Podemos prevenir el infarto

Podemos prevenir el infarto

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Vivian Calderón Chamizo, paciente de la sala de Cuidados Intensivos Coronarios del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Foto: Yoel Almaguer de Armas
Vivian Calderón Chamizo, paciente de la sala de Cuidados Intensivos Coronarios del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Foto: Yoel Almaguer de Armas

Por Yoel Almaguer de Armas

La vez que hablé con Vivian Calderón Chamizo me dijo que llevaba 17 días ingresada en la sala de Cuidados Intensivos Coronarios, del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.

“Empecé con un dolor en el pecho, vine al cuerpo de guardia. Me dejaron ingresada porque no me subía la frecuencia cardiaca, y ayer me pusieron un marcapaso”.

“¿Te sientes mejor ahora?”

“Estoy contenta, jamás pensé hacer el cuento”.

Cinco meses atrás Vivian tuvo un infarto. Esa situación la obligó a decidir entre la vida o el cigarro, que fumó durante 42 años.

Actualmente trabaja en una tienda recaudadora de divisa de La Habana, y según el pronóstico de los especialistas, podrá reincorporarse a sus labores en un mes, cuando termine el proceso de la recuperación.

Definición y consecuencias

El infarto agudo de miocardio es la causa más frecuente de los pacientes de todo el país que llegan al instituto, radicado en la capital cubana. Ese padecer sucede cuando una arteria coronaria se cierra brusca o progresivamente, y las consecuencias a mediano y largo plazos dependerán de su extensión y localización.

El doctor Lorenzo Daniel Llerena Rojas, director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, manifiesta que las complicaciones del infarto agudo de miocardio van desde la muerte súbita hasta la insuficiencia cardiaca, el síncope o pérdida transitoria de conciencia.

“Lo más habitual es que se presente como un dolor brusco, intenso en el centro del pecho, como dicen las personas, que puede reflejarse en el cuello, los brazos, la mandíbula, excepcionalmente hacia la espalda; y con frecuencia empieza con un malestar en la boca del estómago, que tiende a confundirse con un trastorno digestivo”.

Precisa que la molestia del infarto se acompaña generalmente de frialdad, sudoración profusa, y en algunos casos aparecen náuseas, vómitos y decaimiento.

Teniendo en cuenta estos indicios, el tiempo que demore el paciente infartado en acudir a un centro asistencial para recibir un diagnóstico e iniciar el tratamiento correspondiente, se le determinará el área afectada y las consecuencias futuras.

Explica el doctor Llerena Rojas que alrededor de la mitad de los pacientes con infarto han tenido dolores previos a esa manifestación aguda y han hecho caso omiso a ello. Y en otras personas aparece súbitamente por una trombosis de una arteria coronaria, sin manifestar síntomas anteriores.

Vivian Calderón Chamizo, paciente de la sala de Cuidados Intensivos Coronarios del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Foto: Yoel Almaguer de Armas. Foto: Yoel Almaguer de Armas
Vivian Calderón Chamizo, paciente de la sala de Cuidados Intensivos Coronarios del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Foto: Yoel Almaguer de Armas. Foto: Yoel Almaguer de Armas

Medidas para la prevención

En los últimos años han ocurrido avances importantes en el terreno de la cardiología, sobre todo por la presencia de nuevos fármacos y procederes intervencionistas.

El cardiólogo Lorenzo Daniel Llerena Rojas confirma que ha habido una ligera disminución de pacientes infartados, aunque las medidas preventivas aún son insuficientes.

“Debemos lograr lo que llamamos vida saludable, que significa cero tabaquismo, control adecuado de la diabetes si existe, control del peso corporal, de la presión arterial, la práctica adecuada de ejercicios y una dieta baja en grasas para mantener el control del peso”.

Para los lectores a quienes les gustan los números, un estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud revela que más de 17,5 millones de personas murieron en el 2012 de infarto de miocardio o de accidente vascular cerebral, y que estos padeceres afectaron por igual a mujeres y hombres.

La misma investigación resalta, como aspecto positivo, que el 80 % de esas enfermedades prematuras son prevenibles, si se realiza una vida con los controles y las atenciones que plantea el médico Lorenzo Daniel Llerena Rojas.

Los datos precedentes corroboran que ni el sexo ni la edad son factores determinantes para sufrir un infarto agudo de miocardio. No obstante, algunas personas comentan que los jóvenes tienen menos posibilidades de rebasar un infarto que un adulto. Sobre esto, el doctor aclara que no existe un estudio científico, y que mientras más edad tenga el paciente mayores serán sus complicaciones.

Enfatiza que no es lo mismo un infarto a los 40 que a los 80. “Cuando alguien realiza menos actividad física por la edad, enfrenta con más facilidad la limitación que produce el infarto; sin embargo, en los jóvenes se traduce en una limitación para su vida habitual, o una incapacidad parcial que limita tempranamente su desarrollo social y personal”.

El director del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular resalta que un individuo puede sufrir un infarto por oclusión arterial, “y eso no excluye que haya otras agresiones y que ese paciente tenga otro infarto en esa arteria o en otra localización. Por lo tanto hay que cuidarlo muy bien y tener muy en cuenta las indicaciones médicas para prevenir un segundo infarto, con lo cual aumentaría el riesgo de complicaciones”.

Doctor, muchas personas, para expresar alteración, enojo, o cuando están en situaciones de estrés, usan la frase: “ …Me va a dar un infarto”. ¿Una discusión de trabajo, familiar, entre amigos, o el estrés pudieran ocasionarlo?

Situaciones de ese tipo pudieran desencadenar infarto agudo de miocardio, sobre todo si hay condiciones previas de lesiones coronarias no diagnosticadas. A veces un estrés excesivo puede provocarlo y por eso es importante moderar los estados de excitación extremos, ya que estos aumentarían la presión arterial o producirían arritmias cardiacas.

La rehabilitación del paciente

El infarto es una de las enfermedades crónicas no transmisibles, y como otras, lleva un proceso de prevención, diagnóstico precoz, tratamiento adecuado y rehabilitación. La imbricación de estas cuatro fases permiten la reincorporación del enfermo a la familia, la sociedad y ofrecen una calidad de vida útil a sí mismo.

La doctora Soraya Victoria López Silvero Ricardo, especialista en Medicina Física y Rehabilitación del policlínico Plaza de la Revolución, en La Habana, advierte que muchas veces el paciente con infarto agudo de miocardio llega a la consulta asustado, ansioso y deprimido por la enfermedad.

Para revertir la situación, un equipo multidisciplinario trabaja en su recuperación rápida, con el objetivo de que poco a poco gane resistencia cardiovascular.

López Silvero Ricardo destaca que la rehabilitación tiene una fase de convalecencia cuando el paciente sale del hospital, y otra de mantenimiento.

“Primero inician ejercicios multicomponentes, que lo integran realizaciones de flexibilidad, fuerza muscular, coordinación y equilibro del paciente. Y después empieza una rehabilitación integrada por caminatas, que se hacen progresivas en dependencia de la evolución”.

Posiblemente cuando salga publicado este trabajo, Vivian Calderón Chamizo esté de alta médica.

“Te traeré el periódico para que lo tengas de recuerdo”, le dije.

“Gracias, periodista, ojalá no esté aquí para ese entonces, pero lo compraré. Me siento muy feliz porque estoy viva, usted no es capaz de imaginarse cómo aquí les salvan la vida a las personas, usted no se lo imagina”.

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