Tras una salida sui géneris

Tras una salida sui géneris

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 Foto: René Massola
Foto: René Massola

 

Cuando   en abril del 2015 Adriana Rodríguez Flores optó por una de las plazas abiertas en la condición de contrato por tiempo determinado en el Complejo Jardín Zoológico de La Habana, en la avenida 26, sabía que corría el riesgo de no poder quedarse trabajando de manera fija en la conocida instalación capitalina.

“Lo acepté, pensé que por mi desempeño laboral podía optar en algún momento por una plaza”, confesó entristecida a Trabajadores luego de haber pasado por un vía crucis que no acaba de terminar.

Se dedicó a trabajar con intensidad desde el principio pues tenía experiencia. Luego de algunos contratiempos, fue asignada a la cafetería El Jaguar, en la cual demostró sus habilidades y “ahí me mantuve hasta el final. El administrador nunca tuvo quejas de mí; ningún tipo de problema, era la primera en llegar, abría el zoológico”.

Adriana Rodríguez Flores espera por que su caso tenga una solución. Foto: Heriberto González
Adriana Rodríguez Flores espera por que su caso tenga una solución. Foto: Heriberto González

Lo que empezó por un contrato de tres meses se extendió a un año, en igual condición. Hasta el mes de abril del 2016, en el cual ella, junto a otras trabajadoras que habían ingresado en igual período, fueron informadas de que su labor cesaba.

“La dirección tomó la decisión colegiada de dejar sin efectos y culminar estos nueve contratos, lo cual se haría efectivo a partir de mayo. Eso fue comunicado con 15 días de antelación a las contratadas”, dijo Margarita Chartran Hernández, directora de Personal de la unidad empresarial.

Temperamental, Adriana no entendió lo que ocurría. “Sentí sorpresa y furia. Ya pensaba que era una trabajadora fija de la entidad. Fui a donde el director y la jefa de personal, pero me explicaron que era un derecho del empleador. Sin dirigirme a la sección sindical de aquí, porque no confiaba en ellos, fui para el municipio, hasta la CTC nacional; también escribí una carta en la que exponía mi situación y la de mis compañeras, una parte de esta apareció en el periódico Tribuna de La Habana”.

Otra parte de la historia

Fue en el mes de mayo del 2015 que las autoridades de la actual unidad empresarial de base (UEB) decidieron solicitar a la Dirección Municipal de Trabajo de Plaza de la Revolución que se les autorizara y aprobara temporalmente la utilización de nueve plazas de dependiente de gastronomía, para ser cubiertas por Contratos por Tiempo Determinado.

Ello se debía a que aún funcionaban como unidad presupuestada y no podían cubrir la expectativa de la cantidad de público que con frecuencia visita el lugar, particularmente en la etapa vacacional.

Así fue que a partir de mayo del 2015 y hasta abril del 2016 se mantuvieron cubiertas las nueve plazas. “Los contratos fueron renovados y actualizados cada tres meses”, aseguró Margarita.

Margarita Chartran Hernández, directora de Recursos Humanos. Foto: José R. Rodríguez Robleda
Margarita Chartran Hernández, directora de Recursos Humanos. Foto: José R. Rodríguez Robleda

Pero en los meses de marzo y abril hubo una baja en el ritmo de visitas al zoológico y también de las ventas gastronómicas. De acuerdo con las autoridades del centro, para no afectar los índices de gastos en salarios, ya que empezaban a aplicar los pagos por resultados previstos en la Resolución No. 6 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, se decidió dejar sin efecto los contratos.

Sin embargo, argumentó la directora de Personal, después de realizar un análisis, solo se cerraron seis y se mantuvieron tres. Para ello se tuvieron en cuenta las evaluaciones de las personas contratadas. Ahí se jugó la suerte de Adriana.

La evaluación del desempeño ¡cuán importante!

Increíblemente, tal como consta en el acta de la reunión del comité de expertos del 15 de marzo del 2016, quedó pendiente proponer el otorgamiento de una plaza de dependiente integral C de gastronomía, por la que optaron las compañeras Leyani Romero y Adriana Regla Rodríguez, ambas trabajadoras de la cafetería El Jaguar, debido a que las evaluaciones realizadas por el administrador de dicha instalación no aportaban los elementos necesarios para adoptar una decisión final.

