La acreditación como un aval de calidad

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Elevar los estándares de calidad en la formación de maestros y colocar en un primer lugar los procesos de certificación y acreditación universitaria aportan beneficios indiscutibles a la escuela cubana y a la sociedad.

La Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona es la institución rectora para la formación de
maestros en nuestro país. Fotos: Agustín Borrego

 

Sobre el tema han profundizado las doctoras y profesoras titulares de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona (UCPEJV) Dalia Herrera Serrano, Mercedes de la Caridad Mora y Deysi Fraga Cedré (esta última rectora de la institución), experiencia que presentarán durante las sesiones del Congreso Internacional Pedagogía 2017, en su decimoquinta edición.

A propósito del evento que se inaugura hoy, Trabajadores dialogó con Dalia Herrera, quien explicó que en la actualidad cualquier aspirante interesado en realizar en Cuba una maestría o un doctorado busca que la universidad esté certificada. “Es una especie de aval. Esto en sí mismo no es el fin para lo cual trabajamos, sino que el objetivo fundamental es lograr calidad en el quehacer cotidiano”.

Profesora Dalia Herrera Serrano, una de las autoras de la investigación que será presentada durante Pedagogía 2017.

 

Renovar la categoría y apuntar a una superior

La UCPEJV es una universidad adjunta al Ministerio de Educación Superior, el centro rector en la formación de maestros en nuestro país. De ahí la importancia de que —al margen de sus más de 50 años de creada— la institución y dos de sus carreras estén certificadas (Español-Literatura y Lenguas Extranjeras), y otras dos hayan sido evaluadas de excelencia: Logopedia y Especial.

“Ya entramos en un proceso que internacionalmente llegó para establecer pautas relacionadas con la calidad y esto presupone que con los años hay que renovar la categoría y apuntar a una superior. El propósito es llegar a la excelencia, lo cual prestigiaría más lo que hacemos.

“En Pedagogía la estabilidad de los planes de estudio no se comporta igual a otras carreras, ya que cambian constantemente en función de lo que necesita la escuela. Cuando hay modificaciones en los programas se rompe la secuencia de llevar años graduando a los estudiantes y entonces resulta más difícil llevar a cabo los procesos de evaluación. Por tanto, el camino hacia la excelencia nos va a costar más trabajo”.

Mencionó la experiencia de los profesores generales integrales (PGI), que después continuó con las especialidades de doble perfil (Matemática-Física, Biología- Química, Biología-Geografía), y precisó que a partir de este curso escolar estas se estudian de manera separada —como ocurría años atrás—, excepto Español-Literatura y Marxismo-Historia, que se mantienen como binomios.

La excelencia, una meta

Conscientes de que la evaluación siempre resulta compleja porque implica una calificación, las autoras del presente estudio —que formó parte de las tesis de doctorado de dos de ellas— resaltaron la trascendencia de realizarla en un contexto de reflexión, a partir de que el propio docente reconozca qué le falta para perfeccionar su quehacer, sin que ello se encasille en un bien o un mal, sino que sea un juicio valorativo.

La universidad ha logrado que no se vivan como traumas tales procesos —señaló Dalia—, lo cual ha conllevado una labor intencionada desde la base hasta las estructuras de dirección, con el propósito de fomentar un ambiente agradable.

Es un momento también donde los padres de los estudiantes brindan sus opiniones; todo eso queda recogido en la sistematización que hicimos. De igual manera, tenemos en cuenta el criterio de las instituciones empleadoras —es decir, la primaria, la secundaria básica, el preuniversitario— sobre la responsabilidad de los jóvenes, el aporte de la universidad a la escuela, de cuánto influye en la superación del claustro, de los docentes.

Hoy estamos empeñados en que todos los días desde las aulas se trabaje en función de la calidad, subrayó la también Doctora en Ciencias Pedagógicas. 

 

“Por eso si se logra que el maestro actúe en su quehacer diario en función de realizar su obra lo mejor posible —más allá de una evaluación externa— no estaríamos viendo este proceso como de último momento, de corre corre, dicho en buen cubano.

“Hoy estamos empeñados en que todos los días desde las aulas, con el acompañamiento de las organizaciones juveniles (la Federación de Estudiantes Universitarios y la Unión de Jóvenes Comunistas), así como de las comisiones de asignaturas, de disciplinas, de carreras, se trabaje en función de esa calidad para poder recibir los procesos de certificación y acreditación de forma armónica y alcanzar la meta: el logro de la excelencia y la visibilidad de nuestra universidad”.

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