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Lució el Sexto Festival Toda luz, a pesar de contratiempos (+ Fotos)

La sexta edición de los festivales Toda luz y toda mía, evento anual de la agrupación decimística homónima, de Sancti Spíritus, la cual preside la escritora Merari Mangly Carrillo, brilló nuevamente a pesar de que en esta ocasión hubo una triste circunstancia que no permitió cumplir todo lo previsto. La dolorosa pérdida física de una trabajadora de la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) espirituana, lógicamente, motivó a los organizadores del festival a suspender las actividades nocturnas del cuarto y último día de la agenda, en virtud de su carácter festivo, así como la serenata a una figura de la cultura del territorio, con la cual ya es costumbre concluir el evento.

A tono con el peso que en la provincia espirituana tiene la vertiente oral de la décima —repentismo y todos sus enlaces con la cultura musical y danzaria de origen campesino— vertebra todo su trabajo el Grupo Toda luz y toda mía, iniciativa de los creadores de la vertiente escrita (su nombre es el de la primera antología decimística publicada en el territorio, en 1996), quienes cristalizaron ese empeño en noviembre del 2011. Eso desde luego se expresa en sus festivales anuales. El de este año fue dedicado al Punto cubano, Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el pasado año, y a sus exponentes espirituanos Marcelo Lamas —maestro de cuerdas con larga trayectoria— y Arletys Medina —muy destacada tonadista, no obstante su juventud—, y se inició con un espectáculo nocturno de lujo.

El bulevar de la ciudad de Sancti Spíritus acogió esa noche a un público numeroso y casi delirante de júbilo. La gala inaugural, bien pensada y conducida por Merari Mangly, partió del concepto de los tríos y el punto como hermanos en la tradición espirituana, lo que se expresó en dos momentos. En el primero deleitaron a todos el trío D´Gómez y el trío Miraflores. El segundo momento lo capitalizó la Parranda 17 de Mayo, al son de la cual cantaron los repentistas locales Raúl Herrera, Abel Amador y Maikeidlys Díaz Coca, y los visitantes Luis Paz Esquivel, Papillo, también director del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, y el igualmente reconocido tonadista Tony Iznaga, el Jilguerito.

Los homenajeados de este VI Festival recibieron allí los reconocimientos de Toda luz y toda mía y de instituciones del territorio, para emoción de ambos. Arletys cantó, en solitario y con El Jilguerito, y Marcelo pudo ver, con satisfacción, interpretaciones muy acertadas de sus alumnas. Fue una noche para no olvidar, con un programa que algunos consideraron un poco extenso, pero el caso es que la gente no se movía de sus asientos. (Los que lo consiguieron, pues muchísimas personas tuvieron que disfrutarlo de pie).

Otras dos alegremente largas canturías, en días sucesivos, llevó Toda luz y toda mía con sus invitados a los municipios de Cabaiguán y Trinidad, en el primer caso acogidos por la peña campesina Jesús Pérez Sosa, sus improvisadores y la agrupación musical Síncopa Son, y en el segundo arropados por las escritoras Freda González y Anisley Miraz, en coordinación con la empresa Aldaba y la participación del grupo musical Manacanabo y los niños del taller de repentismo La Edad de Oro.

Los escritores

Los creadores de la vertiente escrita, tanto del patio como visitantes, disfrutaron del programa en general y tuvieron además sus espacios específicos en diversos lugares, con lecturas de poemas, presentaciones de libros y el panel teórico Historias contadas. Entre los espirituanos estuvieron los infaltables Ramón Díaz Medina, Reinol Cruz, María del Rosario Basso, Rosa María García, Sonia Hernández, Pável Esquerra (también trovador) y Noelio Ramos. Entre los huéspedes vale mencionar al poeta e investigador Juan Carlos García Guridi, de Mayabeque, y de Las Tunas, a la poetisa y actriz Ana Rosa Díaz Naranjo, que se “robó el show” más de una vez con su divertidísimo títere Fito.

El espacio teórico Historias contadas, en la sede provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), consistió en dos charlas: Una, la de la investigadora espirituana Sayli Alba Álvarez, que versó sobre el maestro Marcelo Lamas, bajo el título El virtuoso de las cuerdas. La otra fue la del ya mencionado Guridi, que trató de un singular caso de la pasada centuria: Irma, la estigmatizada. El panel fue presentado por el poeta, narrador e investigador espirituano Antonio Rodríguez Salvador.

El inicio de este espacio, previsto para las 3 de la tarde del domingo Día de los Padres, se vio afectado por un lamentable incidente. Desde la mañana, la festiva fecha había marcado el ambiente en el patio central de la Uneac, y por añadidura e incomprensiblemente, alguien anunció al mediodía que lo que ofrecería el festival de Toda luz y toda mía en la tarde sería un guateque similar al de la inauguración la noche anterior, donde supuestamente cantarían de nuevo Papillo y El Jilguerito. De manera que el público esperaba en una actitud festiva que en nada favorecía la realización de un encuentro de reflexión y análisis.

Los organizadores del festival, al tomar conocimiento de lo anterior, cercana ya la hora señalada para el coloquio, aclararon por los micrófonos a los asistentes el contenido real de lo que acontecería de inmediato y una buena parte de los que aguardaban se retiró, al ser debidamente informados. No obstante quedó una persona mayor que al parecer persistía en su ánimo festivo, se encontraba en estado de embriaguez y entorpeció ofensivamente la labor del presentador Antonio Rodríguez Salvador cuando trató de iniciar el espacio teórico. Los pocos trabajadores de la sede de la Uneac que se encontraban en el local, con buena disposición y no sin mucho esfuerzo, lograron controlar la situación y retirar con la debida delicadeza a la persona embriagada. Pero se echó de menos la presencia de un directivo de la institución, que hubiera podido con su autoridad, preventivamente, actuar en evitación de este tipo de percance.

