Tala ilegal vs. leyes forestales

Tala ilegal vs. leyes forestales

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La tala ilegal es uno de los problemas más graves que afectan a los bosques primarios tropicales de la Amazonia, la Cuenca del Congo y el Sureste Asiático). También asola las regiones boreales de Rusia y a países como China, Finlandia, Suecia, que son exportadores de madera y, a su vez, compradores de aquella que no pocas veces es talada de manera ilegal en regiones vecinas.

Así lo asegura Greenpeace en su página web, donde afirma que la Unión Europea (UE) es el mayor mercado de productos forestales del mundo y que la madera que allí se comercializa procede, fundamentalmente, de países con “problemas de gobernanza”, es decir, donde se incumplen las leyes, se falsifican  documentos para el blanqueo de madera, el robo de tierras, la tala en tierras públicas y la tramitación de madera ilegal procedente de la deforestación. Incluso algunas madereras han sido acusadas de estar involucradas en violencia e intimidación, con  amenazas de muerte y corrupción.

Estos argumentos condujeron al Parlamento Europeo a aprobar, el 7 de julio del 2010, una ley que prohíbe la presencia de madera de origen ilegal en la Unión Europea (UE). A propósito del tema llegó a nuestra redacción un artículo de Robert Simpson, directivo de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

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“¿Alguna vez ha pasado la mano por una mesa reluciente y se ha preguntado de dónde viene su madera? ¿O se ha preguntado quién cortó los troncos que después se convirtieron en su nueva estantería? ¿O qué árboles se usaron para producir el lápiz que está mordiendo en este momento?”, se pregunta Simpson en su  texto titulado Sobre la importancia de la madera legal.

El también jefe del Programa sobre Aplicación de las Leyes, Gobernanza y Comercio Forestales propone pensar “en todas las personas cuyos medios de vida, historia y futuro giran alrededor de los maravillosos bosques que generan la madera que importamos todos los días”.

De hecho —continúa— la vida de cerca de 1,6 millones de personas depende directamente de los bosques que se extienden a través de América del Sur, África y Asia. Además, miles de millones más de personas tenemos un interés indirecto ya que los árboles absorben y almacenan dióxido de carbono, que contribuye al calentamiento global y al cambio climático.

Pero estos bosques, que van desde Indonesia a Honduras pasando por Ghana, sufren la amenaza de la tala ilegal. A nivel mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Interpol estiman que los delitos forestales suponen entre 30 mil y 100 mil millones de dólares al año, lo que equivale entre el 10 y el 30 % del comercio mundial de madera2.

La denuncia de la institución enfatiza que “El golpe para las poblaciones locales es doble: cuando los bosques se talan de forma ilegal, no solo se amenazan los medios de vida y la seguridad alimentaria, sino que el daño que se crea a las finanzas públicas por los impuestos perdidos por el crimen (que el Banco Mundial estima entre 10 mil y 15 mil millones de dólares de EE.UU. cada año) socava las redes sociales que podrían de otro modo ayudar a las víctimas de estos delitos ambientales”.

“Pero la tala ilegal se puede parar”—afirma Simpson— y, como consumidores, podemos ayudar”.

“La Unión Europea es uno de los importadores individuales de madera más grandes del mundo, y un territorio en el que más de 510 millones de personas utilizan o compran productos de madera todos los días. Este hecho refuerza y da poder a la estrategia de la UE para luchar contra la tala ilegal a través del Plan de Acción sobre Aplicación de las Leyes, Gobernanza y Comercio Forestales (FLEGT, por sus siglas en inglés)”.

El jefe de del proyecto explica que “este plan ofrece incentivos económicos a los países productores de madera que deciden unirse a él, al facilitar el acceso de madera legal y otros productos relacionados a los 28 países de la UE. También protege a los consumidores mediante el establecimiento de normas para garantizar que la única madera disponible en los mercados de la UE, es legal”.

“El objetivo último del Plan de Acción FLEGT es que un comprador en Italia, Alemania o cualquiera de los países miembros de la UE pueda comprar una mesa o una estantería de madera con la seguridad de que es madera “limpia”, es decir, hecha con madera de origen lícito. La forma más fácil de cumplir con este requisito es a través de las condiciones establecidas en los acuerdos de asociación voluntaria (AAV) entre la UE y los países productores de madera.

A través de su AAV, cada país establece una definición legal en función de su legislación aplicable y de sus medios de verificación para asegurarse de que todos los productos proceden de un sistema que se haya probado legal. Se involucra al sector privado, a la sociedad civil y a las organizaciones indígenas en el proceso de los AAV, una condición importante para involucrar a todos en las decisiones,  esencial para FLEGT.

“En lo que supone un importante paso adelante, este mes, Indonesia y la UE acordaron emitir la primera licencia FLEGT del mundo, que ayudará a asegurar que la madera indonesia que llega a la UE se ha talado, transportado, tratado y negociado legalmente. Con suerte, otros países pronto seguirán este camino”.

Simpson asegura que desde la FAO se apoya “la implementación del Plan de Acción FLEGT de la UE, ayudando a los gobiernos y al sector privado en los países productores de madera a mejorar su gobernanza forestal –y a que las personas tomen decisiones y animen a cumplir las medidas sobre el uso, el manejo y la conservación de los bosques”.

También “ayuda a hacer frente a las causas profundas de la tala ilegal a través de mejor gestión y manejo forestales –desde aplicar el Estado de derecho y la igualdad de derechos para las partes interesadas, a una mayor transparencia y responsabilidad en la toma de decisiones”.

A tenor de los “desafíos ambientales que suscita el calentamiento global, la tala de bosques para ampliar las tierras agrícolas, y satisfacer así las necesidades de una población mundial creciente, los países se están empezando a hacer más preguntas durante el desarrollo de sus políticas de manejo forestal: ¿Se utilizan nuestros bosques de manera sostenible? ¿Se conservan para las generaciones futuras? ¿Qué voces se escuchan? ¿Estamos sacando el máximo partido de este recurso natural para nuestra población?”

El funcionario, quien además es economista forestal y especialista en asuntos de gobernanza, afirma que el Programa FLEGT de la FAO “ha proporcionado recursos técnicos y apoyo a más de 200 proyectos en 40 países, trabajando junto a gobiernos, organizaciones asociadas, actores locales y grupos y pueblos indígenas para erradicar la tala ilegal y fomentar el comercio de madera que se produce legalmente y se gestiona adecuadamente”. Y cita los ejemplos de Perú, Filipinas, Ghana y la República del Congo.

“Iniciativas como FLEGT, incluyendo una legislación similar que existe en Australia y Estados Unidos, marcan una diferencia fundamental, y han conseguido que el comercio ilegal de madera se reduzca en un 22 % desde el 2002”.

A su modo de ver “el buen manejo forestal elimina la corrupción y la violencia que puede acompañar a la delincuencia, poniendo fin a un círculo vicioso”.

 

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