Un homenaje a Aurea Matilde Fernández

Un homenaje a Aurea Matilde Fernández

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Por Sergio Guerra Vilaboy

Dra Aurea Matilde Fernánde
Dra Aurea Matilde Fernánde

Hace apenas diez días, el pasado 2 de diciembre de 2017, falleció en La Habana nuestra querida compañera y amiga Dra. Aurea Matilde Fernández Muñiz. a la edad de 88 años. Nacida en la villa de Pravia, Asturias, España, el 11 de marzo de 1929, llegó a Cuba muy niña, en agosto de 1937, en compañía de su madre, Consuelo, y tres pequeños hermanos. Su padre, el maestro José Fernández Rodríguez, había sido asesinado por los falangistas en diciembre de 1936, tras varios meses de encarcelamiento en Oviedo, al inicio de la Guerra Civil española. Los pormenores de su muerte sólo se conocieron cuarenta años después y su cadáver nunca apareció.

En medio de enormes dificultades, la familia exiliada logró salir adelante en nuestro país. La muerte de la madre, debido a una enfermedad entonces incurable, diez años después de su arribo a Cuba, puso a la joven Aurea Matilde ante nuevos retos, que como siempre hizo en su vida, encaró con entereza. En su patria adoptiva, realizó sus estudios primarios y secundarios, se casó con Ramón Martín y tuvo cinco hijos. Desde 1957 comenzó a trabajar como maestra de primaria –su madre había fundado una escuelita en su propia casa con el nombre de Rabindranath Tagore-, aunque sólo después del triunfo de la Revolución podría desarrollar a plenitud su vocación.

Desde 1959 su participación en las radicales transformaciones de la sociedad cubana fue muy activa, en particular en la esfera educativa. Primero, entre 1961 y 1963, fue maestra de primaria e incluso directora en la Escuela Cira García, del Plan de Superación de la Mujer, donde alfabetizó. Después, durante el curso 1963-1964, se desempeñó como profesora de Historia y Subdirectora de la Secundaria Básica José María Heredia, a la vez que impartía clases en el Instituto Preuniversitario René O. Reiné. De aquí pasó a laborar como Inspectora de Historia en la Enseñanza Media y llegó a estar al frente de esa actividad en toda la provincia de La Habana de 1964 a 1968.

Según el testimonio del doctor Constantino Torres, su compañero de trabajo desde aquellos años, Aurea Matilde participó como profesora en los cursos ofrecidos en el Instituto de Superación Educacional de La Habana y fue conferencista en las reuniones metodológicas de inspectores organizadas por el Ministerio de Educación. Además, colaboró en la confección del primer libro de Historia de la Antigüedad para el Séptimo Grado, a la vez que asistía a las escuelas al campo.

Paralelamente a todas estas intensas labores, y junto a la formación de sus propios hijos, comenzó sus estudios en la Universidad de La Habana. Perteneció al primer grupo de estudiantes de la Escuela de Historia, fundada en 1962, en la que obtuvo su Licenciatura cuatro años después. En 1964 ya era Instructora no graduada de Historia Universal y dos años más tarde asumió la asignatura de Historia de España en la propia Escuela de Historia –también impartía esta materia en la Escuela de Artes y Letras que compartía el mismo edificio Juan Manuel Dihigo de Zapata y G-, en sustitución de la especialista hispano-soviética María Cristina Miranda, que debió regresar a su país.

Durante medio siglo, Aurea Matilde fue la profesora principal de Historia de España en la Universidad de La Habana. Bajo su impronta, la asignatura renovó sus programas, reforzando sus vínculos con la Historia de América y Cuba, así como actualizando la bibliografía, que incluyó lo más avanzado de la producción historiográfica internacional, de lo que dan fe las selecciones de lecturas publicadas en esos años. El rigor de sus clases, y sus especiales dotes pedagógicas, le dieron merecido prestigio entre los estudiantes y sus compañeros de claustro en las dos carreras donde impartía docencia.

