El plan es de todos

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El proceso de presentación del plan y el presupuesto en la provincia de Villa Clara tuvo un saldo positivo a pesar de que  el desglose de las cifras fue complejo debido a las restricciones y distorsiones financieras externas, los efectos del bloqueo estadounidense y los daños del huracán Irma a la provincia, una de las más golpeadas del país por el meteoro.

El proceso en un primer momento presentó problemas con la desagregación de los monto de las partidas, específicamente tardanza en la llegada de estas cifras a las entidades de subordinación nacional, no obstante pudo realizarse en tiempo en la totalidad de los centros laborales.

Fueron planificadas un total de 3 mil 737 asambleas de afiliados y 233 asambleas de representantes en las que se agruparon 176 mil 161 y 9 mil 208 trabajadores, respectivamente, la participación de superó el 96 %.

Estos datos evidencian que la presentación del plan y el presupuesto va ganando en calidad, interés de los trabajadores por el mismo y se aprecia que la vinculación de los cuadros sindicales de los diferentes niveles es mayor a momentos anteriores similares, lo que indica que se logró mejor vínculo con la base y conocimiento directo de las problemáticas de las entidades.

Los análisis también fueron superiores y los planteamientos y preocupaciones resultaron cualitativamente más profundos, reflexivos y tuvieron como tendencia la defensa del empleo y  la búsqueda de la productividad por la vía de la eficiencia.

Los trabajadores realizaron 806 planteamientos, de ellos 301 son de  competencia nacional y 505 provincial. Aún quedan algunos que se reiteran de años anteriores, lo que es un indicador negativo y muestra que aún quedan reservas en la gestión de la solución o las respuestas de los administrativos  y en la exigencia sindical.

La tendencia de los planteamientos se centraron en la incomprensión y discrepancias con los sistemas de pagos aplicados, ello indica que estos no se analizaron correctamente con los trabajadores antes de realizarse las asambleas, se cuestionó además la mala calidad de los medios de protección, asunto generalizado en todos los sectores.

También sobresale una marcada preocupación de los dirigentes administrativos y trabajadores por la falta de materias primas que garanticen el proceso productivo para honrar el plan, lo que fue reiterado en las entidades que pertenecen a  los sindicatos de Industria alimentaria e Industrias. En ambos sectores se perciben las consecuencias de este problema, pues existen alrededor de mil interruptos en centros como la textilera Desembarco del Granma, calzado, Inpud, entre otras.

Las soluciones de los planteamientos tienen varias vías: adecuada planificación, exactitud de los contratos, seguimiento de cada problemática y la tramitación e incorporación en el plan del próximo calendario los asuntos a resolver para que no vuelva a lloverse sobre lo mojado.

Pero la fórmula más efectiva está en la participación de los trabajadores en cada uno de los pasos de la confección del plan y el presupuesto, proceso que se desarrolla en los meses de abril, mayo y junio de cada año en el los trabajadores tienen derecho a intervenir y dar opiniones.

Al incluir la participación obrera, hacerla real y activa, lo que es medular  por la importancia de tener en cuenta el criterio  del fundamental protagonista, se hace una construcción colectiva del proceso productivo. También se logra el comprometimiento conciente de los trabajadores con el plan, lo que significa establecer responsabilidades diferenciadas para el cumplimiento de lo pactado.

Este momento de articulación conjunta es ideal para discutir el sistema de pago que regirá en cada área, las condiciones de trabajo, el presupuesto de salud y seguridad del trabajador, el de alimentación, buscar entre todos las condiciones para lograr extras productivos, inmiscuir en la solución de las problemáticas de los procesos productivos a los innovadores y racionalizadores, emitir criterios sobre los dividendos con los que se cuentan, proponer nuevas inversiones, mejorar las condiciones de trabajo y discrepar con las administraciones de cualquier cuestión.

Las administraciones tienen el deber de escuchar y analizar las ideas del colectivo: las decisiones no pueden quedar a nivel de buró de administrativos y especialistas; ellas tienen que ser tomadas con el concurso de todos para que el colectivo se sienta parte, formen parte y tomen parte de los procesos. El plan es de todos, cumplirlo incluye el concurso de todos.

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