Cargando...La retinosis pigmentaria no le apaga la luz de la perseverancia a Pablo León Águila, quien afirma no desanimarse por ser una persona ciega. “Hace años tengo total autonomía dentro y fuera de mi hogar”, enfatiza el invidente.
Esa enfermedad empieza a aquejarlo desde niño. No obstante, se gradúa de técnico medio en fabricación de azúcar y comienza a trabajar en el central Ciro Redondo, de la provincia de Ciego de Ávila.
“Los médicos recomendaron no laborar más tiempo en la industria azucarera, pasé una escuela y comencé como técnico de la calidad en la construcción hasta que me jubilan por invalidez total, en 1997 me quedo ciego. Desde entonces no me he sentado en un sillón a esperar que mi familia me lo ponga todo en las manos.
“No me considero una persona con discapacidad, sino de una capacidad diferente para hacer una vida normal. Por eso, en mi vivienda hago mantenimientos a los sistemas eléctricos y trabajos de plomería, entre otros quehaceres.
“Nunca he roto un vaso ayudando a fregar, puede preguntarle a mi esposa Donatila, enfermera con quien llevo 25 años, o a mi hijo Dany Alberto, ingeniero agrónomo, sobre cómo alisto mi fogón Piquer para eventos meteorológicos. Por cierto, tampoco me he caído cuando voy a la bodega a buscar el pan; si eso sucediera, sabré levantarme”.
¿Tal como ha encauzado a la Asociación del Ciego en calidad de presidente?
“Bueno, el éxito no es solo mío, sino también de Carmen, de Idania, de Yandy, de Yasmani, miembros de nuestro secretariado municipal, y de los 52 asociados, de ellos siete personas ciegas y los demás con baja visión”.
Considera Pablo que uno de los principales aportes por los que la Asociación Nacional del Ciego (ANCI) del municipio de Ciro Redondo, en la provincia de Ciego de Ávila, se ubica entre las más destacadas de Cuba en el funcionamiento integral y ostenta la condición de Vanguardia Nacional por seis años consecutivos, es la entrega a sus miembros de 18 viviendas, gracias a la cooperación de las direcciones del Partido y del Gobierno.
“Seis de esas casas han sido facilitadas por el sistema de subsidios para la construcción, y también por este programa de la Revolución entregaremos pronto otra vivienda, asignada al compañero Erasmo Peláez Hernández.
“Tenemos cuatro áreas de rehabilitación en las casas de nuestros asociados, donde los enseñamos a cocinar, a poner o quitar un interruptor eléctrico, a vestir una cama, a usar el bastón fuera del hogar. Se trata de la inserción social, objetivo supremo de nuestra organización, con el cual logramos la captación de una compañera muy valiosa para la Secretaría de Educación y Relaciones Públicas”.
Una nueva familia
Cuenta Idania Brito Torres que la baja visión la obligó a jubilarse y a dedicarse a las labores hogareñas luego de 34 años de desempeño como maestra, cuya experiencia profesional la conminó a ser útil en el barrio.
“Cuando llegué a esta casa número 9, en Los Altos de Manguito, junto a mis familiares y vecinos reanimamos el trabajo de los Comités de Defensa de la Revolución, por lo que hoy nuestro CDR número 6 José Martí, es Vanguardia Nacional. Creamos también una organización cederista infantil nombrada Ismaelillo, muy activos sus miembros hoy en todas las tareas, incluso, en la propaganda que nos hace nuestro vecino Lilo.
“Soy una mujer de escasa vista, pero de profundos sentimientos por el cariño de mis seres queridos, por la ayuda de la Revolución que me facilitó un trasplante de córnea de forma gratuita y la posibilidades de otra similar operación, y muy feliz de incorporarme a esa linda y nueva familia que pertenece a la ANCI”.
Quien fue mucho tiempo afiliada al Sindicato de la Educación, medita que su padecimiento no constituye una minusvalía que limite “celebrar en el barrio las efemérides patrióticas, ayudar a los nietos en las tareas, atender a niños, jóvenes y adultos con discapacidades…”.
Mientras que el otrora sindicalizado en los sectores azucarero y de la construcción, Pablo León Águila, reflexiona:
“La vida es como una escalera, nosotros hemos subido varios peldaños y no creemos haber llegado al fin porque somos Vanguardias Nacionales; avanzamos con el legado de Fidel que hace 43 años tuvo la gentileza de crear nuestra organización para lograr la inserción social de personas ciegas y con baja visión”.
El imponerse y superar los retos que nos afronta la vida es duro, pero con voluntad se logra lo deseado
La buena voluntad y los deseos de hacer y aportar para el bienestar de la familia y la sociedad son ejemplo a seguir para muchos videntes
Son grandes personas, merecedoras de nuestro respeto y admiración. Pueden alcanzar grandes éxitos en el marco personal y profesional a pesar de su falta de visión.
Personas muy valerosas, que al ser invidentes no dejan por esto de ser útiles a la sociedad y a su familia, ya que saben seguir adelante. Mi respeto y admiración.