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Control: palabra mágica

Por  José Manuel Cortina

Una vez más el profesor de pitcheo pinareño José Manuel Cortina colabora con un tema de extraordinaria importancia para mejorar uno de los indicadores más deteriorado en nuestro béisbol

Foto: José Raúl Rodríguez Robleda

La palabra control es muy fácil decirla, pero lograrla lleva muchísimas horas de trabajo específico. Poner la bola donde se quiere se necesita mucha coordinación neuromuscular y tenemos que lograr llevar nuestros ojos a la mano de tirar. Enumeraremos algunos elementos importantes para obtener el deseado control.
Primero, el box debe ser excelente (lamentablemente hay muchas dificultades en casi todos los estadios de nuestro país). Segundo, alcanzar una mecánica correcta, es decir, que sea estable en cada lanzamiento. El desarrollo del equilibrio es fundamental y se debe trabajar diariamente para obtener una buena maestría.

Usted puede ser muy inteligente pero si no tiene control de nada le sirve. Llegar a estabilizar estos dos elementos le proporcionará buenos resultados. Cuando el pítcher va hacia el home con su envío la mano siempre estará en el mismo lugar para desprenderse de la pelota.

La colocación de la pelota debe estar en la parte baja, para tenerla lejos del visor del bateador y esto se consigue evitando irnos hacia delante cuando realizamos nuestro windup . El bateador verá solamente la parte de arriba de la esférica y en la mayoría de las veces la golpeará por encima del centro de esta, lo que arrojará una conexión por el suelo.

Debemos recordar que el lugar donde se golpea la pelota con el bate es extremadamente estrecho, por eso se hace difícil batear. Usar la fórmula descrita nos da la posibilidad de no tirar también demasiadas bolas, elemento muy dañino para las aspiraciones de victoria de un lanzador.
Otro elemento importante es evitar que el receptor se mueva hacia ambos lados de los bordes del home. Pongamos un ejemplo: el home play tiene 17 pulgadas, si el cátcher se va hacia un lado reduce la zona de strike del serpentinero en un 80 %, haciéndole más difícil su mira y por tanto, las probabilidades de fallar son inmensamente superiores.

Pero hay algo más en este tema y pocas veces analizado. Nuestros pítcheres no saben batear y como consecuencia, no lanzan ni se colocan muchas veces en el puesto del bateador, de ahí que desconocen, por ejemplo, que son más efectivos los cambios de velocidad para romper la coordinación del rival que una recta dura.  El lanzador que logre hacer esto se convierte en un seguro ganador .

Hace unos días un serpentinero zurdo de la Major League Baseball le dio cero hit cero carrera al Boston, uno de los equipos más bateadores de esa liga, y lo alcanzó apenas con tres lanzamientos: recta, cambio y slider, pero mantuvo un excelente control y combinó muy bien sus velocidades.

Finalmente, si un niño para aprender matemática debe practicar mucho, para colocar la bola donde se quiere en el béisbol solo hay que tirar mucho y tener el bateador siempre delante. Si no es así estamos perdiendo el tiempo. Con práctica, perfeccionamiento y dedicación obtendremos la palabra mágica: control.

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