Muy temprano también asumió labores de dirección académica en la Universidad de La Habana, las que comenzó como Vicedecana de la Facultad de Humanidades entre 1969 y 1971. Fue precisamente a fines de 1969, en el cumplimiento de esas funciones, donde la vi por primera vez cuando encabezaba una reunión docente en el teatro Manuel Sanguily. Aquella elegante profesora que había dirigido el claustro, el primero en que participaba como alumno ayudante, sería poco después mi profesora de Historia de España, impresionando a toda nuestra aula por su dominio de la materia y facilidad de expresión.

Al dejar el Vicedecanato en la Facultad de Humanidades, se le encargó apoyar en la Escuela de Historia el proceso de universalización de la enseñanza universitaria impulsado por el Comandante Fidel Castro, que permitió la entrada masiva, en cursos nocturnos para trabajadores, de centenares de estudiantes. A continuación, desde 1973 y hasta 1976, fue Subdirectora docente de la propia Escuela, cuando tenía su sede en el edificio situado en la avenida 19 de mayo.

En esa época, brindó también su respaldo a los primeros intentos de la educación superior cubana para unificar los planes de estudio de las licenciaturas de Historia de las universidades de Oriente, Las Villas y La Habana. La experiencia que ya acumulaba entonces en su vida profesional fue muy útil en la confección de los primeros programas nacionales de Historia, como parte del proceso denominado de Carreras Homólogas.

A partir de septiembre de 1976, año en que obtuvo la categoría docente de Profesora Titular, y durante una década, Aurea Matilde se hizo cargo, en la antigua casa de Don Fernando Ortiz, de la dirección del Departamento de Historia Universal -o General como era su nombre oficial- en la entonces recién creada Facultad de Filosofía e Historia. Desde la misma arrancada de la nueva estructura universitaria dio muestra de su capacidad de dirección expresada en la hábil conducción de un heterogéneo conglomerado de profesores de diversas disciplinas, edades y hojas de vida y que incluyó, durante varios cursos académicos, a los de la Carrera de Historia del Arte.

Al frente de este complejo Departamento consiguió crear un agradable clima de trabajo entre las áreas fusionadas e influir de manera directa en la formación de nuevos profesores, así como en el debate académico, evidenciando sus cualidades para la conducción científica y las relaciones humanas. Todo ello ayudó a tejer excelentes relaciones con los otros dos departamentos de Historia existentes entonces y la propia dirección de la Facultad. Asimismo, en los años ochenta, presidió con gran éxito la Comisión Nacional de la Carrera de Historia, de la que era miembro desde su fundación en 1976.

Su labor de dirección no le impidió continuar con sus excelentes cursos de pregrado y posgrado, la tutoría de numerosas tesis de Licenciatura, Maestría y posteriormente de Doctorado, junto a su destacado papel como ponente o conferencista en disimiles eventos en Cuba y en el extranjero. Impulsó también la colaboración científica internacional con instituciones en diferentes países. Presidió el Tribunal de Categorías Científicas en Historia y brindó asesoramiento a diversas entidades educativas y de investigación en las Ciencias Sociales de nuestro país. Tampoco puedo dejar de mencionar la significativa labor desplegada por Aurea Matilde, entre 1986 y 1996, al frente de la filial provincial de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNIHC), donde promovió varios importantes eventos y actividades científicas.

Sin abandonar su extensa labor docente y las múltiples responsabilidades mencionadas, obtuvo dos doctorados en Historia (en Ciencias Históricas y en Ciencias), el primero en 1984 y el segundo en 2006. A este último le fue concedido el Premio de la Comisión Nacional de Grados Científicos a la Mejor Tesis de Doctorado en Ciencias.

