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¿Dónde está el show?

Por Jorge Luis Coll Untoria, estudiante de Periodismo

La recién finalizada Serie del Caribe de Béisbol demostró cuán atrayente puede ser un evento deportivo, sin embargo, cuesta ver en los campeonatos cubanos varios de los pilares que logran hacer de un torneo un espectáculo digno.

Las competencias nacionales últimamente no tienen la participación de los mejores atletas porque, en numerosas ocasiones, estos ya se encuentran contratados en ligas foráneas. Hay que reconocer que muchos de ellos sacrifican sus vacaciones o las acortan, pero se incorporan cansados y en baja forma deportiva, lo cual no favorece al jugador ni al certamen.

Por otra parte existen lides, en las diferentes disciplinas, a las que no asisten las primeras figuras pues, a veces, se acomodan a los títulos alcanzados en su trayectoria o sienten que son insustituibles en las selecciones principales.

Si a lo referido sumamos errores de organización, horarios “incómodos”, violaciones de reglamentos, falta de divulgación de la que son víctimas algunos eventos, así como la carencia de pantallas, pizarras eléctricas o juegos de luces, el resultado sería algo parecido a un pequeño desastre, y se realiza la competencia porque es necesario cumplir un plan y nada más.

El público debe sentirse motivado para ir a un estadio o salas polivalentes a pasar un buen rato; pero esto es inalcanzable si no consiguen ver al jugador que admiran o si el ambiente generado en las instalaciones es incapaz de contagiar. ¿Realmente no se puede hacer nada más para intentar dar colorido a recintos que, si bien no poseen las condiciones óptimas, podrían estar mejor?

Con solo unos retoques y el empleo de banderines y carteles, —sin contar el arreglo de la grama— el estadio Latinoamericano lució diferente cuando recibió a los Tampa Bay Rays en marzo del 2016.

¿Se imaginan una Liga Superior de Baloncesto en la que se desplegaran todos los recursos mostrados en la ventana mundialista a finales del año pasado, cuando Cuba recibió en el Coliseo de la Ciudad Deportiva a la selección mexicana; o un nacional de judo con el matiz y la calidad del Grand Prix, acogido también por la instalación de Vía Blanca y Boyeros hace alrededor de dos años?

Dicha situación se repite con deportes como el boxeo y el voleibol, y es ahí cuando la afición se pregunta: ¿Por qué no se hace igual en los campeonatos nacionales? Esta es una interrogante que muchos se hacen, pero que, al parecer, nadie se atreve a responder.

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