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Mayo llega siempre con una carga emotiva para el Viejo Continente. Un gran desfile militar en Moscú celebraba este martes el 72 aniversario de la victoria rusa sobre la Alemania nazi. La jornada de ayer también sirvió para conmemorar en toda la región el Día de Europa en recuerdo a la “Declaración Schuman” de 1950, considerada el germen de la actual Unión Europea (UE).
Sin embargo, para ese bloque los últimos meses no han sido de festejos propiamente: el llamado Brexit (decisión de Reino Unido en junio pasado de separarse del mecanismo), la tensión electoral en Holanda y Francia, los conflictos próximos a sus fronteras, la crisis económica sumada a la de los refugiados, así como el desempleo en la eurozona (alrededor del 8 %), han obligado a la Unión a repensarse para no perder demasiada influencia en el nuevo contexto.
“Este año nos vamos a jugar el futuro de la UE, y con él, el de todos nosotros”, aseguró en febrero Joaquín Almunia, antiguo vicepresidente de la Comisión Europea, luego de analizar ese panorama. El diplomático denunciaba que “como telón de fondo, el contrato social establecido en la segunda mitad del siglo pasado como fundamento del Estado de bienestar se resquebraja, los derechos y libertades fundamentales son puestos en cuestión por algunos Gobiernos y partidos políticos europeos”.
Por ello, de acuerdo con Almunia, las soluciones para los problemas de la comunidad tendrán que buscarse principalmente en “el Consejo Europeo, y por tanto en los líderes nacionales y en las instituciones democráticas de los Estados miembros, más que en Bruselas”.
En tal escenario, un acontecimiento de este domingo pareció darle un respiro a la UE. El triunfo del centrista Emmanuel Macron en la segunda vuelta de elecciones presidenciales en Francia descartó la posibilidad de gobernar a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, que pretendía cortar los lazos con el ente regional.
Macron, quien será el mandatario más joven de la historia del país galo, aseveró en sus declaraciones iniciales como presidente electo que trabajará para reconstruir la relación entre Europa y sus ciudadanos, pues ellos “esperan que demos una nueva esperanza”. Aun así, el camino no está libre de obstáculos, hará falta más que los deseos de un nuevo jefe de Estado para aliviar las tensiones que vive el bloque este mayo.
