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Pegada deportiva en Curramba la Bella

Jose Angel Larduet de Cuba [Rojo] vs Cristian Salcedo de Colombia, combate de +91 kgs, en el Salón Jumbo del Country Club, durante los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla 2018, Colombia. Foto: Roberto Morejon
Jose Angel Larduet de Cuba [Rojo] vs Cristian Salcedo de Colombia, combate de +91 kgs, en el Salón Jumbo del Country Club, durante los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla 2018, Colombia. Foto: Roberto Morejon
Barranquilla.— La tensión inicial por lo que representaba organizar una cita multideportiva con más de 5 mil atletas de 37 países fue vencida por esta ciudad con una pegada asombrosa. Los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe se vivieron en Curramba la Bella como una gran fiesta sociocultural. Y el principal ganador no estuvo en la tabla de medallas, sino en el legado de emociones e infraestructura que dejó para sus habitantes.

La Organización Deportiva Centroamericana y del Caribe (ODECABE) logró su primer objetivo: confraternidad y amistad entre los practicantes; en tanto prometió una revisión de su programa para ajustarlo más al olímpico (92 pruebas que se disputaron no lo son) y otorgar un número mayor de clasificaciones a los Juegos Panamericanos en la edición del 2022, que acogerá por tercera ocasión la ciudad de Panamá (antes 1938 y 1970).

El triunfo de México por países, el fin del reinado de Cuba tras 48 años, un número de títulos menor de lo previsto para Colombia y Venezuela, así como el repunte de pequeñas islas como Jamaica y Trinidad y Tobago, resultaron noticias relevantes desde que el 19 de julio el pelotero Edgar Rentería prendiera el pebetero y el espíritu competitivo se imprimiera en anfitriones y visitantes.

Muchas anécdotas quedan por contar. Y lejos de la calificación que siempre se ofrece para no herir a los organizadores: “fueron los mejores Juegos de la historia”, esta lid enseñó el poder movilizador que sigue teniendo el deporte en nuestro entorno, ahora maquillado por un apoyo más sostenido de los gobiernos del área.

Cuba agradeció a las autoridades locales todas las atenciones recibidas y sintió el apoyo de los curramberos en cada escenario de juego mientras no chocaban con los ídolos de casa. La fiesta no fue total para nuestra delegación, pero arrojo, valentía y dignidad nunca faltaron. En cuatro años el reto crecerá. Y la historia también.

El propio titular del INDER, Dr.C Antonio Becali Garrido, reconoció en intercambio con la prensa cubana que la calidad de la justa fue superior porque “vinieron muchos atletas con un alto nivel que nunca habían tenido interés en asistir, lo cual es importante porque prestigia al evento multideportivo más antiguo del planeta”.

La clausura este 3 de agosto dejó selfies por doquier, intercambio de camisetas, lágrimas, abrazos y más de un amor formado desde la sana rivalidad. Al prenderse las luces del estadio Metropolitano el final de los Juegos encogió de hombros a muchos. Pero Curramba sonreía orgullosa de haber cumplido.

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