El hambre sí es mortal

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«Que no nos pongamos a discutir si el alma es mortal o es inmortal, sino pensemos que el hambre sí es mortal y derrotemos el hambre para tener la capacidad y la posibilidad después de discutir la mortalidad o la inmortalidad del alma»

                                                                      Camilo Torres

 

El reciente informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre la alarmante situación alimentaria en diversas regiones del planeta, confirma que cerca de 800 millones de sus habitantes padecen de hambre y desnutrición, agravadas por los conflictos armados, desastres naturales y una persistente sequía.

El hambre sí es mortal
El hambre sí es mortal. Foto: Prensa Guyana

 

Las estadísticas mostradas en el documento Perspectivas de cosechas y situación alimentaria, indican que de 37 países que requieren ayuda alimentaria externa, 28 están en África, afectados por los efectos de las sequías provocadas por el fenómeno de El Niño en 2016.

Sin embargo, aunque se espera que la producción agrícola se recupere en África austral, los conflictos civiles aumentarán las filas de personas desplazadas y en situación de hambre en otras partes del mundo, indica el reporte de la FAO.

Mirando al futuro, la previsión inicial de la organización de la ONU sobre la producción mundial de trigo en 2017 apunta a un descenso del 1.8 % respecto al nivel récord de 2016, debido a una reducción prevista del 20 %  en Estados Unidos, donde la superficie sembrada con trigo de invierno está en su nivel más bajo desde hace más de un siglo.

Si bien, señala el informe, la producción de cereales logró avances muy importantes a nivel mundial en 2016, con una recuperación récord en Centroamérica y cosechas cerealeras más abundantes en Asia, Europa y Norteamérica, el acceso a los mismos se ha reducido drásticamente en aquellas zonas que sufren conflictos civiles, al tiempo que la sequía afecta a la seguridad alimentaria en amplias franjas de África oriental.

En Sudán del Sur, por ejemplo, se ha declarado formalmente una situación de hambruna, mientras que en el norte de Nigeria, Somalia y Yemen, la seguridad alimentaria es también motivo de gran preocupación.

“Esta es una situación sin precedentes. Nunca antes nos habíamos enfrentado a 4 amenazas de hambruna en varios países simultáneamente», afirmó el Director General Adjunto de la FAO, Kostas Stamoulis, que estima que “hace falta actuar rápido y proporcionar no solo ayuda alimentaria sino también apoyo a los medios de vida para asegurar que estas situaciones no se repiten».

En Sudán del Sur, 100 mil personas se enfrentaban a la hambruna en diversos condados, mientras que alrededor de 4,9 millones en todo el país han sido clasificadas como en situación de crisis, emergencia o hambruna. Se prevé que esa cifra aumente a 5,5 millones —casi la mitad de la población del país—, en el momento álgido de la temporada de carestía en julio.

El reporte alerta que en el norte de Nigeria, 8,1 millones de personas se enfrentan a condiciones de inseguridad alimentaria aguda y requieren una respuesta urgente para salvar sus vidas y proteger sus medios de subsistencia. Todo ello a pesar de la cosecha de cereales por encima de la media en 2016, reflejo de los trastornos causados por el conflicto que afecta al país, así como la fuerte depreciación de la moneda local.

En Yemen, donde se estima que 17 millones de personas —dos tercios de la población— padecen inseguridad alimentaria, casi la mitad de ellos necesitan ayuda de emergencia, y el informe señala que “el riesgo de una declaración de hambruna en el país es muy alto”.

En Somalia, el conflicto, la inseguridad civil y la sequía se han unido para hacer que haya más del doble de personas —ahora unos 2,9 millones— padeciendo grave inseguridad alimentaria respecto a hace seis meses. La sequía ha mermado el forraje para los pastores y se estima que la tercera temporada consecutiva de lluvias insuficientes ha reducido la producción agrícola en las regiones meridional y central a un 70 % por debajo de los niveles medios, agotando las reservas de alimentos.

Los combates y disturbios civiles en Afganistán, Burundi, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Irak, Myanmar y Siria están agravando también las condiciones de millones de personas, y afectando a los países vecinos que albergan a los refugiados.

Las perspectivas, según estimaciones de la FAO, son favorables para la cosecha de maíz del año  2017 en Brasil y Argentina, y para los cereales secundarios en todo el hemisferio sur. Las del arroz son desiguales, y todavía es pronto para hacer pronósticos firmes acerca de los principales cultivos del mundo.

La FAO reconoció que 73 de 129 países del mundo alcanzaron la meta trazada por los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir el hambre crónica en el 2015;  29 de ellos lograron además el reto más ambicioso de reducir a la mitad el número total de personas que padecen hambre, establecido por la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996.

El organismo de la ONU prevé que la producción mundial de alimentos debería aumentar en un 60 % en el 2030 para poder darle respuesta al ritmo del crecimiento de la población mundial; y que para erradicar totalmente el hambre harían falta  una media de 267 mil millones de dólares adicionales por año, en inversiones en zonas rurales y urbanas y en protección social.

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