Una gran resonancia también alcanzó en años más recientes como profesora en Universidad para Todos. En el 2002 aceptó ser la conductora principal del ambicioso curso de Historia Universal, impartido en vivo ante las cámaras de la televisión nacional. Aurea Matilde se encargó, en magistrales intervenciones, de dar coherencia al panorama histórico que abarcaba diferentes áreas geográficas, desde los tiempos más remotos de la humanidad hasta acontecimientos de actualidad. Con posterioridad, entre 2004 y 2005, tuvo a su cargo un memorable curso de Historia de España por el Canal Educativo que acaparó la atención de los televidentes. Incluso recibió elogios del entonces presidente de la República Dominicana Leonel Fernández, cuando este la conoció en un evento internacional en Santo Domingo, donde le confesó su admiración y lo mucho que había aprendido con sus enjundiosas clases.

A  todo lo anterior, debe añadirse su sobresaliente producción historiográfica, donde destacan libros como Cuba-España, 1868-1898 Revoluciones burguesas y relaciones coloniales, (La Habana, 1988), basada en su tesis doctoral; España Contemporánea, Segunda República y Guerra Civil, 1931-1939 (La Habana, 1995), que fuera Premio de la Universidad de La Habana; España, franquismo y transición, 1939-1982 (La Habana 2002), obtuvo el Premio de la Crítica de ese año, y Breve historia de España (La Habana, 2006 y 2011), así como varios textos para la educación superior, entre ellos España, siglos XVI y XVII (La Habana, 1973); Historia de España, Selección de lecturas (La Habana, 1980) e Introducción a la Historia de España. Desde los primeros pobladores hasta el año 2000, tabloide de apoyatura al curso de la Televisión Educativa ya mencionado; así como los dos tomos de Historia de España, para los programas de la municipalización, junto a su Historia Mínima de España, ambos editados en 2005.

Su obra, José y Consuelo. Amor, guerra y exilio en mi memoria, dedicada a la vida de sus padres, fue publicada originalmente, y en forma simultánea, en Oviedo (España) y La Habana (Cuba) en 2007. Este libro, que recibió el Premio Universidad de La Habana al año siguiente, es considerado uno de sus más relevantes textos basado en la desgarradora historia de sus padres. Fue confeccionado por Aurea Matilde a partir de recuerdos familiares confrontados con fuentes historiográficas, así como de archivo, y reeditado en Cuba (2013) y México (2017). Creo que esta obra, que tuve la honra de presentar en el Centro de Estudios Martianos, es una verdadera joya literaria por su singular manejo de las vivencias personales enriquecidas con una rigurosa investigación histórica.

Otros ensayos y artículos suyos aparecen incluidos en diversas publicaciones como La revolución burguesa en España (Madrid, 1985); Nuestra Común Historia, En torno al 98 (La Habana 1986); Historia del ciclo de las revoluciones burguesas en España y América (La Habana, 1990); Asturias y Cuba en torno al 98 (Barcelona, 1994); La Nación soñada: Cuba, Puerto Rico y Filipinas (Aranjuez, l996); Un siglo de España. Centenario l898-l998 (Castilla-La Mancha, l998); A vueltas con el 98 ¿Continuidad o Cambio? (Navarra, 1999); Pintura española y cubana del siglo XIX (Lisboa, 1999); España y Cuba: final de siglos (Zaragoza, 2000); Jirones de Hispanidad. España, Cuba, Puerto Rico y Filipinas en la perspectiva de dos cambios de siglo (Salamanca, 2004) y 70 Años del inicio de la Guerra Civil Española (México, 2007), este último resultado del evento que ella organizara en la Universidad de La Habana con la colaboración de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de España, la Red En Defensa de la Humanidad y la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC). También seleccionó los textos y elaboró el ensayo introductorio del libro José Martí y el Partido Revolucionario Cubano, publicado en Asturias en 1998.

Una mención especial requiere, en este breve recuento de su obra, el CD Cuba 1898: Guerra, sociedad y cultura en la coyuntura finisecular, impreso en La Habana en 1999, del que tuvo la dirección científica junto a la Dra. María del Carmen Barcia. Un trabajo pionero en nuestro medio por el uso de las técnicas más modernas en el campo de la digitalización aplicadas a un tema de la historia compartida de España y Cuba.

