Cargando...
Ni beneficios remunerativos, ni ventajas de acceso a nuevas tecnologías, materias primas o insumos productivos. El Premio Nacional de Calidad de la República de Cuba (PNCRC) es llanamente un aval que prestigia, certifica y honra la eficiente gestión empresarial.
Es un galardón que lo remueve todo, lo mira todo. Control interno, contabilidad, cumplimiento de regulaciones, respeto al medioambiente, seguridad y salud en el trabajo.
Las bases y la guía emitidas por la Oficina Nacional de Normalización, adscrita al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, en verdad impresionan. Pero en la occidental provincia de Matanzas un colectivo no se deja intimidar. Una y otra vez la Empresa de Proyectos de Arquitectura e Ingeniería (Empai) ha quedado expuesta a un escrutinio que la revisa con nítida lupa. ¿Resultados?
Tres veces ha merecido el premio, lo que la ubica entre las pocas organizaciones cubanas con una cantidad de lauros de este tipo. Bien puede considerarse un récord, que comenzó a cimentar en 1999, año coincidente con la institución del premio, repitió en el 2008 y recibió en octubre pasado el del 2016.
“Nadie piense que este es un estímulo a la perfección, nada de eso”, aclara el director de la Empai, Jorge Luis Hernández Rodríguez. “Es el reconocimiento al trabajo de un colectivo, a un sistema de dirección y gestión que nos permite evaluar hacia dónde vamos, qué queremos, y cómo mejorar cada día”.
A este último triunfo le concede especial significación por coincidir “con el 40 aniversario de la creación de nuestra empresa y los 50 años de la caída en combate del Che, quien fuera el principal artífice, un impulsor nato de la calidad”.
Las claves del éxito
La base del funcionamiento de cualquier empresa debe asentarse en el crecimiento y el aprendizaje, dos perspectivas por las que la Empai apuesta. Se trata, a grandes rasgos, de garantizar estabilidad del personal mediante certeras medidas de seguridad y salud en el trabajo, y un sistema de capacitación planificado, que asegure óptimos saldos técnicoeconómicos, que no son más que obras construidas en beneficio del pueblo, explica el director.
“Ahí radican nuestras claves del éxito. Todo se relaciona con perspectivas perfeccionadoras del funcionamiento del centro, lo que incluye hasta la puesta en práctica de planes vacacionales. Aunque aún tenemos insatisfacciones, nos place la estabilidad de la fuerza laboral, muy esencial aquí, donde el capital humano es el eje de la organización. Una baja, una sola baja, se convierte en verdadera pérdida”, reflexiona.
Los aportes en términos de diseño y la labor del Centro de Información Científico-técnica son ponderados por el ingeniero Pedro Antonio Hernández Rodríguez, director técnico y de desarrollo, quien concede relevancia a un hecho que le sumó muchos puntos:
“Logramos certificar de forma integrada y por la última versión del 2015 las normas ISO 9001 de Sistema de Gestión de Calidad, la 14001 de medio ambiente y la 18001 de seguridad y salud laboral, las que teníamos aprobadas según normativas del 2008. Esto es imprescindible en el mundo para conseguir satisfacción del cliente y el logro de los resultados deseados por la organización”.
El jefe del grupo de Negocio y Mercadotecnia, Yoany Rodríguez Cruz, asevera que de manera sistemática miden el criterio de los clientes con encuestas que “incluyen desde el trato que brindamos hasta el confort de nuestras instalaciones. Es muy bueno comprobar cómo ha aumentado la satisfacción o la conformidad”, sostiene.
Empai adentro, desafíos afuera
En Perfeccionamiento Empresarial desde 1999, entre las primeras entidades cubanas que iniciaron la implantación del superior sistema de gestión, en el 2016 la Empai elaboró proyectos como los hoteles Las Conchas e Internacional, y los de la recapitalización de instalaciones turísticas en correspondencia con nuevos estándares exigidos por la industria del ocio.
También diseñó programas vinculados a los tribunales, el de la Fiscalía Provincial y viviendas, planes estos últimos donde se debe “arreciar la exigencia para que las casas muestren elevada calidad”, considera Hernández Rodríguez.
Así de diversa es la responsabilidad de la Empai con cuantas obras se ejecutan en el territorio. Mucha fe hay depositada en sus arquitectos e ingenieros para embellecer la urbe capital, que el 12 de octubre del 2018 cumplirá 325 años de fundada.
La reconstrucción del hotel Louvre, la calle Medio, la sede de la Oficina del Conservador de la Ciudad, el cementerio de San Carlos Borromeo, y otras acciones salen de manos y mentes jóvenes como las de Susel Medina o de expertas como las de Ramón Recondo Pérez, un arquitecto con 36 años de labor que apuesta por hacer bien las cosas desde la primera vez, una máxima que, como brújula, guía el día a día de estos profesionales.
Héctor Alfonso, ingeniero principal, también trabajó en el proyecto temporal y ahora en el definitivo de la casa de bomba de agua de mar de la termoeléctrica Antonio Guiteras, edificación destruida con el paso del huracán Irma, el 9 de septiembre, lo que impidió a la planta producir electricidad alrededor de 20 días.
Alfonso desvía los ojos de la pantalla del monitor, y en pocos minutos nos explica minuciosamente cómo han tenido que estudiar y buscar por aquí y por allá, soluciones ajustadas al estratégico edificio de esa planta generadora, proyectada por especialistas franceses, y que ahora ellos asumen con el compromiso de que las nuevas propuestas resistan el embate de los más fuertes huracanes.
Un laboratorio del buen hacer
Francisco Delgado Ricabal, secretario general del Buró Provincial del Sindicato de Trabajadores de la Construcción, se regocija en su apreciación: “La Empai es un laboratorio de óptimo hacer y de lo que se puede alcanzar desde una eficiente práctica de dirección, digna de ser imitada por el resto del empresariado matancero y del país”.
Si alguien tuviera dudas del significado de este colectivo para el movimiento sindical yumurino, baste señalar las 22 veces consecutivas que fue electo como Vanguardia Nacional y las órdenes Jesús Menéndez y la Lázaro Peña de Tercer Grado.
Otros lauros colman la senda triunfante de una empresa donde sus trabajadores aspiran a que sean eliminadas las profundas diferencias salariales entre los que trabajan para el turismo, que ingresan más, y quienes lo hacen para obras sociales.
Por lo pronto, el PNCRC pudiera significar también algún incentivo material, tal y como se reconociera en un informe presentado en el Congreso Internacional de Información Info 2016, en La Habana, en el que se consideró que debieran examinarse alternativas para incentivar a las empresas ganadoras con una mayor prioridad en el acceso a materias primas e insumos productivos o con la posibilidad de retener un monto más elevado de las utilidades, para realizar pago de estímulo a trabajadores, o para labores de ampliación o remodelación.
Mientras tanto, la Empai de Matanzas seguirá aspirando a sumar otro lauro, que cada vez demuestra cómo la calidad se ha convertido en cultura para una empresa que no es perfecta, pero que continuamente se acerca más a lo soñado.
