Fidel y los Juegos Olímpicos (I parte)

Fidel y los Juegos Olímpicos (I parte)

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Fidel junto a Alberto Juantorena tras los Juegos Olímpicos de Montreal 1976
Fidel junto a Alberto Juantorena tras los Juegos Olímpicos de Montreal 1976

Cada cuatro años el mundo concentra la atención, durante dos semanas, en un evento de inigualables proporciones.  En la ciudad escogida, por lo general siete años antes de la fecha en que le corresponde actuar de sede, se reúnen más de 10 000 atletas para participar en alrededor de una treintena de deportes.

Es una fiesta sin par, cada nueva edición, espejo al mismo tiempo de lo que debería ser el planeta tierra: un espacio de convivencia pacífica que privilegiara la amistad y el entendimiento entre los seres humanos.

Por varias semanas, Río de Janeiro, la “Ciudad Maravillosa” fue la capital atlética universal. Primero como anfitriona de los Juegos de la XXI Olimpiada y ahora acogiendo una nueva edición de los Juegos Paralímpicos. Tras un largo esfuerzo de su pueblo y de los gobiernos del Partido de los Trabajadores encabezados por Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rouseff, la nación sudamericana se convirtió en el segundo país latinoamericano en organizar el evento convencional, luego de que la capital mexicana fuera la sede en 1968.

Los auriverdes tuvieron que esperar ochenta años desde la vez primera en que acariciaron la idea de actuar como locales. Nada los alejó de ser acreedores de tal privilegio a partir de que se postularon para recibir el mago evento deportivo en 1936 (se le asignó a Berlín). En lo adelante ratificaron dicha voluntad en 1940 (no se realizó); 1956 (Melbourne); 1960 (Roma); 2004 (Atenas) y 2012 (Londres).

Cuba participó ahora con una delegación integrada por 124 deportistas que intervinieron en 18 deportes. Desde el abanderamiento se reiteró un sentimiento entre todos ellos: dedicar sus actuaciones al 90 cumpleaños de Fidel.

Teniendo en cuenta la ocupación permanente del Comandante en Jefe acerca de la actividad deportiva, y de manera especial sobre un evento de la naturaleza de las olimpíadas, le ofrecemos algunas de las ideas expresadas por él a lo largo del tiempo las cuales poseen extraordinaria vigencia.

Sobre Múnich 1972

Teófilo Stevenson en los Juegos Olímpicos de Munich 1972
Teófilo Stevenson en los Juegos Olímpicos de Munich 1972

“Los propios latinoamericanos veían en los éxitos de los atletas cubanos sus propios éxitos, porque los éxitos de Cuba son éxitos de América Latina y son éxitos del mundo revolucionario. (…) Teófilo Stevenson merece el reconocimiento de nuestro pueblo por su éxito deportivo derivado de su disciplina, de su consagración al deporte, de su valor, de su moral. (…) Creemos que él (Teófilo Stevenson) dejó un ejemplo todavía más valioso que eso y es el instante en que le hablaron de la posibilidad de ganarse un millón de dólares. Ese joven, hijo de humilde familia y un humilde obrero oriental, dijo que él no cambiaba su pueblo por todos los dólares del mundo. (…) Más que las medallas, más que los triunfos deportivos hay algo que se refleja en esos atletas y es el espíritu de la Revolución cubana, en su disciplina, en su consagración al deporte, en la energía con que actúan, en la moral que reflejan. (…) La nueva cultura política en la nueva conciencia de nuestro pueblo, se traduce en sus éxitos en el campo deportivo, como han sido los éxitos en los Juegos Panamericanos y cómo han sido sus éxitos en la última olimpiada en Múnich. Nuestros equipos quedaron por encima de importantes acciones industrializadas de Europa Occidental. ¿Podía Cuba hace unos años pretender ocupar mejores lugares deportivos que esos países?» (28 de septiembre de 1972)

Sobre Montreal 1976

“Hasta que tengamos al contrario en el suelo no tenemos la pelea segura en el boxeo. (…) El pueblo admira a los atletas y no les pierde el aprecio porque sufran un revés. (…) Alcanzamos (en Montreal) más medallas que en Múnich, pero hay que irse preparando para la próxima, para el campeonato mundial y para la próxima olimpiada. Vamos a ajustar cuentas. Allí hay que noquear a la gente. Hay que noquearla. (…) Hay que seguir entrenando duro ahora. No hay que desanimarse por un revés. Nosotros no nos desanimamos porque se sufra un revés”. (24 de agosto de 1976)

Sobre Los Ángeles 1984

Coliseo de Los Ángeles en los Juegos Olímpicos de 1984
Coliseo de Los Ángeles en los Juegos Olímpicos de 1984

