El camino del arroz

El camino del arroz

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El land plane con tecnología láser genera información que permite hacer movimientos de tierras exactos. Foto: Vicente Brito

 

Por Lianet Suárez Sánchez y Ramón Barreras Ferrán

“Al mejorar las condiciones también se elevan la productividad y el salario”, expresa Dagoberto García Puebla, mecánico de la unidad empresarial de base (UEB) taller integral Yara en el municipio granmense del mismo nombre, quien se siente satisfecho por la llegada de un módulo de herramientas que facilita su trabajo.

Al igual que esta, otras UEB pertenecientes a la empresa agroindustrial de granos Fernando Echenique, de Granma, han sido beneficiadas con recursos gracias a la implementación del Programa de Desarrollo Integral del Arroz.

Con 31 mil 900 hectáreas sembradas en el año y 16 bases productivas, es la entidad que contribuye, en gran medida, a que en esa provincia se encuentre el mayor polo productivo del cereal en el país, por lo que la inyección de tecnología que ha tenido, tanto en la parte agrícola como industrial, permite franquear inconvenientes que eran inaplazables y, a la vez, aumentar la producción.

Entre las adquisiciones figuran los tractores de alta potencia YTO, de procedencia china, y los refinadores Omega–3500, que utilizan tecnología láser y fueron asignados a las brigadas “de modernización”, que también llaman a las que mejoran los viales y los sistemas de riego, así como nivelan, casi de modo perfecto, los campos.

De esa manera, una lámina uniforme de agua recubre el suelo y, por tanto, hay un uso más racional de ese escaso recurso y se elevan los rendimientos, al tener mayores probabilidades de germinación de las semillas e incremento de la población de plantas, además de posibilitar el control de plagas y malezas, aseguró Edisnel González Valdez, director general de la empresa.

“Esos equipos con tecnología láser generan información que permite hacer movimientos de tierras exactos para impedir que haya más de cinco centímetros de desnivel entre la entrada y salida del agua. Es novedoso su uso, y los resultados deben ser visibles en la venidera campaña de frío”, apuntó.

Para esa contienda, de noviembre a febrero, los entendidos en el sector calculan cosechar al menos ocho toneladas (t) promedio por hectárea (ha), cifra jamás lograda en 30 años.

“En el 2016 alcanzamos cinco t/ha, nuestro mejor resultado en las últimas décadas. En los años 80, etapa que precedió al período especial y donde hubo un detrimento de la producción, apenas se acumulaban tres”, subrayó González Valdez.

Pero no solo la tecnología aplicada hace a la Fernando Echenique merecedora de elogios. Otros empeños, como la recuperación de canales para evitar la pérdida de agua; la capacitación y prestación de servicios al sector no estatal, de donde proviene el 80 % de las producciones totales, y la decisión reciente de producir las semillas necesarias sustentan asimismo los notables avances.

El “abrazo” que llegó…

Un interesante folleto sobre el proceso inversionista del Programa de Desarrollo Integral de ese cultivo, elaborado por la División Tecnológica del Arroz, del Ministerio de la Agricultura, y facilitado a Trabajadores, permite conocer que está aprobada la adquisición de 3 mil 641 medios de diversos tipos, con un monto financiero que supera los 133 millones 400 mil dólares (USD). Al finalizar el pasado año se habían adquirido 2 mil 124 de estos, con una ejecución financiera de más de 101 millones 800 mil USD, para el 76 % del monto total.

Eso ha permitido que no solo la empresa Fernando Echenique haya recibido tal inyección tecnológica. El “abrazo” abarca a muchos y los resultados comienzan a hacerse palpables.

Entre otros equipos, han sido comprados y puestos en explotación 327 tractores de alta potencia y 325 de mediana; 140 gradas para roturar la tierra y 270 para alistarla; 50 sembradoras e igual cantidad de fertilizadoras; 250 land plane (equipo de nivelación); 235 cosechadoras; 300 tractolvas y 400 remolques arroceros.

El programa ha considerado también otros, como motoniveladoras; buldóceres; compactadores; retroexcavadoras; sistemas de bombeo de agua (horizontales y verticales), refinadoras; equipos láser, y 22 aeronaves, estas últimas por un valor de más de 4 millones 90 mil USD, destinadas a las labores de siembra, fertilización y aplicación de productos químicos y biológicos.

La parte industrial también fue beneficiada con plantas de secado, molinos, silos de almacenamiento, básculas para el pesaje, laboratorios y plantas para la clasificación y tratamiento de semillas.

Del campo a la mesa

Las industrias también han sido beneficiadas con la inyección de tecnología. En la foto el moderno molino de La Paquita, en Cienfuegos. Foto: Juan Carlos Dorado

 

Todo eso tiene un fin: disponer de mayor cantidad de toneladas, sustituir importaciones y mejorar la calidad del grano. O sea, llevar el arroz a la mesa de los cubanos con un costo inferior y fortalecer a la vez la economía del país.

Lázaro Díaz Rodríguez, director de la División Tecnológica de Arroz del Grupo Empresarial Agrícola, ha explicado que en el año 2010 solo se lograron cosechar unas 86 mil 100 t de arroz consumo, cantidad que distó de los resultados en 1986, cuando las cifras superaban las 286 mil toneladas.

En enero del 2012 se aprobó el Programa de Desarrollo Integral del Arroz, cuyo objetivo es producir en el país, en su primera etapa, 538 mil toneladas para sustituir importaciones. En la actualidad la demanda asciende a unas 700 mil t para cubrir la canasta básica de la población, el consumo social y el resto de los destinos planificados.

En el 2015 la producción continuó su descenso y fue de 240 mil toneladas. Aunque en el pasado año la sequía se extendió, a partir de las medidas adoptadas para usar de manera más eficiente el agua e incrementar el rendimiento por área cultivable, se frenó el decrecimiento y se cosecharon 263 mil toneladas de arroz consumo. Para el presente está prevista la producción de 307 mil toneladas.

Los retos…

En la producción arrocera hay varios retos, pero el primero de todos es producir más, sobre la base del aumento de las áreas de cultivo donde existan las condiciones, la explotación eficiente de los recursos, el uso y manejo racional y eficaz del agua disponible y la aplicación de la ciencia y la técnica, entre otros factores de influencia.

Comprar una tonelada en el mercado internacional cuesta 520 dólares, mientras que producirla en el país, 405. Una simple operación aritmética valida la justeza del propósito.

En una plenaria reciente, efectuada en la provincia de Cienfuegos con el auspicio del Ministerio de la Agricultura y la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, quedó evidenciado que los directivos del sector arrocero y los productores tienen muy presente el legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. El 25 de junio de 1974, en la Primera Plenaria Nacional Arrocera, el líder de la Revolución cubana expresó: “(…) El país no se puede conformar con decir: vamos a llegar a 500 mil toneladas de arroz. (…) Por lo menos sería correcto aspirar a que el arroz, en parte, financiara los gastos en divisa que se tienen que hacer para su producción. Además, el día que nosotros estemos produciendo 700 mil, 800 mil toneladas en vez de 500 mil toneladas de arroz, estaríamos produciendo un arroz mucho más barato, mucho más económico…”.

El camino está definido desde hace mucho tiempo.

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