Edificador de sueños

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Fidel condecoró a Teresa Lluis con la Orden Blas Roca Calderío, entregada en una sola ocasión a los cuatro cuadros más destacados del país. Por descollar como directiva, en 1997 también recibió diploma de manos del líder cubano.
Fidel condecoró a Teresa Lluis con la Orden Blas Roca Calderío, entregada en una sola ocasión a
los cuatro cuadros más destacados del país. Por descollar como directiva, en 1997 también recibió
diploma de manos del líder cubano.

(…) merecen especial felicitación los que la concibieron y los que la proyectaron, tanto como los que la construyeron. Por eso decimos que habrá dos épocas en la historia de nuestra arquitectura: antes de los Panamericanos y después de los Panamericanos”.

Fidel, 25 de junio de 1991

 

Fidel fue un constructor de obras de todo tipo, si bien lo primero que nos viene a la mente son las relacionadas con nuestra actividad. Él tuvo muy claro que Revolución es construir y trató de resolver los problemas de las inversiones, porque sin ellas no hay desarrollo. Un paso decisivo en su apoyo a los proyectistas resultó la creación y seguimiento de un grupo nacional que reuniera a la mayor parte de las empresas de diseño, pues por los planos comienza a cobrar vida lo que se concibió y aprobó erigir.

Son las frases iniciales de una interlocutora muy locuaz, de prestigio en el sector de la construcción, cobija de mucha gente abnegada y trabajadora, que atesora recuerdos gratos de las visitas, encuentros y reuniones con el Comandante, como de manera cariñosa identificaban al líder cubano.

La arquitecta Teresa Lluis Rojo es la directora de la Empresa de Diseño Ciudad Habana (DCH), que no tan calladamente va en pos de su bandera 29 de centro vanguardia nacional de manera consecutiva. Fidel nunca estuvo en el edificio sito en Nuevo Vedado donde tiene su sede, pero siempre les reconoció el decisivo aporte en los programas que, desde la década de los años 80, convirtieron a la capital en un hervidero.

“No es exagerado decir que casi en cada esquina se estaba haciendo algo. En esa época La Habana llegó a récord de viviendas terminadas. Había que construir numerosas obras y Fidel involucró a todos en lo que casi parecía imposible en poco tiempo,… pero tan necesario. Por eso cuando se entregaron los primeros 50 círculos infantiles anunció, y ahora haremos 50 más, y se sobrepasó la cifra.

“A la par se levantaron desde los cimientos 20 policlínicos e igual número de escuelas para la educación especial. Antecedió tamaña iniciativa el plan de los consultorios del médico y la enfermera de la familia, con diseños seleccionados de un concurso”, refiere.

Años, cifras, vivencias. Basta con oírla hablar a ella y a algunos de los arquitectos más veteranos de la empresa, para ponerse al tanto de lo construido en la capital en los últimos 30 años, que por supuesto tiene muchos padres y todos importantes, pues el mejor proyecto quedaría sin realizarse si no están quienes lo materialicen, produzcan los materiales, asesoren y dirijan bien.

A la Revolución, y a Fidel

Casi siempre, para reconocer la labor de los constructores cada 5 de diciembre hablamos de un colectivo “a pie de obra”. Esta vez variamos, nos fuimos a DCH, con mucha historia por escribir si entendemos por ello la intervención en los propósitos actuales y futuros de un territorio en ascenso en cuanto a construcciones para el desarrollo turístico y la vivienda, por solo citar esos ejemplos.

El intercambio con varios de sus especialistas devino aleación de resultados productivos y profesionales, que forman su hoja de servicios y el dosier de la entidad, y la presencia omnisciente de Fidel como artífice o crítico de las obras de arquitectura.

De derecha a izquierda: Antonio, Silvia, Pedro Luis y Magalys. | foto: Agustín Borrego
De derecha a izquierda: Antonio, Silvia, Pedro Luis y Magalys. Foto: Agustín Borrego

“Tuve la dicha de que el Comandante en Jefe diera un seguimiento acucioso a dos obras a las que asistí: las de los Panamericanos y los centros de diagnóstico y salas de rehabilitación de Barrio Adentro 2”, manifiesta con complacencia Pedro Luis Chaviano Torres, ingeniero eléctrico.

