“No se puede descuidar el trabajo político-ideológico con los jóvenes  ni con los niños. Hay que conducirlos bien,   educarlos en los principios éticos de la Revolución”, sostiene el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Gerardo Guerra Naranjo.

Y no son palabras nuevas, pero estas  llevan la carga emotiva del momento histórico que vive la nación, después de la desaparición física del eterno Comandante en Jefe y la fuerza de la autoridad  moral  que da la condición que ostenta, ganada con voluntad y entrega en los campos del municipio de Jobabo, en la provincia de Las Tunas.

“Hay que inculcar y cultivar con el ejemplo personal la forma en que las actuales, y futuras generaciones deben actuar para estar a la altura del concepto de Revolución y el legado de Fidel, para que no se pierdan las esencias y continuemos adelante”, destaca.

Para “Naranjito”, como suelen llamarlo familiares y amigos, es importante seguir de cerca la política de cuadro en el movimiento sindical y darles responsabilidades a los más jóvenes, asesorarlos, guiarlos y procurar enamorarlos de las tareas que organiza y desarrolla la clase obrera.

“Ahí está la fuerza que garantiza la continuidad de la obra de Fidel, de sus desvelos por la justicia social, la soberanía nacional, el patriotismo, la solidaridad, el internacionalismo y de otros valores que han convertido a Cuba en un faro de luz para las causas de los desposeídos en el mundo”, remarca el Héroe.

“Y para ser fiel al legado de Fidel, enfatiza, el movimiento sindical y los trabajadores tienen que ejercer un mayor control de los recursos para prevenir hechos delictivos y de corrupción, que tanto perjudican a la economía nacional y de los propios trabajadores”.