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Para Pedro Manuel Díaz Jover, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Alimentaria y la Pesca (SNTIAP), la tarea principal de esa organización y de quienes aquí laboran es el aumento constante de la productividad del trabajo, “pero entendida esta en función de producciones físicas a partir del cumplimiento del encargo estatal con la mayor calidad, de los surtidos previstos; porque el pueblo no come valores”.
Enfrascado en los detalles finales de la primera conferencia nacional de esa organización, a celebrarse a partir del viernes en La Habana, Díaz Jover puntualizó que si en el 2010 el sector incumplía sus previsiones de unidades físicas en 23 renglones, al cierre del primer semestre de este año, se reducen a nueve los renglones donde no se satisface lo planificado, algo en lo que ha tenido particular importancia la discusión en cada colectivo laboral de los planes productivos, una acción que se perfecciona cada año.
Al respecto refirió los favorables resultados en el cumplimiento de sus principales indicadores económicos y de eficiencia, productividad del trabajo y correlación salario medio-productividad, a la vez que planteó como una deuda con la población resolver las violaciones asociadas a malas prácticas higiénico-sanitarias y tecnológicas en toda la cadena productiva, deterioro de las áreas de proceso e instalaciones sanitarias y el incumplimiento de la Norma Cubana del etiquetado de los alimentos.
“El reto es que en cada lugar se haga lo que está orientado y previsto, y que el sindicato logre influir en sus afiliados a fin de alcanzar los planes previstos”, puntualizó.
Más preparados
En el 2010 los trabajadores de la industria alimentaria devengaron como promedio 430 pesos mensuales, en ese lapso, a pesar de una positiva correlación salario medioproductividad, 70 empresas pagaron más de 24 millones 400 mil pesos por ese concepto pero sin respaldo productivo.
Sobre ello el máximo dirigente sindical en la alimentaria y la pesca puntualizó que al cierre de septiembre pasado ese salario era de 809 pesos —casi 400 pesos más que en aquel entonces— y se redujo a 263 mil 800 el gasto sin un sustento productivo en solo dos empresas.
“Nuestra postura es que si bien no podemos aceptar dichos pagos, tampoco debemos permitir que a los trabajadores no se les retribuya en tiempo y cantidad todo lo que ganaron, algo que también sucede en nuestro sector”, precisó el sindicalista.
“No obstante el número de abarcados en los diversos sistemas de pago, existen condiciones para incrementar la cantidad de los que laboran por destajo; todo ello a pesar del deterioro tecnológico de esta industria”, argumentó.
A partir de la actual descentralización de funciones y facultades del sistema empresarial, al sindicato se le exige un aumento de su gestión en el centro laboral, “pues en ese escenario se toman importantes decisiones vinculadas con la economía y el bienestar de los trabajadores; si no las atendemos adecuadamente, ello impactaría negativamente en la capacidad de liderazgo y credibilidad de la organización”, señaló.
“Por tanto, es imprescindible un sindicato superior al de tiempo atrás, más preparado y con mayor visión, lo que debemos demostrar en el intercambio diario con los trabajadores”, resaltó.
Además del aumento de la productividad, entre las tareas principales del SNTIAP, Díaz Jover refirió también el esfuerzo vinculado con la sindicalización y el acompañamiento estrecho a las preocupaciones e inquietudes de los afiliados.
“Pero no nos equivoquemos, estamos obligados a representar a los trabajadores honestos, no a los que roban o cometen actos violatorios de lo establecido. Contra esos males hemos desarrollado muchas acciones, pero el problema se mantiene, de ahí que en cada colectivo discutiremos nuevamente el tema, pues en nuestras filas no pueden tener cabida los que delinquen”, dijo finalmente.