Por su parte, a la urbanista Magalys Bermúdez Zayas le llena de satisfacción haber intervenido en proyectos disímiles, ideados o promovidos por Fidel, como los dedicados a planes alimentarios, a la Batalla de Ideas, viviendas, urbanizaciones en centros científicos.

Para la arquitecta Silvia Cotarello Prieto, un almanaque imaginario marca la fecha en que llegó, mas no el día de la jubilación. Fresco en su memoria el primero de muchos programas en que ha dejado su impronta: el ajuste de las plantas bajas de edificios altos que se erigieron en la capital para poner servicios, “una concepción de Fidel cuando impulsó hacer esos inmuebles, a fin de solucionar problemas habitacionales a raíz de las afectaciones por un ciclón. “Después tuvimos la gran oportunidad de trabajar en la Villa Panamericana, considerada un hito porque rompió con el modelo de urbanización seguido hasta ese momento. Se hizo en solo dos años. Nos decían que él iba a verla todos los domingos”, declara.

Silvia y sus colegas Magalys, Antonio y Pedro Luis coinciden en lo decisivo que fue en sus vidas “esta obra tan gigante que es la Revolución”, con el líder cubano al frente. Dudan que sin esa posibilidad hubieran llegado a estudiar una carrera, proviniendo de familias humildes, en algunos casos campesina.

Reconocen que él tuvo en cuenta a los proyectistas “expresó que no se nos podía medir como si fuésemos una fábrica, sino por el nivel de creación y la calidad del trabajo. Por eso tenemos que estar bien preparados para que la obra sea bella, racional y casi perfecta”, significa Cotarello Prieto.

 Datos apretaditos

Piensas en positivo de un lugar cuando oyes y ves ejemplos de sentido de pertenencia, y conoces del tiempo de permanencia, de lo cual no son solo responsables los loables indicadores económicos. También pesan la ocupación por atender a hombres y mujeres, la eficaz aplicación de los sistemas de calidad y mejora continua de la gestión empresarial, cultura adquirida que avala los cuatro Premios Nacionales de Calidad recibidos en poco más de una década.

Bien lo sabe el ingeniero estructural Antonio Moreno Arenas, ágil y prolijo en su labor aunque muy parco en el comunicar. Ha dedicado la mitad de su vida a ese centro, “el placer de mi sacrificio”, afirma.

DCH pertenece al Grupo Empresarial de la Construcción, atendido por el Consejo de la Administración Provincial del Poder Popular en La Habana, y fue entidad pionera de los órganos locales de gobierno en el país, en aplicar el perfeccionamiento empresarial, hace más de 15 años.

Dirección de Diseños Especiales. 1 de diciembre de 2016. Foto: Agustín Borrego Torres.
El colectivo de DCH acumula cuatro Premios Nacionales de Calidad y 28 años consecutivos como vanguardia nacional del Sindicato Nacional de la Construcción. Foto:Agustín Borrego

A la vista en pasillos, en oficinas, los múltiples reconocimientos recibidos por el colectivo, orgulloso por las obras que han contribuido a perfilar y van más allá de las mencionadas, como son proyectos para inmobiliarias, el edificio Atlantic, el Centro de Negocios Miramar, la reparación de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y la Biblioteca Nacional José Martí. Su impronta ha quedado además en otros países. Una pancarta se encarga de evidenciar la presencia en la construcción de casas en Ciudad Caribia, en Venezuela.

No pueden conversar de lo realizado y lo que hacen sin referirse a Fidel. Tampoco olvidan que este quiso materializar comunidades agrícolas con diseño y funcionabilidad parecidos a la Villa Panamericana y que se construyeran miles de viviendas para resolver el problema habitacional de la capital en cinco años. Las escaseces del período especial lo impidieron.

Una lástima, comentan, porque donde ponía el pensamiento, algo germinaba.

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