El trabajador primero, la producción después

El trabajador primero, la producción después

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Con una plantilla que no alcanza la cifra de 200 empleados, la Empresa Agropecuaria de la Construcción de Varadero (EACV) produce y procesa productos agropecuarios para la alimentación de unos cinco mil trabajadores vinculados al desarrollo turístico del balneario yumurino, principal destino cubano de sol y playa.

 Exigencias, control y buen ejemplo han mantenido por 16 años a El Curro como único director de la Agropecuaria. Fotos: Noryis

A simple vista, tan estratégico encargo estatal pareciera pesado fardo para un colectivo sin el entrenamiento propio de los integrantes del sistema de la Agricultura. Sin embargo, la EACV ha encontrado su genuina fórmula, el camino que sostiene el más insospechado de los resultados: el trabajador primero, la producción después.

“La concepción nos guía como una brújula”, dice orgulloso Miguel Hernández Orozco, por ocho años secretario del buró sindical.

Asegura Yaneirys Díaz Martínez que solo creando riquezas se podrá remunerar a cada trabajador lo que aporta.

 

“Partimos del principio de que la atención, la buena atención, es lo único que asegura resultados óptimos, rentabilidad, eficiencia, compromiso de la gente. Todo eso la administración lo garantiza, lo que allana el camino para que el sindicato responda a su mandato de manera más efectiva.

“El hecho de que aquí estén resueltos ropa, calzados, insumos y alimentación, facilita dedicar las asambleas de afiliados y de trabajadores a discutir sobre cómo producir más y mejor. Si es la bota lo que se rompió, la solución no espera, porque la máxima es resolver de inmediato cualquier asunto que pudiera poner en peligro lo pactado para cada jornada”.

La buena atención posibilita que Yoanys se sienta a gusto en lo que hace.

 

A su criterio, en no pocos lugares suele obviarse cuánto beneficio entraña crear en los puestos laborales condiciones  realmente  necesarias,  remunerar igual a lo hecho, “preocuparnos por los empleados y por su familia, factores que ayudan, como aquí, a un desempeño por encima del simple cumplimiento de la tarea”.

Las sendas que conducen al triunfo

                             Un acertado manejo asegura elevada producción. 

 

Razones de esta naturaleza bastarían para entender la ubicación de la EACV en el selecto grupo de 31 empresas matanceras Por las sendas del triunfo, movimiento emulativo impulsor de las reservas productivas en los colectivos laborales,  convocado el pasado año por el Comité Nacional de la CTC y sus sindicatos.

Cualquiera que llegue al centro ubicado en el municipio de Jagüey Grande,  y no en Varadero  como su nombre presume, lo nota al primer golpe de vista. Eso que llaman cultura industrial se revela allí con particular color. La limpieza de las áreas,  los locales cuidadosamente pintados,  identificados, revelan el alma  de la empresa que por 16 años ha tenido como único  director a Augusto González Rodríguez.

Conocido como El Curro, admite que tanto tiempo como  mentor de la EACV implica revisar todos los días qué aspectos  pueden afectar su labor. “La empresa no es de mi propiedad,  y eso me permite sentirme parte de ella como otro empleado, solo que la responsabilidad que tengo me sube al escalón de exigir y velar porque las cosas se cumplan, pero también desafía en el sentido de predicar a base del ejemplo, únicamente con el ejemplo”.

El secretario del buró sindical, Miguel Hernández Orozco, utiliza la prensa para capacitar a los afiliados.

 

Se trata, confiesa,  de seguir un trecho fijo, una conducta nada distintiva de amiguismo, de este me cae bien y aquel no.  “Como único se preserva la unidad y se mantiene la disciplina es adoptando decisiones oportunas con los compañeros que violan algo, y hacerlo con total imparcialidad”.

