Choco, Premio Nacional de Artes Plásticas 2017

Choco, Premio Nacional de Artes Plásticas 2017

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Choco
Choco

El Ministerio de Cultura de Cuba y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas dieron a conocer este fin de semana el otorgamiento al artista Eduardo Roca Salazar (Choco) del Premio Nacional de Artes Plásticas 2017, máximo galardón que conceden estas entidades a creadores de la plástica insular.

Figura imprescindible dentro del diverso cosmos del arte nacional, Choco es un artífice venido al mundo el 13 de octubre de 1949 en la oriental provincia de Santiago de Cuba. De origen humilde, el éxito internacional de su fecunda carrera artística en la capital no ha limitado su cordialidad, sencillez y modestia para con sus semejantes, a los que ha recreado en sus grabados y pinturas de manera original y contundentemente expresiva. Su arte puede calificase, ante todo, de ensayístico, sobre todo en la composición de sus figuraciones en las que predominan colores cálidos, como el rojo, el amarillo, el verde, el negro y el azul.

Pintor del pueblo, de las gentes del barrio; del solar y del bembé; de la guagua y de la bodega; de los que cortan caña o cultivan la tierra; de los obreros que sudan en el taller o en la fábrica; de los negros, mulatos, chinos y blancos que, desde los tiempos de la colonización, son los grandes cronistas de esta isla sin miedos; de los que tienen fe y siguen luchando; de los niños, los jóvenes y las mujeres; y también de los que no tienen historias… Ese es Choco, el Negro Gigante de la Plástica Insular,  amable y respetuoso, en cuyo arte se encuentra, al decir del poeta y presidente de la unión de Escritores y artistas de Cuba, Miguel Barnet, “la esencia de lo cubano” .…

Alumno avezado Antonia Eiriz, cuando cursó estudios en Escuela Nacional de Instructores de Arte, en los iniciales años de la década del 60 del pasado siglo, la obra de este creador rememora el espíritu experimental, las texturas y los colores aprehendidos de la célebre pintora cubana.

Entre las antológicas series de grabados y pinturas de Choco se encuentran las de los cortadores de caña, “que pueden o no ser campesinos, porque también pueden ser obreros que se dedican temporalmente a esta labor”, tal expresó en una ocasión; así como las de mártires y héroes de la patria. Pero quizás su obra más rica en matices de cubanía, lírico reflejo de nuestras cultura e idiosincrasia, es aquella que se nutre del mundo que le rodea, de los pequeños y grandes detalles que conforman la existencia humana, de los que surgen, como metáforas de la vida insular, sus idearios estéticos.

Sus narraciones iconográficas trascienden en un discurso en el que conviven estos personajes que provocan meditación, a través de un arte eminentemente conceptual y profundo. En otros de sus trabajos hay ironía, humor, sensualidad y pasión. Todos como alegóricas crónicas de nuestro devenir histórico-social.

La pintura de Choco, a quien contradictoriamente no le apetece el chocolate y cuyo apodo tal vez esté inspirado en el intenso color de su piel,  recuerda nuestras raíces, a los ancestros que directamente llegaron a este archipiélago procedente del África, cruelmente subyugados por los colonizadores españoles. Ante muchas de sus obras, en las que se observan unas largas y delgadas texturas, como hilos gruesos o cordones que surgen caprichosamente tras los trazos del pigmento sobre la tela o la cartulina, se reflejan las venas del continente negro.

En sus trabajos predominan los colores oscuros, o contrastantemente fríos, como los azules de Olokun y Yemayá —“del que dicen soy su hijo”, apuntó— y los ocres tenues o fuertes, como el color de la tierra en el monte de Eleguá y Ogún… En la obra de Choco está la historia de dioses, de dolor y amor del África, en los encendidos rojos de la carne de Changó y en los sensuales amarillos de Ochún.

El Choco es miembro de la Uneac, del Taller Experimental de Gráfica de la Habana (TEGH) y de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos (AIAP). También realizó estudios en la Escuela Nacional de Arte y se graduó de Licenciado en Historia del Arte en la Universidad de La Habana. Ha realizado una importante labor docente en instituciones de la especialidad en Cuba y España. Su obra se expone en museos y galerías del mundo como Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba; Museo de África, Chicago, EUA; Museo de la Estampa, México DF; Museo Kochi, Japón; Fundación Miró, Palma de Mallorca, España; Colección privada César Gaviria en Colombia y en instituciones de Suecia  y de otros países de todos los continentes.

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