melaíto, un colectivo insigne de la gráfica humorística cubana, integrado por cuatro gigantes: Pedro Méndez, Alberto Linares, Alfredo Martirena y Roland Rodríguez, con Celia Farfán como colorista y diseñadora, todos tan cubanos como la obra que han construido, cumple 50 años.
Se funda en el fragor del trabajo, en 1968, en medio de la conocida zafra de los 10 millones, con el propósito de entretener y dar momentos de esparcimiento a los macheteros que participaron en la contienda. Por genuino, se instauró en el pueblo, y por expresar en sus caricaturas las necesidades sentidas de él ha llegado a medio siglo de existencia, el propio pueblo lo bautizó como Melaíto, pues su nombre inicial fue A millón hasta los diez, pero la sabiduría popular hizo el milagro de autenticar el nombre a partir de uno de los personajes.
Desde sus inicios fue raíz y savia, llevó intrínseco la herencia humorística y de la caricatura cubana, desde el momento fundacional fue un hecho cultural original, por lo que se convierte en una publicación del periódico Vanguardia y una de las primeras de su tipo en el interior del país.
Su logotipo, esa insigne mocha de machetero, les ha servido para vencer batallas, entre estas el período especial y la escasez de tiradas impresas, y convertirse en muralistas. De esa manera, desde las grandes paredes de la ciudad de Santa Clara defendieron la causa de los Cinco Héroes y defienden la paz, también denuncian la indisciplina social, el burocratismo y dejan ver en sus caricaturas la cubanía, ese elemento esencial de la identidad de un pueblo que es además una de las grandes fortalezas que los mantienen indeclinables en sus principios, porque desde el humor genuino se vencen batallas.
Los melaítos siempre han sabido tener alternativas y alzarse sobre las dificultades para mantener su creatividad. Han sido capaces de adaptarse a cada nueva circunstancia, han profundizado en sus temas, reforzado sus creaciones en lo cotidiano, se han elevado para mantener un certamen dedicado al humor erótico, en el que se reúnen los humoristas gráficos de todo el país e, incluso, se presentan obras de artistas de otras latitudes los 20 de diciembre en Santa Clara.
Esta vez el homenaje ha sido en grande y con la dulce sensación del reconocimiento. Recorrieron centros de trabajo, centrales azucareros, comunidades, bateyes y poblados. El pueblo los sigue admirando, pudiera hacerlo en nombre de los múltiples premios y condecoraciones recibidas por el grupo y de forma individual por cada uno de sus integrantes, pero lo hace por la constancia de una sonrisa que tiene 50 años de entrega, algo solo posible por la obra cultural que han creado.
