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Con la tradicional ceremonia de la Quema del Diablo, en alusión a la destrucción del mal, se pondrá hoy el punto final al Festival del Caribe, encuentro cultural, de solidaridad y hermandad entre los pueblos de la región, que desde hace 37 años ininterrumpidos se celebra cada julio en la ciudad de Santiago de Cuba.
Desde el pasado lunes y hasta este domingo la ciudad santiaguera acogió a más de mil participantes de unos 25 países, entre ellos grupos portadores, artistas, académicos y representantes gubernamentales, amalgamados todos en el fin común de defender las expresiones culturales más populares y tradicionales de la región.
Durante siete días se desarrollaron acciones en una amplia gama de ámbitos que sacaron nuevamente a la luz lo real maravilloso de este Caribe nuestro: música, danza, artes escénicas y plásticas, literatura, culinaria, medicina, comercio, religiones populares…
El pueblo de la más caribeña de las ciudades cubanas estrechó el contacto con los asistentes por intermedio de las presentaciones públicas, pues la llamada Fiesta del fuego siempre trasciende el ámbito institucional para hacerse patente en las calles y plazas.
Entre lo más distintivo de esta 37 edición, dedicada a Bonaire, estuvo, entre otras, El Coloquio el Caribe que nos une, el Desfile de la Serpiente, la Fiesta Orishaoko, deidad que en la naturaleza representa la tierra, y en la vida el trabajo agrícola y los cultivos, el coloquio Hugo Chávez: la pasión que nos une, así como el tributo de los grupos portadores de la cultura popular tradicional al Comandante en Jefe Fidel Castro en el cementerio de Santa Ifigenia.
A partir de hoy los organizadores de la cita, con el liderazgo de la Casa del Caribe, inician los preparativos de la edición 38, prevista también del 3 al 9 de julio de 2018, esta vez dedicado a Puerto Rico.
