Asesinaron al que salvaba vidas

Asesinaron al que salvaba vidas

1 Estrella2 Estrellas3 Estrellas4 Estrellas5 Estrellas (Sin valoración)
Cargando...

Cuando a inicios de la década de los años 60 del pasado siglo Cuba padeció un significativo éxodo de médicos, llegó a la tierra de los Maceo un joven cardiólogo oriundo de Perú llamado José Restituto Cabrera Flores, que comenzó a prestar servicios en el hospital provincial.

Nació en El Callao, Perú, el 27 de junio de 1931 y tuvo que ir a estudiar a Argentina porque en su tierra natal no le aceptaron la matrícula en la universidad, según él mismo les dijo a sus compañeros, por ser cholo, es decir, mestizo de razas blanca e indígena, en el que suelen prevalecer los rasgos étnicos indígenas. Por su peculiar apariencia de más de seis pies de estatura, de figura atlética y piel de un tono bronceado oscuro, en la universidad lo llamaban el Negro Cabrera Grande.

Realizó todo tipo de trabajos para costearse la carrera, como estibador en el puerto, pintor de barcos, mozo de limpieza de una escuela religiosa, etc., sin que ello afectara sus exitosos resultados académicos. Uno de sus condiscípulos aseguró que era opinión generalizada de que poseía uno de los cerebros más brillantes que transitaron por esos años en la Facultad de Medicina.

Una vez graduado empezó a ejercer en el Instituto Modelo de Clínica Médica Dr. Luis Agote del Hospital Rawson, pero un tiempo después se marchó de la ciudad a prestar servicios en Taco Pozo, en el Chaco, en lo profundo del monte. Allí, además de brindar sus conocimientos médicos, enseñó a leer y a escribir a los obreros, les hablaba de organizarse, y como consecuencia, los trabajadores exigieron mejoras laborales, lo que le costó al doctor ser despedido. Más tarde brindó asistencia en una población llamada Tres Isletas, donde con otros médicos creó una especie de cooperativa socialista.

No era de extrañar que aquel hombre de ideas marxistas leninistas, que padecía por la situación de su país y de Latinoamérica, se sintiera entusiasmado con el triunfo de la Revolución cubana y decidiera, junto con otros colegas argentinos, brindar sus conocimientos en la patria de Martí, adonde llegó con su compañera y su pequeña hija.

Muy capaz en su especialidad se le vería lo mismo en una guardia de milicias, que en un trabajo voluntario o un baile convocado por sus colegas, acompañado de su esposa.

Dejó muy gratos recuerdos, pero un día no se le vio más y es que había partido a Bolivia a integrarse al grupo de combatientes que pelearía junto al Che. Este lo encontró, en marzo de 1967, en el campamento central a su regreso de una larga y agotadora marcha de exploración y entrenamiento. Había arribado junto con otros dos compatriotas, Juan Pablo Chang y Lucio Galván Hidalgo. Al doctor Cabrera se le empezó a llamar por los seudónimos de Negro o Médico.

El Negro actuó como médico en las primeras acciones que libró el grupo armado y el 17 de abril el destacamento se dividió cuando el Che partió a Muyumpampa. Le ordenó a Joaquín, quien estaba al frente de la retaguardia, quedarse con los enfermos bajo el cuidado del doctor peruano, y con otros combatientes de su grupo hacer demostraciones en el lugar, pero impedir movimientos excesivos, no combatir frontalmente y esperarlo hasta el regreso.

La retaguardia cumplió ejemplarmente la orden soportando el hostigamiento constante del enemigo, hambre y privaciones, hasta que transcurridos los meses decidieron contactar con el campesino Honorato Rojas que ya conocían, sin sospechar que este ya estaba de acuerdo con el Ejército para conducirlos a la mortífera emboscada del vado de Puerto Mauricio.

El Médico escapó de la balacera sumergiéndose en las aguas y dejándose arrastrar por estas hasta llegar a río Palmarito. Trataba de procurarse alimentos en la ribera cuando fue sorprendido por el Ejército, que lo asesinó a culatazos. Era el 4 de septiembre. Ese mismo día el Che reseñó en su diario lo que había escuchado por la radio, “dieron todas las generales del Negro, el médico peruano muerto en Palmarito y trasladado a Camiri”.

Acerca del autor

Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …

Compartir...

Un comentario en Asesinaron al que salvaba vidas

  1. En 1963 trabajaba en el hospital de Santiago de Cuba.Reparo la maquina de tomar radiografias y en el hospital operaban. Estudio en la ciudad de La Plata y su esposa era argentina.Se habia quedado para cuidar a Tania la guerrillera que estaba enferma y misma que perecio al cruzar un rio.Era muyh siompatrico y le decian El negroi como apodo aunque era de tipo mas bien bronceado.

Escribir comentario

© 2018 Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba
Director: Alberto Núñez Betancourt
Subdirectores Editoriales: Alina Martínez Triay y Joel García León
Territorial y General Suárez. Plaza de la Revolución. La Habana, Cuba. CP: 10698
Fax: 053 (7) 555927 E-mail: digital@trabajadores.cu