Ajedrez cubano: siete maravillas olímpicas

Ajedrez cubano: siete maravillas olímpicas

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José Raúl Capablanca
José Raúl Capablanca

Los meses de agosto y septiembre de 1939 transcurrieron con sabor ajedrecístico en Argentina. Buenos Aires se vestía de gala al recibir a los mejores trebejistas del mundo durante la Olimpiada del juego ciencia.

Hasta allí llegaba por primera vez un equipo cubano. Su principal figura, José Raúl Capablanca, se robaba titulares de periódicos. Tanto era el prestigio del campeón del orbe de 1921 a 1927, que algunos como Ernesto Guevara,  reconocían saber de la existencia de la Mayor Isla de las Antillas, gracias al genio antillano que visitaba su país.

Como era habitual, quien también ejercía funciones de diplomático, tuvo un gran torneo y conquistó el oro en el primer tablero, por delante del ruso Alexander Aliojin, el cual casualmente había visitado La Habana en enero de ese propio año.

Paralelo al evento, se realizaba el Campeonato Femenino, donde debutaba también una cubana, María Teresa Mora, que culminaría séptima con 11 puntos, y quien una década después, sería la primera mujer iberoamericana en obtener el título de Maestra Internacional. La legendaria Vera Menchik, con nacionalidad británica, checa y rusa, se pondría la corona.

La historia de preseas en las magnas citas se repetiría en pocas ocasiones para la nación caribeña.

Dubái 1986

Zirka Frómeta
Zirka Frómeta

La ciudad de los Emiratos Árabes Unidos comenzó la tradición de entregar medallas para todos los ocupantes del podio, pues antes solo se otorgaba a los lugares cimeros de cada mesa.

Con las aguas del Golfo Pérsico como testigo, la lid femenina albergó a 49 naciones y por nuestro país sobresalió Zirka Frómeta, al ganar el bronce en el tercer tablero, por detrás de la georgiana Nona Gaprindashvill, la mexicana Yadira Hernández, e igualada con la yugoslava Suzana Maksimovic.

La última ronda resultó en exceso gratificante para la antillana, luego de triunfar ante la subcampeona planetaria, Elena Akhjmilovskaya de Rusia.

Elista 1998

Reynaldo Vera
Reynaldo Vera

Volvería un resultado áureo para nuestro país después de Buenos Aires con Capablanca. Ahora, Reinaldo Vera dominaba invicto en la tercera mesa con el performance más alto de su trayectoria ajedrecística (2 703).

La localidad de Kalmikia en Rusia, donde naciera quien era y es el presidente de la Federación Internacional de Ajedrez, veía incrédulamente las tablas de Vera en la jornada inicial contra un rival proveniente de Yemen del Sur, sin saber que se recuperaría y celebraría por todo lo alto su título de Gran Maestro, que cumplía exactamente ese año, dos lustros.

Dresde 2008

La cita con sede en Alemania traería consigo cambios en cuanto a la conformación de los planteles. Como se mantiene hasta la actualidad, los conjuntos incluirían en sus filas a cuatro jugadores regulares y uno de reserva.

Cuba resaltaría en la mesa cuatro con Oleyni Linares, la cual se agenció el metal plateado sin rendir su rey y con el más alto porcentaje para un antillano en ambos sexos en eventos olímpicos (90%). La polaca Joanna Majdam logró el oro.

Khanty Mansiysk 2010

Yaniet Marreo y Oleyni Linares
Yaniet Marreo y Oleyni Linares

La urbe rusa fue un buen escenario para el equipo femenino cubano. Allí, nuestras muchachas concretaron su mejor actuación en olimpiadas, cuarto escaño, para dejar atrás el octavo alcanzado en Salónica 1988.

De ellas, sobresalió Yaniet Marrero, quien se colgó la presea áurea en la tercera mesa con siete unidades de ocho (seis victorias y dos armisticios).

Las locales Tatiana Kosintseva y Nadezhda Kosintseva se titularon en los dos primeros tableros, en el cuarto lo hizo la ucraniana Inna Gaponenko.

Tromso 2014

La edición en Noruega contabilizó grandes dividendos para Cuba. Primero, los hombres igualaron el séptimo puesto de Novi Sad 1990 y Calviá 2004, mejores posiciones en la historia olímpica para conjuntos masculinos.

En segundo lugar, Isán Ortiz se vistió de plata en el cuarto tablero con seis puntos (5 éxitos, 2 tablas, 1 revés).

Bakú 2016

Leinier Domínguez
Leinier Domínguez

En la difícil mesa principal donde ganara Capablanca en 1939, hoy un antillano se incluyó en el podio, materializando la más grande actuación de un representante de nuestro país después de la Máquina de jugar ajedrez.

Leinier Domínguez (2 720) regresará de Azerbaiyán con la plateada colgada en el pecho. Con un rating performance (Rp) de 2 839 y 7.5 tantos en 10 partidas, el Ídolo de Güines materializó una de las actuaciones más importantes de su vida.

Cinco sonrisas, tres de ellas en el final, y la misma cantidad de tablas, le servirán para sumar a su Elo 15 puntos, lo que debe catapultarlo entre los 25 primeros del orbe.

Si bien la olimpiada no tiene rivales fáciles en la primera mesa, el Ídolo de Güines solo enfrentó a tres trebejistas con Elo superior, Radoslaw Wojtaszek (2 736) de Polonia, Pentala Harikrishna (2 752) de la India y Anish Giri (2 755) de Holanda, frente a los cuales supo mantener la paridad.

Otra de las sorpresas de la lid, fue el oro del georgiano Baadur Jobava (2 665), quien jugó para un impresionante 2 926 de Rp. El bronce quedó en manos del italiano nacionalizado estadounidense Fabiano Caruana (2 808), el cual lo hizo para 2 838.

Los dos grandes candidatos al título decepcionaron. Magnus Carlsen (2 857) de Noruega fue quinto tras Rp de 2 805, y el francés Maxime Vachier-Lagrave (2 813) culminó noveno con 2 775.

 

 

 

 

 

 

 

           

 

 

 

 

 

 

 

 

             

 

 

Acerca del autor

Estudiante de Periodismo.

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