Cárdenas: Luces y sombras sobre el Monumento a la Bandera

Cárdenas: Luces y sombras sobre el Monumento a la Bandera

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Las áreas aledañas al Monumento a la Bandera en Cárdenas constituyen hoy ofensivo escenario de criaderos de vectores peligrosos para la vida. Foto: Jorge Rivas Rodríguez

 

Fue un suceso protagonizado en el edificio La Dominica por el general Narciso López y sus hombres. Ese mismo día, Cecilia Porras Pita, una joven radicada allí, nacida en La Habana, escribió el primer poema de esta ínsula dedicado a nuestra enseña, que en algunos de sus versos resalta: es nuestra bandera bella/ que nos viene a saludar/ y a la patria iluminar/ con la lumbre de su estrella.

Casi un siglo después, el 21 de mayo de 1945, la industria José Arechabala S.A. erigió a pocas cuadras de aquel sitio, un monumento a la bandera tricolor, compuesto por una base donde se levanta el asta, al centro de una amplia y circular plazoleta rodeada de luminarias, muy cerca del mar. Forma parte de una serie de construcciones que se realizaron en la zona litoral bajo el patrocinio de la mencionada fábrica, patrimonio industrial de Cárdenas y cuna del afamado ron Havana Club. Desde entonces, Cárdenas pasó a llamarse Ciudad Bandera.

En un fragmento del texto inscripto en una de las placas ubicadas en la base del obelisco se expresa: “Las grandiosas obras que han hecho de nuestra primitiva costa norteña, este hermoso y bello lugar, en el cual encuentra calma el espíritu, alegría el alma y orgullo el corazón, se llevaron a cabo desde el 10 de marzo de 1939 hasta el 10 de mayo de 1945…”.

Esbelto y ondeante, nuestro estandarte era honrado en un espacio diseñado para él con buen gusto y belleza. Pero debido al paso de los años, la cercanía al mar y su erosivo salitre, amén del descuido y la falta de amor y respeto hacia el sagrado símbolo, durante los últimos años la zona fue deteriorándose y de aquel maravilloso entorno solo existen residuos que, como huellas fantasmales, dan fe de tal veneración.

En una reciente visita a Cárdenas constatamos el estado de abandono existente en aquella solemne área, cuyos alrededores están prácticamente destruidos. Las luminarias a la redonda están devastadas y muchas de las palmas reales plantadas han sido víctimas de la catastrófica acción de los truenos y del hombre.

Pero lo que más dolor causa ante esta plaza no es solo comprobar la ausencia de la bandera, sino sentir repulsión por los pestilentes desechos vertidos muy cerca de allí, basurero que ya ocupa más de 200 metros de una de las calles que le dan acceso, donde proliferan insectos y roedores, y es imposible transitar. Las áreas aledañas al Monumento a la Bandera en Cárdenas constituyen hoy ofensivo escenario de criaderos de vectores.

Pena no solo para los cardenenses, sino para todos los cubanos que veneramos la existencia de tan significativo y justo monumento en esa localidad, también cuna y losa de José Antonio Echeverría, en cuyo panteón igualmente sobresale el asta solitaria, sin el estandarte por el que ofrendó su vida.

Valdría reflexionar sobre esta lamentable situación que urge enmendar. Afrenta al pueblo cardenense y atañe a la dirección de Comunales y al resto de las autoridades de esa ciudad, igualmente llamada Capital de las Primicias, pues en ella se reconocen más de 100 sucesos sin precedentes en nuestro archipiélago.

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4 comentarios en Cárdenas: Luces y sombras sobre el Monumento a la Bandera

  1. Ante este artículo no queda más que preguntar, ¿dónde están los representantes del gobierno, PCC, organismos de masas de Cárdenas que han permitido semejante agravio?
    En todos los municipios de Cuba existe un historiador…¿dónde está el historiador de Cárdenas que debe responder de ese vandalismo?
    Tanto que se reclama por el mal uso de nuestra bandera y que nada menos que en el lugar donde se creó e izó, nadie se haya pronunciado ni menos ha tratado de resolver este gravísimo problema?.
    ¿Con estos ejemplos podremos exigirle a las nuevas generaciones que respetan los símbolos patrios?. Ojalá, sin muchas Comisiones, pueda resolverse el desastre y nuevamente veamos el Monumento a la Bandera, como se merece.

  2. Da mucha lástima ver como que la ciudad se ha ido destruyendo y no hay conciencia tanto por parte del gobierno como por el pueblo. Las calles están desbaratadas,huecos llenos de aguas albañales en su mayoría, solo las principales por donde pasan las visitas que llegan a Cárdenas o donde se desarrollan los desfiles están un poco mejor porque las remiendan con un poco de cemento. Es vergonzoso que a solo pocos kilómetros del mayor polo Turístico de Cuba esta ciudad esté en estas condiciones tan depauperables a la vista de tantos turistas que la visitan. Que opinión tendrán de lo que ven?
    Edificaciones del siglo 19 y 20 cayéndose a pedazos, un hospital que por mucho que lo reparen deja mucho que desear y muchas y muchas cosas más. Espero algún día alguien haga algo por ella.

  3. «Honrar honra» escribió Martí. Publicar ésta crítica, denota que las cosas están cambiando. La prensa debe ser el ojo rector de la vida social. No debe quedar en «tinta mojada», y los responsables deben buscar la solución, pues la bandera es sagrada para los cubanos, independiente de su afiliaciòn ideológica. El primer comentario sigue la línea, y es cierto que visitar Cárdenas, deja el corazón roto al ver tanto patrimonio que se deteriora sin acciones de conservación o restauración. Un saludo.

  4. Agradezco al periodista la publicación de este comentario. Soy Cardenense y por gestiones de trabajo pariódicamente debo pasar por el lugar mencionado, teniendo que apreciar este bochornoso panorama: toda el área sucia, llena de escombros, proliferación de hierbas, vertedero de basura, suciedad, etc, etc; casi siempre el asta permanece sin la bandera de la estrella solitaria. La avenida desde la calle Pinillo hasta el monumento a la bandera, a ambos lados merece ser remodelada (crear solares yermos, plantar palmas y otros árboles). Igual situación de deterioro tiene el local donde ondeó por vez primera nuestra enseña nacional: el otrora Hotel La Dominica, que en vez de monumento constituye una «pena» para el que transita por allí. Ojalá se tome conciencia de estos problemas y se resuelvan de una vez por todas.

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