Mercedes Domínguez, técnica de gestión de la economía y organizadora del comité de expertos. Foto: José R. Rodríguez Robleda
Mercedes Domínguez, técnica de gestión de la economía y organizadora del comité de expertos. Foto: José R. Rodríguez Robleda

“Eran idénticas y con el fin de hacer un proceso lo más justo posible, se acordó que el jefe las reevaluara; pero esa reevaluación nunca llegó, por lo que no se pudo hacer el otorgamiento”, afirmó Mercedes Domínguez, técnica de gestión de la economía y organizadora del comité de expertos.

Así de simple se resolvió la situación, en la cual estaba en juego la plaza de una de las dos trabajadoras, quienes inconformes reclamaron ante el órgano de justicia laboral (OJL), el cual determinó que la UEB no cometió violaciones y declaró Con Lugar en Parte la reclamación establecida.

El referido OJL dispuso reconocer el derecho reclamado y retrotraer la actuación del comité de expertos del caso en cuestión. “Por ello el 19 de julio le solicitamos nuevamente al administrador de El Jaguar la reevaluación de ambas compañeras para proceder a llevar a cabo dicho análisis”, apuntó Mercedes.

Ya con las nuevas evaluaciones, el 20 de julio el comité de expertos se reunió y determinaron que estas “no se han realizado con la calidad que requiere el caso en cuestión ya que no se valoran los mismos aspectos en una y otra compañeras”.

Añaden otros elementos y concluyen: “Nos pronunciamos por unanimidad en proponer no considerar a ninguna de las dos trabajadoras idóneas para ocupar la plaza de dependiente integral C de gastronomía”. Lo anterior fue ratificado por el director general de la entidad, Demetrio Ametller Hernández.

 El trabajador debe conocer sus derechos

Al conversar con Roberto Benítez, administrador de la cafetería El Jaguar, sostuvo que tanto Adriana como Leyani eran valoradas como buenas trabajadoras. Y en la última expusieron: “Por medio de la presente hago constar que la compañera Adriana Regla Rodríguez se desempeña muy bien en su puesto de trabajo, tiene muy buen trato con el público, su presencia personal es excelente, muy desenvuelta en cualquier punto de venta que se le asigna y con un trato muy jovial hacia todo el que se le dirige”.

Entre los elementos que el comité de expertos mostró en relación con Adriana fue el hecho de tener durante el 2015 y el 2016 unas 14 ausencias justificadas y tres injustificadas.

Según lo expuesto por ella a esta reportera, las ausencias se debieron a serios problemas de enfermedad que conllevaron un estudio en el hospital Calixto García. “Cuando se lo dije al administrador me sugirió que no presentara certificado pues en mi condición de contratada, eso me podía afectar y los días me los podían sacar por vacaciones. De hecho, solo disfruté 15 días de vacaciones en un año”.

Roberto Benítez, administrador de la cafetería El Jaguar. Foto: José R. Rodríguez Robleda
Roberto Benítez, administrador de la cafetería El Jaguar. Foto: José R. Rodríguez Robleda

A fin de esclarecer lo ocurrido, nos acercamos a Miguel Contreras, quien hasta hace poco fuera miembro del Secretariado Nacional del Sindicato Agropecuario y Forestal ahora Sindicato Nacional de Trabajadores Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros. En particular queríamos indagar cómo se justificaba que se hicieran contratos a lo largo de un año.

Manifestó que desde que se conoció la situación, se presentaron en el lugar en aras de investigar lo sucedido. “El Zoológico es un caso sui géneris. Hasta tanto no aprobaran las plazas que iban a necesitar, debían tener a los trabajadores contratados. Pudiera haber un abuso si las plazas realmente estuvieran en la plantilla y no las cubrían, pero no es así; la única posibilidad que tenían era esa; como dice el Código de Trabajo los terminaban y les volvían a hacer el contrato.

“Sin embargo, en algunos casos detectamos que sin haber interrumpido el contrato, seguidamente les hacían el otro”, puntualizó.

“En relación con las plazas que después se ofertaron, nosotros revisamos que se pusieron en convocatoria. A las que optaron se les pasó por el comité de expertos y ya están trabajando allí”, alegó. Considera que Adriana no tiene las puertas cerradas. Inicialmente, de las plazas convocadas a ella no se la dieron porque no era idónea, pero no quiere decir que dentro de otra convocatoria no vaya a tener posibilidad.

