En el escalón más alto de la especie humana

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Entre el 8 y el 9 de octubre murieron seis integrantes de la guerrilla del Che, tres cayeron en el enfrentamiento al ejército en la Quebrada del Yuro, dos fueron asesinados en la escuelita de La Higuera, al igual que su jefe, y otro murió como resultado de las heridas recibidas en combate, sin que le permitieran asistencia médica.

Pachungo: valeroso y sensible

En el escalón más alto de la especie humanaAlberto Fernández Montes de Oca, Pachungo, llevó en Bolivia un diario de campaña en el que plasmó desde los momentos difíciles —como aquella ocasión en que se encontraban en marcha, sin comer, agotados, bajo la lluvia y escribió:

“Lo único que me mantiene en pie es la conciencia”— hasta las bromas, como cuando el Che por el aspecto barbudo y flaco del joven combatiente le dijo que se parecía a San Lázaro, o lo “vaciló”, por haber actuado en el filme cubano Historias de la Revolución.

Nacido en el poblado de San Luis, en Santiago de Cuba, el 28 de diciembre de 1935, se inició en las luchas revolucionarias en la Escuela Normal para Maestros de Oriente.

Deseoso de luchar con las armas, se incorporó a la tropa del Che en el Escambray y en poco tiempo el jefe de la columna No. 8 reconoció sus méritos nombrándolo capitán del Ejército Rebelde.

Tras el triunfo revolucionario asumió diversas responsabilidades civiles: administrador del central Washington, delegado provincial del azúcar en Las Villas, administrador de la Planta de Sulfometales, en Santa Lucía, Pinar del Río, y jefe de la Empresa Nacional de la Minería.

No titubeó en seguir a su jefe de siempre a la guerrilla boliviana. En su anotación del día 7 de octubre, Pachungo refirió que la radio había dado la noticia de que los tenían rodeados y se ofrecían 5 millones de pesos bolivianos por cualquiera de los guerrilleros, vivo o muerto.

Resultó herido en el combate de la Quebrada del Yuro y conducido a la miserable escuelita de La Higuera, donde al Che se le prohibió atenderlo y murió.


Antonio: audacia y decisión

En el escalón más alto de la especie humanaCuentan que como jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio en Contramaestre tenía locos a los militares batistianos y varias veces cayó preso, aunque ello lejos de amedrentarlo lo volvió más audaz, pero llegó el momento en que el Movimiento decidió que debía alzarse porque su vida corría peligro.

Así, Orlando Pantoja Tamayo, Olo, nacido el 2 de octubre de 1933 en Maffo, Jiguaní, se convirtió en integrante del Ejército Rebelde, y se ganó ser seleccionado para formar parte de la columna invasora No. 8 comandada por el Che, quien casi al finalizar la guerra de liberación le confirió los grados de capitán.

Después de la victoria le encargaron la jefatura del regimiento tres de Las Villas y después pasó al Ministerio del Interior donde asumió la dirección del Departamento de Vigilancia de Puertos y Costas.

Sobre la manera de ser de Olo recordó su hermana Chela que era el compañero que se percataba de los problemas de quienes lo rodeaban y les brindaba ayuda; el jefe exigente capaz de sancionar a sus subordinados pero también de interesarse por sus preocupaciones; el hijo amoroso que siempre estaba pendiente de la madre, que llegó a convertirse en el eje de la familia, y que siempre estuvo al tanto de sus tres hijos.

En el destacamento guerrillero fue destinado al centro con el seudónimo de Antonio. Entregó su vida heroicamente en la Quebrada del Yuro.


Arturo: radista y combatiente

Cuando decidió unirse a la guerrilla del Che en Bolivia, René Martínez Tamayo, Arturo, le escribió a su hijo de tres años: “A mí me cabe el orgullo de saber que cuanto hoy hago y estoy dispuesto a hacer es no sólo por tu felicidad, sino también por aquellos que no han podido alcanzar la vida que en un futuro a ti te espera”.

Nacido en Mayarí, en la actual provincia de Holguín, el 2 de febrero de 1941, el asma que padecía y las privaciones económicas no impidieron que se esforzara en los estudios y ya viviendo en la capital se empeñó en este propósito hasta ingresar en el Instituto de La Habana, a la vez que laboraba de aprendiz en una joyería para ayudar a su familia.

En su centro docente se incorporó a las actividades revolucionarias, y más tarde peleó, junto con su hermano José María, en las filas del Ejército Rebelde. Después del triunfo llevó a cabo diversas misiones, entre ellas la de integrar el Departamento de Investigaciones del Ejército Rebelde (Dier) y escolta del comandante Manuel Piñeiro Losada, fundador de la Inteligencia cubana.

Dentro de la guerrilla boliviana se le asignó la misión de radista y formó parte del centro. En julio sufrió el inmenso dolor de perder en combate a su hermano José María, quien antes de morir le pidió que Fernando (el Che) nunca tuviera que llamarle la atención por un acto de indisciplina y si le tocaba caer lo hiciera como un hombre. Ante la tumba del caído, Arturo juró que no le haría quedar mal.