La premiación del concurso

La sede de la Uneac, específicamente en la tertulia nocturna que conduce el reconocido poeta Esbértido Rosendi Cancio, acogió también un momento trascendente de estos festivales: la ceremonia de premiación del Concurso de décima escrita Toda luz y toda mía, cuyo lauro principal en esta séptima edición correspondió al autor Miguel Mariano Piñero, de Las Tunas, por su obra Infancia, bautismo y partida, la cual, según el acta del jurado, es “un conjunto de cuidada factura escritural y notable aliento poético, cargado de expresiva fuerza de conmoción en el abordaje de temas provenientes de las cicatrices de la raíz familiar, de las experiencias más íntimas del ser humano en su encontronazo necesariamente doloroso con la guerra, y de las pérdidas humanas en general”.

El jurado, integrado por los poetas Luisa Oneida Landín Ramos, Antonio Rodríguez Salvador (Chichito) y Pedro Péglez González, entregó además el Premio de la Uneac y el Premio del grupo de mujeres Décima al filo al cuaderno Rapsodia bajo las aguas, de Caridad González Sánchez, de Villa Clara, y el Premio de la Universidad José Martí (tema martiano) al texto Pesadillas de mi ensueño, de Orlando Víctor Pérez Cabrera, de Cumanayagua, Cienfuegos.

Con este lauro del autor tunero, se ratifica el hecho de que resulta frecuente que ganadores del Premio Iberoamericano Cucalambé, el más importante de la décima escrita, se sientan motivados a enviar también trabajos al Concurso de décima escrita Toda luz y toda mía, lo cual habla del prestigio de que ha gozado el certamen desde el principio, en virtud del aval de trabajo de la agrupación homónima.

El galardonado y su obra

Miguel Mariano Piñero Martínez (Guáimaro,1958) reside en la comunidad de San José, municipio de Colombia, Las Tunas, donde fundó en marzo del 2013 el Grupo Nacional de Escritores Rurales, agrupación que preside desde entonces. En mayo de ese año ingresó a la Filial provincial del Grupo Ala Décima en Las Tunas. Mereció el Premio Iberoamericano Cucalambé 2014 por su libro (In)mutaciones del solitario (Editorial Sanlope, 2015). Tiene publicado además el poemario Divagaciones entre las nubes y el lodo (Editorial Sanlope, 2009) y aparece en diversas antologías. Ha obtenido premios en concursos nacionales y provinciales, entre ellos el tercer lugar en el X concurso nacional Ala Décima (2010) con su cuaderno Cartas desde el infierno. En el 2011, su obra Discursos del solitario mereció el más alto lauro en el Concurso nacional de glosas Canto alrededor del punto. Acercamientos a su obra poética pueden verse en la antología on line Arte poética. Rostros y versos y en el blog Odiseo en el Erebo, ambos del poeta salvadoreño André Cruchaga. En febrero del 2013 alcanzó el Premio Ala Décima con su cuaderno Epístolas del escriba. A fines de ese mismo año, mereció en el II concurso nacional Toda luz y toda mía el Premio UNEAC, segundo lugar del certamen.

Anteriores ganadores del Premio Toda Luz 

1.- 2012.- Espacio exterior, de Diusmel Machado Estrada.

2.- 2013.- Los trabajos distantes, de Pedro Péglez González.

3.- 2014.- Amar, temer, partir, de Junior Fernández Guerra.

4.- 2015.- Fugas, de Elizabeth Reinosa Aliaga.

5.- 2016.- Colmillos de costa, de Alexander Jiménez del Toro.

6.- 2017.- Pan nuestro de lo inasible, de Luisa Oneida Landín.

La población colmó el bulevar de la villa del Yayabo para disfrutar de la gala inaugural del VI Festival Toda luz y toda mía. Foto enviadas por Merari Mangly

 

La presidenta del Grupo Toda luz y toda mía, Merari Mangly, dejó inaugurado el Festival y condujo la gala de apertura. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Un bloque dedicado a los tríos abrió el programa de la gala. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Los homenajeados en el Festival, el maestro de cuerdas Marcelo Lamas y la tonadista Arletys Medina. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Entre los repentistas invitados, brindó su arte Luis Paz Esquivel, Papillo. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Raúl Herrera, una de las figuras de la décima oral improvisada en Sancti Spíritus. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Arletys Medina pidió cantar con el invitado Tony Iznaga, el Jilguerito, tonadista reconocido en todo el país. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Una de las niñas alumnas del maestro Marcelo Lamas ejecutó admirablemente el laúd, incluso manipulando el instrumento en su espalda. Foto enviadas por Merari Mangly

 

El Festival llevó sus artistas y escritores, invitados y locales, a la población de Cabaiguán, que acudió nutridamente. El Jilguerito fue una de las figuras más aplaudidas. Foto enviadas por Merari Mangly

 

En Trinidad, los artistas y escritores participantes en el Festival, actuaron para la población junto con artistas locales y niños del taller de repentismo. Foto enviadas por Merari Mangly

 

La modalidad de la contralectura, controversia entre escritores y repentistas, fue parte del programa en Trinidad. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Entre los escritores que brindaron sus textos en Trinidad estuvo el mayabequense Juan Carlos García Guridi. Foto enviadas por Merari Mangly

 

Durante todo el Festival, muchas veces Ana Rosa Díaz Naranjo “se robó el show” con su divertido títere Fito. Foto enviadas por Merari Mangly

 

En una de las sesiones de literatura escrita, Miguel Mariano presentó el libro de comentarios de Péglez titulado Con diez que se quieran bien, publicado por la Editorial José Martí. Foto enviadas por Merari Mangly

 

 

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