Al abordar el tipo de contrato, Miguel especificó: “Tenemos que luchar por tener la menor cantidad posible de trabajadores contratados por tiempo determinado porque ellos están indefensos; cuando usted tiene una persona en esas circunstancias puede que en cualquier momento se pueda interrumpir esa labor, lo mismo por parte del trabajador como del empleador, que se lo comunica con 15 días de antelación”.

Y en relación con la evaluación del desempeño, determinante en estos casos, ¿qué responsabilidad tiene la administración?

Es una responsabilidad administrativa, tenemos que velar porque se haga bien y todos los meses. Insistir en que a ese trabajador se le evalúe por los indicadores establecidos. La administración está en la obligación de comunicarle cuando este no obtenga la máxima cantidad de puntos, decirle en qué los perdió, para que pueda corregir lo que hizo mal y no repetirlo el próximo mes.

Lo que deben saber los trabajadores

Crescencio Hernández, coordinador de la sección jurídica de la CTC, fue concreto cuando aseguró que “el Código de Trabajo es bien claro cuando plantea que el contrato determinado se le hace a los trabajadores en aquellos casos de necesidad de los servicios, actividades eventuales que se vayan a hacer o en la ejecución de obras.

“Se sobreentiende que el período en los servicios no va a ser un período largo, lo hace Turismo, que tiene temporadas altas, en ese caso se pueden aumentar un poco las plantillas”.

El funcionario insistió en que “siempre hemos planteado que este es un contrato del cual no se puede abusar, y esa es una de las cosas que tratamos con los sindicatos. No se pueden dar el lujo de que permitan que una empresa tenga un contrato determinado que lo utilicen un año, más de un año, porque esa es una plaza necesaria”.

Crescencio Hernández, coordinador de la Sección Jurídica de la CTC. Foto: César A. Rodríguez
Crescencio Hernández, coordinador de la Sección Jurídica de la CTC. Foto: César A. Rodríguez

Otro aspecto que Crescencio aclara es que la copia del contrato debe ser entregada al trabajador. “En la gran mayoría de los lugares a los cuales hemos ido no ocurre; lo hemos señalado y con esa copia del contrato, se le da el modelo SNC-2-25 con el registro del tiempo que estuvo ahí”.

¿Cuáles son las principales cuestiones que tienen que saber los trabajadores que están en este tipo de contratos a fin de tener claros sus derechos?

El sindicato debe conocer la situación de la plantilla de su centro, saber cuáles son las plazas que se van a solicitar, porque en el Convenio Colectivo de Trabajo tiene que estar registrado que para hacer la plantilla el empleador de la entidad tiene que oír el criterio del sindicato y saber por qué pides 10 trabajadores si aquí la actividad da para cinco.

Cuando la persona contratada está ahí, el sindicato tiene que conocerla para afiliarla, atenderla y que no se les violen sus derechos. El trabajador tiene que estar consciente de qué actividad va a hacer, cuáles son las condiciones de esa plaza y el tiempo en que le proponen ejecutarla.

¿Qué pasará conmigo?

Sin saber a ciencia cierta qué sucederá con ella, Adriana medita. Ahora considera que quizás se equivocó en los métodos, que debió acudir a su sindicato para esclarecer las dudas, y no involucrarse en hablar por otras compañeras sobre cuestiones que no estaban claras. Pero lo cierto es que lleva más de seis meses sin poder trabajar.

“¿Qué opción tengo?, después de todo he sido una buena trabajadora y lo que quiero es seguir trabajando”, apuntó desconsolada. “Yo creo que merezco una oportunidad”.

 Luego de la indagación

Adriana Rodríguez Flores, con todo su derecho, hizo la reclamación ante el Tribunal Municipal de Plaza de la Revolución, que declaró Con Lugar en Parte el caso, y decidió retrotraer la actuación del comité de expertos, el cual debía decidir a cuál de las dos compañeras se le iba a asignar la plaza que estaba en convocatoria. La beneficiada fue Leyani Romero, quien ya había retirado su expediente laboral del centro, y por demás había tenido una evaluación cualitativamente inferior a Adriana.

Acerca del autor

Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.

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