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Ecos del Festival Internacional de Poesía

El recientemente concluido 22.º Festival Internacional de Poesía de La Habana —28 de mayo al 3 de junio— dejó un grato sabor entre bardos visitantes y de casa, así como en el amplio público que entró en contacto con los escritores y artistas participantes.

El segundo panel contó con la exposición de los directivos de instituciones, agrupaciones y proyectos dedicados a la décima, en sus variantes escrita y oral. | foto: Alberto Castañeda

La cita, dedicada en esta edición a la poesía oral y popular, tuvo un comienzo muy bien pensado, con dos paneles en que Cuba ofreció a los llegados de otras tierras su particular experiencia en ese segmento del quehacer literario.

El primero fue un momento estelar, con intervenciones memorables de dos ponentes de alta valía académica: el etnólogo y folclorista Rogelio Martínez Furé, Premio Nacional de Literatura 2015, profundo conocedor de la oralidad afrodescendiente, y el Doctor en Ciencias Filológicas Virgilio López Lemus —quien minutos más tarde recibiría allí mismo el Premio Rafael Alberti, de la Sociedad de Beneficencia de Andalucía—, investigador acucioso de la tradición decimística, con lo cual quedaban expuestos los dos cuerpos principales de la poesía oral y popular en nuestro país.

El segundo panel se dedicó a exposiciones prácticas de lo que muchos identifican como el complejo artístico-literario de la décima cubana, con sus dos columnas vertebrales —la cantada y la escrita— y sus vasos comunicantes respectivos con otras disciplinas de la creación.

Correspondió así al 22.º Festival Internacional de Poesía de La Habana el mérito de haber reunido, por vez primera en un mismo foro, a los directivos de instituciones creadas por el sistema de Cultura del país (Casa Naborí, de Limonar, Matanzas; Centro Iberoamericano de la Décima, Cidvi; Casa Iberoamericana de la Décima El Cucalambé, de Las Tunas; y Casa de la Décima de Mayabeque) y a los líderes de agrupaciones espontáneas (Grupo iberoamericano Décima al filo, con sede en Guáimaro, Camagüey; Grupo Toda luz y toda mía, de Sancti Spíritus; Grupo Ala Décima, adscrito al Cidvi); y de proyectos socioculturales como Villa Naboriana, de Matanzas; Casa de la Décima Celestino García, de Pinar del Río; y RolleX, recién fundado por jóvenes habaneros, entidades todas articuladas y dedicadas —como otras que no pudieron estar presentes— a la promoción y desarrollo de esta estrofa poética de alto valor identitario en Cuba.

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