Festín gatuno

Festín gatuno

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De la mano de su joven creador, Asiel Magon Santi (La Habana, 1989), una alegre y simpática manada de felinos ha por estos días ha ido a visitar a su viejo amigo El Gato Tuerto, justamente a pocas horas de la celebración del Día de las Madres, efeméride que ellos quieren festejar junto con los visitantes de ese célebre centro nocturno que palpita en el centro de la noche habanera para acentuar el ritmo de esta ciudad  Maravilla del Mundo, en la que conviven cientos de miles, tal vez millones, de estos misteriosos y enigmáticos animalitos .

Con la sensibilidad espiritual que lo caracteriza, Santi —como se le conoce a este artífice emergente—, ha recreado la figura de estos mininos mediante disimiles discursos plásticos que no solo atraen por la majestuosidad e impecable factura del dibujo, sino además por las tesis de los discursos, algunos satíricos, otros enigmáticos,  especialmente realizados para esta exposición que viene a dignificar la existencia de una instalación devenida desde sus inicios centro promotor del feeling y de lo mejor de la cancionista cubana, ahora bajo la certera dirección artística del maestro Julio Acanda, por demás excelente locutor, animador y periodista.

De formación autodidacta, este muchacho que hoy sorprende con sus dibujos en esta, su primera muestra personal, crea fantasiosas composiciones en las que demuestra sus excelentes dotes como artista —ya probadas en sus retratos, naturalezas muertas, bodegones y paisajes precedentes—,  valiéndose únicamente de las inimaginables posibilidades expresivas que ha sabido extraer de los lápices de colores y del  carboncillo sobre cartulina o lienzo.

Esta vez su arte se introduce en el místico universo de los gatos, ese mamífero considerado por algunos como infiel, feroz y traidor; mientras que otros, los más, lo adoran como mascota, aunque por supuesto, no en la medida de como se hacía en los tiempos del Antiguo Egipto, donde se les veneraba como dioses protectores de la familia y tenían gran relevancia dentro del mundo esotérico,  ya que se les atribuía un poder  mágico infinitamente superior al del hombre. Incluso, los integrantes de aquella extraordinaria civilización se afeitaban las cejas en señal de luto cuando su gato fallecía.

De esa época probablemente haya llegado a nuestros días el sonido “miao”, en imitación al que estos  emiten y que posiblemente proviene del  nombre que les adjudicó aquella milenaria cultura: “Miw” (que significa “ver”).

De acuerdo con estudios científicos, los gatos son beneficiosos para la salud, porque reducen el estrés en sus sueños, así como eliminan la negatividad y mejoran el nivel cardíaco y la presión arterial, aportan calma y quietud, y contribuyen, en general, a beneficiar la salud física y psíquica del ser humano, cualidades que encuentran quienes deciden pasar la noche en El Gato Tuerto, motivo más que suficiente para que sus parientes hayan decido venir a pasar con él unos días de placer, acompañados de buena música, comida muy cubana y exquisitos tragos criollos e internacionales,

Santi dio sus primeros pasos en el mundo de las artes plásticas cuando apenas era un niño, con 12 años de edad. Entonces era un hobby que practicaba de forma espontánea, como una necesidad que afloraba en la escuela, en los recesos, en el hogar… De ello aun dan fe sus cuadernos escolares. En el año 2004, tras cumplir los 15 años, aprendió grabado en madera y en linóleo en el estudio-taller Antonio Cané del Municipio Regla, género que debiera explotar mucho más.

Con en esta, su más reciente serie de dibujos sugeridos por Julio Acanda, este carismático artífice busca insertarse “de a lleno” dentro del variopinto panorama del arte contemporáneo. Probadas condiciones tiene para ello, y sus gatitos han venido a corroborarlo. Su profusa obra producida hasta ahora, sobre todo en los últimos diez años, no solo evidencian su talento y vocación para el dibujo realista con una técnica poco explorada por otros creadores, sino además prueban su rico imaginario pictórico cuyos mayores quilates, más que en esta serie dedicada a los felinos, puede verse en sus retratos.

Vale disfrutar  de este festín “gatuno”  a que nos convidan Santi y Acanda, bajo el patrocinio del emblemático y por todos querido Gato Tuerto, a cuya morada han acudido estos pequeños acompañantes que suelen vivir más del doble de años domesticados que abandonados a su suerte en la calle. Los corazones  de ellos, y no solo los de la pareja que vino hasta aquí a celebrar sus nupcias, late dos veces más rápido que el de los seres humanos. Compartamos con ellos esta alegría y exaltémonos si escuchamos a algunos de estos felinos estornudar, porque, según dicen, es augurio de buena suerte.

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