Lo cumplió desde entonces y hasta su último combate en la Quebrada del Yuro, el 8 de octubre, en el que entregó su vida.


El Chino: ejemplo ante la adversidad

Aunque más joven que el Che, el Chino no estaba preparado para las durísimas condiciones que tuvo que enfrentar la guerrilla, no obstante luchó hasta el final por sobreponerse a sus limitaciones físicas, y en su anotación del 29 de junio el Che lo mencionó entre los hombres ejemplo.

Juan Pablo Chang-Navarro Lévano, que en la guerrilla adoptó el seudónimo de el Chino, nació en Perú, Lima, el 2 de abril de 1930, en el seno de una familia con recursos económicos, sin embargo su vocación desde temprana edad fue la lucha revolucionaria a favor de los desposeídos.

Desde los 14 años militó en la organización juvenil Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra), a la vez que se desempeñaba como activo dirigente estudiantil, primero secundario y después universitario, y fue hasta acusado de organizar un levantamiento cívico militar, por lo que lo juzgaron y condenaron a prisión.

Sufrió sucesivamente cárcel y deportación, y desencantado del aprismo ingresó en el Partido Comunista de Perú de cuyo Comité Central formó parte. Integró la delegación peruana a la Conferencia Tricontinental celebrada en La Habana en 1966 y se incorporó al Ejército de Liberación del Perú.

Cuando este se desarticuló, se relacionó con el Che para continuar la lucha armada. Con él se sumaron a la guerrilla boliviana otros dos peruanos.

Durante el combate de la Quebrada del Yuro, el Che, que atendía directamente al Chino, intentó ponerlo a resguardo del enemigo, pero este fue capturado a la mañana siguiente, llevado a la escuelita de La Higuera, donde fue objeto de maltratos y asesinado.


Willy: protegió con su vida al Che

Me comentaron recientemente el simbolismo que representaba que hubiese sido un guerrillero boliviano de apellido Cuba el que interpuso su cuerpo para proteger la vida del Che cuando un militar los sorprendió a ambos tratando de salir de la quebrada e intentó dispararles.

Simeón Cuba Sanabria, que adoptó como seudónimo en la guerrilla el nombre con que llamaba a su segundo hijo Wilfredo, Willy, y en el destacamento formó parte del centro, nació el 5 de enero de 1934 en Itapaya, a más de 40 kilómetros de Cochabamba.

Trabajador de la empresa minera Huanuni, en el departamento de Oruro, fue dirigente sindical junto con Moisés Guevara. Ambos realizaron obras de beneficio social para las familias de los mineros y se incorporaron al Partido Comunista de Bolivia.

Posteriormente ingresó junto a Moisés al Movimiento Obrero Revolucionario de orientación marxista-leninista. Como la actividad política de Willy le atrajo el rechazo de la administración de la mina fue despedido, más tarde fue apresado y al salir en libertad se trasladó con su familia a Cochabamba.

Llegó al campamento guerrillero en marzo de 1966 con el grupo de combatientes que llevó Moisés. Capturado junto al Che el 8 de octubre, Willy pasó la noche en la escuelita de La Higuera al lado de Pachungo a quien vio morir como consecuencia de las heridas recibidas en el combate sin que se le permitiera a nadie auxiliarlo.

Al día siguiente, Willy fue asesinado.


Aniceto: el joven comunista que quiso ser maestro

Nacido en el distrito minero de Siglo XX, departamento de Potosí, el 26 de julio de 1940, Aniceto Reinaga Gordillo quedó tempranamente huérfano de madre. El padre, que había enfermado de los pulmones en la mina, se fue con sus hijos a La Paz.

Los hermanos de Aniceto lo ayudaron a cumplir su deseo de hacerse maestro en la Escuela Normal Simón Bolívar, pero no llegó a ejercer.

Sensibilizado con la explotación de su pueblo de la que había sido testigo desde la infancia, ingresó en la Juventud Comunista y fue electo por sus compañeros miembro de su ejecutivo nacional, cargo que ocupaba al incorporarse a la guerrilla en enero de 1967.

En el destacamento lo asignaron a la vanguardia y realizó las más diversas misiones, especialmente la de exploración que cumplió con eficacia junto con la enseñanza del quechua a los guerrilleros que desconocían esa lengua. En sus evaluaciones periódicas de los combatientes, el Che lo calificó de muy bueno, empeñoso, entusiasta, valiente y de alta moral.

Che acostumbraba a hablar personalmente con los combatientes para constatar su disposición en condiciones que se hacían cada vez más difíciles. El 9 de septiembre lo hizo con Aniceto y escribió en su Diario: “Parece estar muy firme”. El joven fue el primero en caer mortalmente herido en el Yuro.

Acerca del autor

Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …

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