“La no asistencia de Cuba a (los Juegos Olímpicos de) Los Ángeles, no justificaría jamás el súper privilegio de que se les concedan (a los Estados Unidos) los Próximos Juegos Panamericanos. (…) Esperamos que por razones políticas no se prive a Cuba de ese justo derecho (organizar los Juegos Panamericanos de 1987). (…) Ningún país latinoamericano ha hecho más que Cuba por el desarrollo del deporte. (…) De cierta forma, representemos deportivamente el honor y las aspiraciones de todos los pueblos latinoamericanos. (…) La concepción mercantilista corrompe y desvirtúa por completo la esencia del olimpismo. (…) Los Juegos Olímpicos, como resultado de las ganancias obtenidas a través de la televisión, la publicidad y otros factores, han sido penetrados por elementos extraños al deporte. (…) El desvío de estos recursos (ganancias de los XXIII JJ.OO) a otros fines, es una flagrante violación del espíritu y los principios de la carta olímpica. (…) Las normas de la carta olímpica disponen que, si los Juegos Olímpicos llegan a producir algún beneficio, vaya este a parar íntegramente al Comité Olímpico Internacional y sea empleado en fomentar el movimiento olímpico o en contribuir al desarrollo del deporte. (….) Los países pobre y subdesarrollados no tendrán jamás la posibilidad de obtener la sede de eventos deportivos de esta naturaleza  (Juegos Olímpicos). (…) Sería ridículo decir que por cuestiones de seguridad no fuimos a Los Ángeles: fue estrictamente por razones de solidaridad». (25 de octubre y 29 de noviembre de 1984 y 16 de septiembre de 1987)

Sobre Seúl 1988

cartel-seul1988«Nuestra lucha (por los Juegos Olímpicos de 1988) ha sido porque se busque una solución, que haya un coauspicio, que la República Popular Democrática de Corea no sea olvidada. (…) Éramos partidarios de que se compartieran las Olimpiadas, y de esa forma pudiéramos asistir honorablemente todos a las Olimpiadas. (…) Nosotros los principios no los cambiamos por unas cuantas medallas de oro. (…) Nadie nos va a doblegar amenazándonos con que nos quitan los Panamericanos de 1991. (…) La olimpiada de Seúl´88, tal como está concebida, es sectaria, no ayuda a unir, sino a dividir, por eso hemos propuesto al presidente del Comité Olímpico Internacional que se compartan los eventos en las dos partes del territorio de Corea como única fórmula de solución. (…) Las olimpiadas, hasta ahora han servido, sobre todo, para exhibir la riqueza, la buena alimentación, la excelente técnica de los países ricos, industrializados. (…) Más de 4000 millones de personas que viven en el Tercer Mundo apenas tienen noción de lo que es el deporte. (…) Si hasta la iglesia tuvo un día su reforma, ¿Por qué no puede tenerla el movimiento olímpico? (…) Debe hacerse posible que los países del Tercer Mundo también tengan derecho a realizar olimpiadas. (…) Los ingresos de las olimpiadas son fruto de los esfuerzos de los atletas de todos los países. Sin ellos no habría olimpiadas ni habría ingresos. Desde el punto de vista moral, de honor, de la dignidad, del más profundo patriotismo, del más profundo internacionalismo, el acto y el hecho de la imposición de la Medalla del Honor Deportivo a 173 atletas cubanos resultarán inolvidables. (…) Hicimos enormes esfuerzos por encontrarle una solución y la única solución era compartir las olimpiadas. (…) Van dos olimpiadas que no asistimos. ¿Por razones de seguridad? ¿Cuándo hemos dejado de asistir nosotros a ningún evento deportivo por razones de seguridad? ¡Nunca!. (…) Nuestros atletas levan adentro algo más que la preparación física. (…) Ustedes (los deportistas) son ejemplo para nuestros pioneros, para nuestros adolescentes, para nuestros jóvenes y serán ejemplo para las futuras generaciones». (16 de septiembre de 1987;  24 de febrero y marzo de 1988)

 *El autor es Licenciado en Historia; Especialista en Defensa y Seguridad Nacional y Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y Sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.

Para la realización de este trabajo se han empleado los libros Fidel y el deporte. Selección de Pensamientos 1959-2007, de Mario Torres de Diego, publicado por la Editorial Deportes en el 2007,  y Fidel Castro Ruz: Reflexiones, Tomo 2, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2013,

 

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Un comentario en Fidel y los Juegos Olímpicos (I parte)

  1. «Sería ridículo decir que por cuestiones de seguridad no fuimos a Los Ángeles: fue estrictamente por razones de solidaridad”
    Para mi no tiene justificación alguno,nunca pero nunca se debe mesclar la política con el deporte , si la URSS no fue, a las olimpiadas de los ángeles, ese era su problema, independientemente que era nuestro principal aliado, esta decisión afecto a muchos atletas, pondré un ejemplo: Teófilo Stevenson en Moscú 1980 se corono por tercera vez consecutiva campeón olímpico, y si viera asistido a la de los Ángeles 84 quizás hoy contáramos con el único boxeador con 4 oros olímpicos, posibilidades reales tenia, pero fue privado de esa posibilidad, él es el ejemplo mas notable, pero fueron muchos atletas los que no pudieron asistir no por un ciclo olímpico sino por dos, !son 8 años, ocho años señores!, deportes como la gimnasia no pueden darse ese lujo, la vida deportiva es muy corta en esa disciplina,¿ por que simplemente no se les dio el permiso para que compitieran bajo la bandera olímpica como si lo hizo el Reino Unido en Moscú ? Sebastián Coe el actual presidente IAAF compitió bajo la bandera olímpica en las olimpiadas del 80 y se corono campeón, y como el muchos atletas Británicos.
    Mas que la posibilidad real de las medallas se les privo a los atletas de la realización del sueño que tienen todos los deportistas de participar en unas olimpiadas, los discursos mas hermosos del mundo , a mi juicio, no servirán para justificar la inasistencia a esas citas olímpicas, deporte es deporte, política es política.

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