Si de algo se regocijan en la Agropecuaria es de tener un jefe que siempre está en la actividad que se convoque. “Si él se consagra, los demás hacemos lo mismo”, es criterio reiterado,  revelador de por qué en ese colectivo “todos luchamos por el mismo objetivo”, sostiene Yaneirys Díaz Martínez, la joven  directora adjunta.

La empresa es de todos

El trabajador primero, la producción después
                                      Un comedor que alimenta con calidad.

 

En seis unidades empresariales de base se concreta el objeto social. Huevos, carne de res, de cerdo, embutidos, queso, dulces en almíbar… Una variedad de alimentos semielaborados que luego venden a Varse, la empresa de atención al hombre en Varadero.

Asegura Yaneirys Díaz Martínez  que sobrecumplen  los indicadores tanto en valores como en producciones físicas, una realidad posibilitadora de una remuneración salarial acorde con el aporte de cada cual. Explica que excepto los de las áreas de regulación y control (el  personal de oficina),  el resto está en dos sistemas de pago, a destajo y por resultados,  dualidad poco frecuente en las empresas cubanas, pese a que lo reconoce la Resolución 6 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social sobre sistemas de pago.

Confiesa Díaz Martínez que El Curro les enseñó algo: “La Agropecuaria  es como un hospital, todos los días hay un enfermo que entender, y, en nuestro caso, todos los días los  animales necesitan comer, para evitar pérdidas, mermas en los rendimientos, encarecimientos en los costos”.

Pero el propósito no es tan fácil como lo pintan. Los elevados precios del pienso obligan a buscar inteligentes caminos. “El desarrollo porcino es lo que nos ayudará a bajar  los costos del cerdo. Si logramos disminuir el ciclo de la producción terminada de ocho a siete o seis meses,  alcanzaremos mayor rentabilidad.  Por ese camino andamos. Las inversiones son una solución”.

A la opción de generar ingresos adicionales desde las facultades concedidas a las empresas también les sacan partido.  “Nos valemos de la alternativa de ampliación del objeto social. Por ejemplo,  construimos un ranchón que ofrece servicios de restaurante.  Se pasa un rato agradable, pero también recudamos para bajar los  costos en un punto clave como el comedor obrero, donde nos interesa que se coma variado y con calidad.

“Prestamos, además, servicio de alquiler de camiones, siempre y cuando no tengamos tareas  que los ocupen.  No conviene que equipos como esos estén sin operar cuando son necesarios en otro sitio, por el bien de la economía nacional”.

La EACV se define como un equipo donde cada cual se esmera por lo que le toca. Bianca Torres Vega resume rápidamente la función al frente de una subdirección responsabilizada con que no se viole ningún procedimiento. “La disciplina es calidad y comienza por el respeto a lo establecido, a la norma”.

Es por eso que en cada puesto laboral la dedicación los acompaña. Empleados como Ohílda Borges y  Pedro Sánchez asocian sus rendimientos a las excelentes atenciones recibidas. Yoanys Orrely García, una de las fundadoras, lo corrobora. Detiene el deshuese de un pernil para afirmarlo: “Aquí si da gusto trabajar”.

En una empresa donde todo parece estar asegurado, solo queda preservar, evitar el camino equivocado que podrían tomar las producciones. “Ya sufrimos bastante con un delito que en el 2016 nos impidió optar por la condición de Vanguardia Nacional”, lamenta el secretario del buró sindical, Miguel Hernández Orozco.

“Hemos fortalecido la guardia obrera en todos nuestros centros, porque las acciones deben concentrarse está en prevenir cualquier manifestación de esta naturaleza, por lo que daña el clima laboral, la imagen nuestra”.

Cumplidores como un reloj de los compromisos de aporte a la Patria y la cuota sindical, empleadores y empleados de la EACV aseguran que para ellos las metas serán siempre posibles. El secreto anida, revelan, en  la creación de un factor motivacional imprescindible para que cada cual dé siempre el extra. Eso es lo que sucede allí, una fórmula que distingue a hombres y mujeres en su justa medida, para conseguir, luego, los resultados que se deseen.

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