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Luego de más de un mes de campaña por los comicios, iniciará este viernes el silencio electoral en Ecuador en correspondencia con las regulaciones que prohíben realizar promoción política hasta después de las cinco de la tarde del próximo domingo, al cierre de la jornada de votaciones.
El presidente del Consejo Nacional Electoral de ese país, Juan Pablo Pozo, explicó que tal tiempo es un espacio importante para la reflexión del voto de aquellos “que tienen la posibilidad de elegir, decidir y pensar en su destino democrático, con equidad e igualdad de oportunidades”.
Desde el pasado tres de enero, los ocho aspirantes al Palacio de Carondelet desplegaron un amplio programa de actividades para ganarse la opinión de los electores, de los cuales una parte aún permanece indecisa.
Entre los asuntos cardinales en las campañas de los postulantes figuró el trabajo, quizás en respuesta a los informes divulgados por varias encuestadoras, que mostraban al desempleo como una preocupación en gran parte de los posibles votantes.
Ecuador cerró 2016 con un 5,2 % de desocupados y un 19,9 % de subempleados, dentro de los 11,7 millones de personas en edad de trabajar, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos de ese Estado.
Tales indicadores, sumados a otros y la presunta corrupción, han servido de punta de lanza para la oposición del actual gobierno, la cual ha centrado su campaña en deslegitimar al partido Alianza País, a falta de una propuesta propia.
Las cifras anteriores indican un difícil panorama laboral que no es exclusivo de esta nación. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, el pasado año América Latina y el Caribe registraron la tasa más alta de desempleo en los últimos diez años con 25 millones de desocupados.
Aun en medio de esa situación, y a pesar de los esfuerzos por lograr lo contrario, todas las encuestas muestran como favorito al binomio encabezado por el candidato oficialista Lenín Moreno. No obstante, los últimos estudios afirman que podría suscitarse una segunda vuelta, prevista para el 2 de abril.
La ley electoral ecuatoriana dispone que para ganar en primera vuelta se requieren más del 50 % de los votos válidos, o más de 40 % con una diferencia de 10 puntos porcentuales respecto al candidato siguiente.
