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Momento trascendental

Los cubanos vivimos un momento trascendental. La confluencia en el tiempo del análisis de dos documentos de importancia suprema, con el propósito esencial de enriquecerlos y hacerlos más sólidos aún, marca un punto en la vida del país que adquiere ribetes históricos.

Los colectivos laborales, convocados por las secciones sindicales, debaten el texto titulado Bases para el Fortalecimiento de la Misión del Movimiento Sindical Cubano, el principal del XXI Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).

Se ha avanzado en la realización de las asambleas generales de afiliados y trabajadores, consideradas con justeza la expresión concreta del evento en la base y el momento más significativo del proceso orgánico. Los aportes son notables y cada uno es registrado y procesado para el análisis correspondiente.

El documento recoge, entre otros muchos aspectos, insatisfacciones de los afiliados y plantea interrogantes cuyas respuestas derivarán en proyecciones para el fortalecimiento del trabajo de la CTC y los sindicatos. Ese enfoque, desprejuiciado de matices edulcorantes y autocomplacientes, favorece el aporte de ideas y motiva la reflexión, lo que resulta muy necesario en estos instantes que requieren la participación de todos en la conducción de los empeños y el impulso al desarrollo.

Hay preguntas muy motivadoras. Una de estas es la siguiente: ¿Cómo resolver que los trabajadores identifiquen, sientan y vean al sindicato como una necesidad y manifiesten su interés por afiliarse? Solo con esa interrogante se justifica la consulta y la realización de las asambleas.

Indudablemente, el proceso de análisis del documento principal del XXI Congreso de la CTC es una muestra real y concreta de democracia participativa, como lo es también la consulta popular del Proyecto de Constitución de la República de Cuba que se hace en estos momentos y abarca a todos los sectores de la sociedad cubana sin distinción alguna.

Como eslabón esencial del entramado social de la nación, que lleva sobre sus hombros el peso de la economía, a los trabajadores les corresponde desempeñar un papel esencial en la valoración que desde el pasado día 13 de agosto, y hasta el 15 de noviembre, se efectuará en los colectivos laborales.

Y así lo refrendó Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Buró Político del Partido y secretario general de la CTC, al reconocer que para la sociedad es de vital importancia que los trabajadores expresen sus criterios, sobre todo los relacionados con los artículos que tienen vinculación directa con el universo laboral, como los referidos a las formas de propiedad y al trabajo no estatal, por solo citar dos ejemplos.

El Proyecto de Carta Magna, atemperado a los tiempos actuales, contiene principios y valores esenciales que deben primar en una sociedad que aspira a ser mejor y más sólida cada día, desde todos los puntos de vista.

No obstante al riguroso proceso de concepción y redacción del documento, todas las propuestas, sugerencias y consideraciones resultarán valiosas para poder contar en el presente y el futuro mediato con una Constitución sólida, abarcadora, útil y que, sobre todo, sea tenida en cuenta de manera permanente y respetada en su espíritu y letra, por ser la Ley de leyes.

El amplio proceso de consulta popular —vale reiterar— es muestra palpable también del carácter participativo del Estado revolucionario y constituye un ejercicio soberano del pueblo, devenido, de hecho, poder constituyente de la nación. Esa realidad nos distingue.

De igual manera, es preciso recalcar que, como sucede con el debate del documento del XXI Congreso de la CTC, las sugerencias, propuestas y opiniones serán tenidas en cuenta y valoradas de forma oportuna. Por tanto, todos debemos estar convencidos del compromiso que asumimos no solo con las generaciones actuales, sino también con las futuras, y con la continuidad histórica de la Revolución y el socialismo.

Es prudente tener en cuenta además —aunque para nosotros ya resulte habitual— que en Cuba la consulta con la población se ha convertido en un método arraigado y eficaz.

La pretensión máxima del amplio proceso quedó claramente definida por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en diciembre de 1975: “Hoy necesitamos una Constitución socialista, en correspondencia con las características de nuestra sociedad, con la conciencia social, las convicciones ideológicas y las aspiraciones de nuestro pueblo”.

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