Alepo, una batalla decisiva

Alepo, una batalla decisiva

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La bandera de la República Árabe Siria (RAS), ondea ya victoriosa en 98 % del territorio oriental liberado de Alepo, la segunda ciudad en importancia del país.

Fotos: AFP
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Entre sus miles de muertos, heridos, desplazados y las ruinas aún humeantes de sus edificios y viviendas, Alepo resurge como símbolo inequívoco de la heroica resistencia a las hordas terroristas del Estado Islámico, de Al Nusra, Al Qaeda, de otros grupos extremistas, y a los planes subversivos de Estados Unidos, sus aliados europeos y de Estados y monarquías árabes, por derrocar al Gobierno de Bashar Al Assad y apoderarse de la nación y sus riquezas naturales.

La arrolladora ofensiva del Ejército Árabe Sirio, con el apoyo de la aviación y la artillería de la Federación Rusa, de los combatientes libaneses del Movimiento Resistencia Islámica (Hesbollah) Partido de Dios, y las milicias internacionalistas de países vecinos, ha desalojado a las fuerzas terroristas de la casi totalidad de este territorio, que desde el año 2014 lo mantenían ocupado, bajo un régimen de muerte y desolación.

Estos contingentes mercenarios ahora huyen a la desbandada de Alepo, buscan refugios en pequeños reductos de la ciudad y en las zonas fronterizas cercanas a Turquía, o tratan de hacerse fuertes ocupando nuevamente Palmira, la que tuvieron que evacuar meses atrás, a causa de los ataques del ejército sirio.

En su estampida, han dejado abandonados enormes arsenales de armas y alimentos suministrados por Estados Unidos, diversos países de Europa del Este, del Oeste y del Oriente Medio, que evidencian las rutas de la permanente asistencia militar, logística y de inteligencia, a la par que desenmascaran la doble moral e hipocresía de las potencias imperialistas que proclaman luchar contra el terrorismo.

La recuperación siria de Alepo no solo marca una gran victoria militar y un cambio en el rumbo de la guerra. En el aspecto político representa un duro golpe a las intenciones de los intervencionistas de escindir el país y crear un bastión inexpugnable para  proseguir el avance hasta Damasco, lo que no han podido lograr por la férrea resistencia militar, patriótica, popular e internacionalista a su objetivo de ocupar y desmembrar a la RAS.

La adversa y difícil situación en la que se encuentran las hordas de las organizaciones terroristas en el terreno militar y la necesidad de Occidente de evitar su debacle, lo han conducido a crear una gran algarabía en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y a clamar por una tregua, para, dice, “para asistir y preservar los derechos humanos del pueblo sirio”.

La realidad es otra, ni Washington ni sus aliados en esta guerra están dispuestos a asumir una derrota, después de cinco años de haberse empleado a fondo en estimular y subvencionar la misma como cordón umbilical de un ejército de miles y miles de terroristas y mercenarios, que entrenaron fuerzas en Irak y Libia, para proseguir su nefasta y brutal intervención en Siria y demás Estados árabes del Oriente Medio,

Enarbolando consignas de fe, pero asesinando, degollando y masacrando a cientos de miles de civiles indefensos, bajo laminada impasible de los “campeones de la democracia”.

La tregua que ahora reclaman los imperialistas y sus compañeros de viaje, rememora la acordada en los primeros días de noviembre, que hicieron fracasar los bombardeos de la aviación norteamericana a posiciones militares sirias, con un saldo de más de 60 muertes, y congeló la posibilidad de diálogo entre la oposición armada y el Gobierno de Damasco, de las  que se excluían a los grupos terroristas.

Al exponer sus consideraciones sobre la batalla de Alepo, el presidente Bashar Al Assad manifestó que la derrota de Occidente significa el colapso del proyecto externo trazado para Siria, un cambio en el rumbo de la guerra y representa un logro político y militar muy significativo, ya que Damasco y Alepo, constituyen las dos ciudades más importantes de la nación, política y económicamente.

Ante esa coyuntura, tan adversa a sus planes, Washington busca nuevas conversaciones con Moscú sobre el conflicto mesoriental, que hasta el momento y por su responsabilidad se han convertido en un “diálogo de sordos” por su terquedad en mantener ventajas y posiciones inaceptables para el Gobierno sirio, y en tratar de evitar el aniquilamiento de los grupos terroristas, que ha utilizado para sus fines, sin tomar en cuenta que la victoria de la batalla de Alepo, representa un cambio militar y político en la guerra contra Siria, que se pronostica irreversible.

Foto: AFP
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Un comentario en Alepo, una batalla decisiva

  1. Este cometarios se va solo de un lado. Deberian ver los videos de los ninos de Aleppo seputados bajo toneladas de escombros provocados por los salvajes bombardeos de esos rusos que uds. tanto idolatran. Quien dice esas verdades a medias, recuerden que son 50% mentiras y se hacen complices del crimen.

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