A lo largo de su extraordinaria vida, por su amplia labor docente e investigativa, actividades revolucionarias –militó en el Partido Comunista de Cuba-, así como por la excelencia de sus publicaciones y resultados científicos, recibió numerosas condecoraciones y reconocimientos, entre ellos, la Distinción la Educación Cubana (1983); la Medalla Fundadora de los CDR (1984); la Medalla Rafael María de Mendive (1984); la Medalla por la Alfabetización (1986); la Medalla Pepito Tey (1990): la Orden Frank País de II y I grado (1994 y 2006); la Orden Carlos J. Finlay (1997); la Distinción Jovellanos (1997); la Medalla 40 Aniversario de las FAR (1998); la Distinción Federico García Lorca (1998) y la Distinción Fernando Ortiz (2003) de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNIHC).

Era Presidenta del Tribunal Nacional de Doctorados en Historia de la República de Cuba, al que pertenecía desde su fundación en 1987. Fue precisamente por el cumplimiento de esta responsabilidad, y ya operada, que la vimos por última vez el pasado mes de octubre en nuestro propio Departamento en L y 27, organizando, con el mismo entusiasmo, exigencia y dedicación de siempre, el plan de defensas de doctorados en Historia que estamos desarrollando este fin de año.

También ostentaba la condición de Académica de Número de la Academia de la Historia de Cuba y Miembro de Honor de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC). Profesora Emérita de la Universidad de La Habana (2004), Premio Nacional de Historia (2006), Premio Félix Varela (2008) y Premio de Ciencias Sociales y Humanísticas de la República de Cuba (2008). En 1989, en ocasión de su ochenta cumpleaños, recibió un reconocimiento especial del Rector de la Universidad de La Habana fundamentado en el amor, la entrega y el talento con que ha contribuido al desarrollo de la ciencia histórica y a la formación de varias generaciones de profesionales universitarios.

La Dra. Aurea Matilde Fernández Muñiz dedicó su vida académica al estudio y la divulgación de la historia de España y sus relaciones con América. Por su consagración a la enseñanza de la Historia, sus brillantes resultados académicos y científicos, como historiadora comprometida con la causa revolucionaria, y su vertical ética profesional, deja una huella imborrable entre sus numerosos alumnos y compañeros de trabajo en la Universidad de La Habana, así como en todos los que la conocieron y admiraron.

12 diciembre del 2017

 

 

 

 

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3 comentarios en Un homenaje a Aurea Matilde Fernández

  1. Soy primo de Matilde, mi padre Caprasio Muñiz amigo de su papá, tubo mejor suerte que el por qué le echaron 20 de carcel y salió como a los tres o cuatro años y tubo que irse de su Asturias querida para La Habana, Yo tenía 3 años, y siempre se me pegó de mi padre que tenía que creer en la libertad individual de las personas.
    Primita Matilde, lo que más me impresionaba de ti es cuando me hablabas, me quedaba como un bobo escuchándote, y cuando Yo te hablaba, te me quedabas mirando y me escuchabas aunque dijera tonterías. La última vez nos vimos en Puerto Rico
    Primita donde quiera que estes te quiero y gracias por enseñarme a escuchar cuando nos hablan. Si alguien me contesta, lo agradeceré
    Primita siempre me acordaré de ti
    Gracias
    PD hace como una semana pedí el libro de la guerra de España a Amazon

  2. A través de Hilda Farfante Gayo ,supimos de su existencia, vicisitudes al tener que abandonar España junto a su madre y su tryectoria vital y docente en Cuba.
    Además.hace unos años .por iniciativa tambien de la propia Hilda Farfante,hija como Matilde Aurea,de padre maestro asesinado por el golpe de Estado franquista, digo que tuvimos ocasión de agregar el nombre de Jose Fernández en la placa dedicada a Ceferino y Balbina, pdres de Hilda y nacidos también en Besullo ( Asturias).

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