Alberto quiso superar a Flora

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Datos preliminares reflejan que el acumulado nacional de lluvia en mayo clasifica como el segundo mayor para cualquier mes del año desde 1961

Récords en acumulados por las intensas lluvias e inundaciones poco vistas, con las consiguientes afectaciones aún por evaluar totalmente, son resultados de la tormenta subtropical Alberto.

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El actual llenado de los embalses en el país no tiene precedente, incluso para los récords de octubre y noviembre, cuando normalmente se presentan los mayores acumulados en el año, afirma el máster Argelio Fernández Richelme. Foto: Heriberto González Brito

¿Es un augurio para la recién iniciada temporada ciclónica del Atlántico Norte, el mar Caribe y el golfo de México? No nos adelantemos a los acontecimientos, pero sí podemos abundar en la situación hidrológica que presenta el país y en otras informaciones que brinda en exclusiva a Trabajadores, el máster ingeniero Argelio Fernández Richelme, especialista de la Dirección de Uso Racional del Agua en el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH).

¿De qué agua disponemos luego de ese evento extremo?

Iniciamos la temporada ciclónica, que se extiende del primero de junio al 30 de noviembre, con alrededor de 8 mil millones de metros cúbicos de agua almacenados en los 242 embalses que administra el INRH, el 86 % de llenado de la capacidad nacional. Esta es una cifra sin precedente no solo para el inicio de junio sino, incluso, de los meses de octubre y noviembre, en los que normalmente se presentan los mayores acumulados en el año.

¿Cuántos récords en acumulados de lluvias y llenado de embalses se alcanzaron con la tormenta subtropical Alberto?

Todavía pasarán algunas semanas para disponer de las cifras exactas. Sí es un hecho que se alcanzó el llenado más sobresaliente para cualquier mes del año desde 1990, con 8 mil 12 millones. Aunque preliminar, el acumulado nacional de mayo —402,4 milímetros (mm)— clasifica como el segundo mayor para cualquier mes del año desde 1961, después de los 490 mm de octubre de 1963, mes en que azotó el ciclón Flora.

¿Qué implica la sobresaturación de los suelos?

La saturación de los suelos, aun fuera de la temporada ciclónica, implica la acentuación del drenaje natural de estos. Provoca que en el transcurso de varios días haya escurrimiento superficial sin precipitaciones precedentes en un intervalo relativamente corto (pocos días). Es un proceso de corta duración si no se presentan lluvias abundantes de manera inmediata o en un breve plazo.

La ocurrencia de un evento de intensa pluviosidad como Alberto conlleva la aparición más rápida del pico (valor máximo) de los caudales fluviales, pues se acorta o desaparece el lapso de tiempo durante el cual el suelo va asimilando parte o toda la lluvia. Por tanto retarda la aparición del escurrimiento superficial o lo atenúa una vez que aparece.

¿Tienen que ver las inundaciones con las indisciplinas de la población al construir en lugares proclives o reservados para el escurrimiento de las presas?

No necesariamente si lo vemos desde el punto de vista de la generación del escurrimiento. Este en su manifestación superficial tiene muchas condicionantes como la intensidad y la duración de la lluvia, la dirección de la tormenta, la cobertura del terreno, el relieve, etcétera.

La combinación de estos elementos hace que el escurrimiento sea mayor o menor y que, por tanto, pueda ser asimilado más adelante por los cauces. Incluso si resulta muy elevado es posible que se produzcan inundaciones en zonas llanas sin haber desbordamiento de los cauces. Tal situación es factible que ocurra por ocupación o no de las llanuras de inundación aguas abajo de los embalses.

En lo que sí incide totalmente la construcción de viviendas y hasta el desarrollo de actividades económicas en estas zonas identificadas como inundables por el vertimiento de los embalses es en el riesgo de desastre, en la creciente probabilidad de que se produzcan pérdidas humanas y materiales.

¿Cómo está compuesta y quiénes manejan la red pluviométrica del INRH? ¿Es la única fuente para obtener datos de lluvia?

La red pluviométrica de Cuba está compuesta por más de 2 mil estaciones de medición de acumulados en 24 horas. Esto representa una densidad superior a la recomendada por la Organización Meteorológica Mundial. Del total, unas 800 nos reportan datos a la instancia provincial y nacional; con frecuencia diaria y, en caso de eventos de intensas lluvias y huracanes, informan cada ocho, cuatro o dos horas, en dependencia de la fase decretada.

En su manejo interviene personal del INRH (oficinistas, operadores de estaciones de bombeo y de aforo, jefes de presa, etc.), de telecorreos y observadores voluntarios (más de mil 100).

Se incluyen en esta red los pluviómetros de las 68 estaciones meteorológicas del Instituto de Meteorología. No es la única vía para recopilar datos de lluvia, pero sí es la oficial.

En la actualidad ya se obtienen estimados de precipitación a partir de observaciones satelitales y de radares meteorológicos, aunque estos datos aún requieren de un proceso de validación–calibración en el que pronto estaremos trabajando. Fuera de esto, existen pluviómetros en redes propias de algunos organismos como el Ministerio de la Agricultura y el Grupo Azcuba y hasta de algunas personas naturales como por ejemplo, de radioaficionados, que no están insertados en la red oficial de nuestro instituto.

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Volvieron a abrirse las compuertas de la presa Zaza.

¿Son seguras las presas en Cuba?

Las presas en Cuba no solo son seguras sino que sustentan la protección de las personas y los recursos económicos ante el embate de eventos extremos del clima, sean sequías, intensas lluvias y huracanes.

Lo más común es pensar en el efecto del vertimiento de un embalse, el cual tiene entre sus funciones regular las avenidas de las aguas, es decir, dejar que salga menos que la que recibe. Sin embargo, pocas veces paramos mientes o hasta se desconoce que entre dos vertimientos consecutivos la presa ha ajustado, o mejor, ha interrumpido varias avenidas, que hubiesen podido generar inundaciones aguas abajo de no existir esta obra.

Ahora bien, tanto en su operación cotidiana como durante un evento extremo, las presas y las demás obras hidráulicas es probable que sufran afectaciones de distinto grado. Es normal y por eso el INRH sistemáticamente vigila, controla y planifica (tiempo y recursos) y ejecuta el mantenimiento o reparación.

En muchos años se han dado muy pocos casos de alarma por posible fallo estructural de un embalse. El ejemplo más significativo es el de Lebrije, en Sancti Spíritus, en junio del 2002.

Después de tanta lluvia, ¿podemos seguir mencionando la palabra sequía?

Sí. Porque quedan zonas con baja disponibilidad de agua comparada con la media histórica, principalmente en aquellos territorios donde no tuvo efectos la tormenta subtropical Alberto.

La sequía, al menos desde el punto de vista conceptual, puede estar presente en cualquier momento, así sea a una escala muy reducida tanto en espacio como en tiempo. Bajo ese precepto se entiende que existe mientras las condiciones de reserva de agua son inferiores a las que normalmente se tienen, y afectan alguna(s) actividad(es) socioeconómica(s).

Desafortunadamente nos hemos acostumbrado a que se decrete o declare la sequía cuando ya abarca una gran extensión del país, después de varios o muchos meses evolucionando y no debe ser así. Es un fenómeno que se vigila todo el año, en aras de detectar su aparición y desde entonces deben ejecutarse acciones de respuesta.

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